Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 05 ago 2016 / 10:18 h.
  • Planta del Grupo Cementos Portland Valderrivas en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra. / El Correo
    Planta del Grupo Cementos Portland Valderrivas en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra. / El Correo

Córdoba, Niebla (Huelva) y Alcalá de Guadaíra (Sevilla) son los tres municipios andaluces que se resisten a tener una planta de revalorización en sus suelos, es decir, a que en la fundición de la piedra con la que se fabrica el cemento, residuos como plásticos, maderas o papeles sustituyan en parte al coque de petróleo que ahora se usa. Este proceso ya se está ejecutando en 28 de las 33 fábricas de cemento que hay en el país, cuatro de ellas en Andalucía, así que el Grupo Cementos Portland Valderrivas ha lanzado una advertencia: su planta en Alcalá de Guadaíra no será competitiva si no ejecuta esta planta y, por tanto, «el bloqueo de su proyecto de valorización pone en riesgo la viabilidad» de una factoría en la que trabajan 200 personas.

Y no es la primera vez que la compañía cementera avisa de que la negativa municipal –respaldada por ecologistas y algunos vecinos– puede afectar al empleo en el municipio y, a la larga, al futuro de esta planta enclavada al pie de la autovía A-92.

En un comunicado, Cementos Portland Valderrivas lamenta la aprobación provisional, en el último pleno ordinario celebrado en el Consistorio de Alcalá de Guadaíra, de la modificación puntual de las normas urbanísticas de su Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que en la práctica tiene como consecuencia «la paralización del Proyecto de Valorización Energética de Residuos de su fábrica». Un proyecto cuyo objetivo era mejorar «la competitividad y viabilidad de la fábrica».

Con esta decisión, el Ayuntamiento local «impide a la compañía ejercer una autorización con la que ya contaba, desde septiembre de 2014, por parte de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta, administración competente en esta materia», recuerda la empresa.

Además, lamenta que esta aprobación provisional haya sido tramitada con carácter urgente «sin haber dado la oportunidad a la dirección de la fábrica de reunirse con el nuevo equipo de gobierno del Consistorio alcalareño, tal como había solicitado formalmente para explicarle la realidad de su proyecto y el grave perjuicio que su paralización puede suponer a la fábrica en términos de viabilidad». «Ésta no podrá competir en igualdad de condiciones con el resto de cementeras españolas y andaluzas que sí han puesto en marcha dicho proyecto», reitera la cementera, que recuerda que esta planta supondría una inversión superior a los dos millones de euros «y tendría, por tanto, un impacto muy positivo en el desarrollo socioeconómico y ambiental de Alcalá de Guadaíra».

Los servicios jurídicos de la compañía barajan ya las distintas posibilidades legales que tiene ahora Cementos Portland Valderrivas para recurrir esta medida, «con la finalidad de impedir la paralización definitiva del proyecto», que consiste en el aprovechamiento del valor calórico obtenido de residuos no peligrosos como combustible alternativo al ya empleado en la producción del cemento –no en su incineración, como defienden algunos colectivos locales–.

Y es que ecologistas y vecinos temen que aumente la contaminación por humos o, incluso, que se propaguen malos olores.

La empresa, en contra, defiende que estos residuos proceden de gestoras que responden a las máximas garantías y controles y que suponen un ahorro en el consumo de combustibles fósiles. «Al mismo tiempo, favorece la lucha contra el cambio climático, ya que el uso de este tipo de combustibles ayuda a reducir las emisiones de dióxido de carbono».

200 empleados y 50 años de historia.

La cementera de Alcalá de Guadaíra es la mayor de Andalucía. Emplea a 200 trabajadores directos y tiene capacidad para producir dos millones de toneladas de cemento al año. La crisis ha reducido en un 85 por ciento el consumo de cemento, de ahí que la alcalareña haya realizado dos ERE y un ERTE en estos últimos años y haya tenido que ir al mercado internacional como tabla de salvación. Por eso la empresa considera clave que se levante esta planta de revalorización (para lo que se crearían 50 puestos de trabajo en la fase de obras), puesto que competirían en igualdad de condiciones con otras cementeras que ya tienen. La planta opera en Alcalá desde hace más de 50 años. ~