Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 02 jun 2018 / 20:26 h.
  • Francisco Javier Ruiz Naranjo es gerente de la empresa Seagro, cuya sede central está en Marchena. / M.M.
    Francisco Javier Ruiz Naranjo es gerente de la empresa Seagro, cuya sede central está en Marchena. / M.M.

sevilla

La empresa nace en 1978 ¿Cuál es la clave del éxito?

—La seriedad, honradez y técnicamente estar innovando constantemente.

—¿Cómo nace Seagro?

—Terminé la carrera de ingeniero técnico agrícola en el 76 y tenía dos o tres ofertas de trabajo, aunque debía hacer el servicio militar. Durante ese tiempo le di vueltas a esta idea y cuando vine lo hablé con un amigo, José Manuel Cortes, y empezamos el negocio los dos solos. Hemos ido creciendo y empezamos a crear empresas paralelas para aprovechar las sinergias y conocimientos.

—¿A qué se dedica la empresa Seagro?

—Al servicio agrícola, fundamentalmente a la venta y distribución de maquinaria, productos fitosanitarios, abono y semillas, así como el asesoramiento técnico. Esos fueron nuestros comienzos. No somos meros vendedores, Seagro es una empresa de servicios: visitamos a los clientes y los cultivos, estudiando sus necesidades.

—¿Con el paso de los años Seagro ha dado fruto en otras compañías?

—La norma ha sido crear un departamento dentro de Seagro, desarrollarlo y, cuando tiene una entidad, darle vida propia. Así se creó en 1993 Amarillo Corn, que se dedica a la producción y comercialización de maíz dulce y otras hortícolas. Tenemos dos líneas una convencional y otra ecológica. En 1995 nació Seanto, una empresa de servicios integrales para control de la vegetación tanto en la industria como vía férrea, carretera y forestales. Hay dos departamentos más, Seagro Center y Seagro Plantaciones, que pronto serán mayores de edad.

—¿Cómo han evolucionado en estas décadas?

—Adaptándonos a las nuevas técnicas. Somos pioneros en el manejo de resistencias, plantaciones de olivar superintensivo, principalmente en secano, la siembra directa y la agricultura de precisión, que es un nuevo concepto agronómico, que ofrece la posibilidad de manejar la finca en micro parcelas. Utilizando tecnología GPS, sensores de producción e imágenes del satélite, nos permite optimizar la gestión agrícola desde un punto de vista tanto ambiental como económico. Mientras más información, más se puede optimizar. Toda esta tecnología es útil y nos permitirá ahorrar en recursos, pero en el campo hay una verdad que no debemos olvidar: al campo no lo engaña nadie y él no se queda con nada de nadie. Trátalo bien y te lo devolverá con creces.

¿Cómo están implantando estas técnicas?

—Es puntual porque cambiarle el paso al agricultor es difícil aunque, una vez que está convencido, se entrega a muerte.

—¿Cómo llevaron la crisis?

—En el campo la crisis económica se nota menos. Aquí la crisis es la sequía. Tuvimos una en 1992 y otro retroceso en 2012. Ésta última fue criminal y pasamos casi a la mitad de facturación: De nueve a cinco millones y medio. Las empresas de servicios tenemos inconvenientes que a su vez en época de bonanza es una ventaja: al dar muchos servicios y tener bastante personal se notan los momentos de crisis. Hicimos un ERTE durante seis meses en 2012 y, una vez superado, se volvió a la normalidad. Siempre no se gana.

—¿Cual fue la facturación de 2017 y dónde venden?

—La facturación fue de 13,5 millones de euros. El 80 por ciento son clientes directos, es decir, agricultores. El 20 por ciento restante se reparten entre cooperativas y distribuidores. Nuestros clientes están en la campiña sevillana aunque también en Córdoba, Málaga o Huelva. Ahora estamos haciendo algo en Portugal, donde vendemos unos 400.000 euros.

—¿Previsiones para el 2018?

—En facturación igualaremos o subiremos algo. En enero y febrero, como no llovía, no se trataba el trigo y en marzo y abril por la lluvia no hemos podido terminar. Este año se nos han echado a perder algunas campañas.

—¿Cuantas personas componen Seagro?

—Somos 35 personas. En Marchena está nuestra sede central y tenemos almacén colaborador en Montellano y empresas asociadas en Carmona, Paradas, Arahal o Morón de la Frontera.

—¿Cuales son las previsiones agrícolas de este año?

—De olivar buena aunque para nosotros empezó mal. Cuando no hay plaga le decimos al cliente que no trate, nos basamos en la honradez.

—¿Cómo se enfrentan a la xylella fastidiosa?

—La xylella es una amenaza que está ahí y esperemos que no llegue. No hay medios para atajar la enfermedad aunque sí hay para luchar contra los insectos vectores.

—Otro gran problema hoy día es la plaga del picudo rojo

—Palmeras canariensis no quedará ninguna porque es la que le gusta más. Sin embargo, la fénix aguantará. Hemos tenido éxito en algunas fincas pero al final caen. Todo lo que se hace es preventivo y te ayuda a alargar la vida de la palmera pero la plaga, al final, triunfa.

—¿Cómo afectan los agroquímicos en los alimentos?

—La mayoría de los productos que se utilizan en agricultura han pasado más controles que cualquier alimento y tienen una toxicología bajísima. Si utilizas el producto recomendado, en la dosis recomendada y respetando los plazos no tienes por qué tener residuos.

—¿Por dónde pasa el futuro?

—Queremos seguir desarrollando la agricultura de precisión. Ahora estamos en un proyecto nuevo que trata de optimizar el agua en el olivar con una cámara de presión. Por otro lado, una de las bases de la agricultura del futuro es la diversificación de cultivos. Eso es bueno para todo el mundo: para el agricultor porque diversifica en el riesgo económico y deja descansar la tierra de un cultivo y también para nosotros, ya que se alarga la época de trabajo. ~