Tan solo una semana después de que haya muerto el primer juzgado por un caso de robo de bebés durante ese oscuro otoño del patriarca que supusieron los últimos lustros del franquismo, el doctor Eduardo Vela -director de la madrileña clínica San Ramón-, el escritor sevillano y residente en Los Palacios y Villafranca Juan Clemente Sánchez cierra hoy la III edición de la Feria del Libro de este municipio con la presentación de su última novela: La niña que nació sin cuerpo, editada el mes pasado por Almuzara y que novela una historia “donde el autor, sin demagogia, desde el compromiso de escritor con la palabra y su tiempo vivido, va narrando las existencias rotas de los de abajo”, como dice en el prólogo Francisco Vélez Nieto, que analiza, por otro lado, la historia de aquellos bebés robados en los hospitales gracias a la complicidad de tanta gente con bata, desde médicos a monjas, y al silencio de otros tantos, narcotizados por la ignorancia, la confusión, el miedo o el egoísmo.
¿Realmente nacían muertos los niños en aquella institución o eran fruto de los robos para posteriormente entregarlos a familias adineradas? Esa es la pregunta de la realidad y también de la ficción, pero Juan Clemente no la contesta pensando solo en lo que ocurría con los recién nacidos llevados en volandas por tantos intereses compinchados al seno de familias pudientes, sino en lo que dejaba de ocurrir en las familias de donde eran extirpados; en las madres, como Margarita Corrientes, que acababan imbuidas por una espiral de locura que podía terminar con ellas incluso en un manicomio; en los padres, como Francisco García, que terminaban dudando absolutamente de todo, incluso de sí mismos, en ese trayecto casi valleinclanesco, esperpéntico, por el que cada cual tuvo que pasar sin estar seguros jamás de que no eran los culpables de tanto montaje moral. La novela de Clemente no solo pone el acento de su reflexión literaria en el meollo de la cuestión delictiva, sino en las fantasmagorías de tantas víctimas que aquella época dejó en el tintero de la prensa, de la historia y de la verdad, ni revelada ni rebelada.
La niña que nació sin cuerpo es una novela que trasciende una trama específica para jugar con los límites del ensayo, del monólogo interior de personajes que asumen las tradiciones novelescas y teatrales de la modernidad, la reflexión de un autor que se siente incómodo en los corsés a los que nos acostumbran los géneros. Con todo, la galería de personajes desgraciados que atraviesan la novela desde la investigación de Encarnación García Corrientes, quien pudo ser hermana de aquella niña que nació sin cuerpo, no deja lugar a dudas sobre la ambiciosa pretensión de su autor: construir un gran retablo en el que la palabra, los chispazos de recuerdos comunes, la intertextualidad entre los mejores retratos de la literatura y las más escalofriantes crónicas del periodismo homenajeen a tantos “excluidos bajo el mismo sino, humillados y ofendidos, equilibristas en el trapecio de la vida de espaldas a la suerte de la oferta y la demanda, que pueden encontrar en un contenedor de basura un recién nacido abandonado”, como señala Vélez Nieto, que esta tarde, a partir de las 19.45 horas, también acompañará al autor en el colofón de esta feria dedicada, en parte, a la memoria del escritor palaciego Joaquín Romero Murube, de quien se cumple este año medio siglo de su fallecimiento, el 15 de noviembre de 1969.
Juan Clemente, también poeta y autor de la novela La rebelión del olvido (Huerga y Fierro, Madrid, 2001), que sirvió de documentación para El Canal de los Presos (1940-1962) (Crítica, Barcelona), es miembro de la Ronda Andaluza del Libro, del Centro Andaluz de las Letras. Esta tarde firmará ejemplares de su nueva obra.