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Actualizado: 10 ene 2023 / 04:00 h.
  • Castillos de las Aguzaderas en El Coronil.
    Castillos de las Aguzaderas en El Coronil.

La historia del Castillo de las Aguzadoras no es desconocida, de hecho son muchos los que se han acercado a conocerlo por el «reclamo» de su fantasma, el presunto «Caballero Oscuro» o una dama que vaga por el lugar. En un raído y viejo cartel de la Junta de Andalucía puede leerse al respecto: «Historias arraigadas y dramáticas, se cuenta que en el Castillo puede verde a media noche la sombrea de un guerrero haciendo la ronda por el adarve aguardando eternamente el retorno de un amor perdido para siempre».

A este particular José Garrido, cronista de esta localidad sevillana cuenta: «Conocemos el nombre de la única persona enterrada en el patio de armas de Las Aguzaderas. Es una mujer y se llama María Rodríguez. Cuando las fiebres pestilentes de 1800, María Rodríguez vive en Las Aguzaderas. ¿Qué hace allí? ¿Ha sido encerrada allí por enferma? La cosa es que está enterrada en el ruedo del castillo, y que, por lo tanto, si Las Aguzaderas tienen un fantasma, el fantasma es el de una mujer, y casi reciente».

Del castillo de El Coronil, o de las Aguzaderas se sabe que data del siglo XIV, de los años 1348 y 1355. Se conserva en un más que aceptable estado y a poca distancia de lo que es la localidad. Recio y tipo fortaleza tenía encomendada la misión de proteger el manantial de la fuente de las Aguzaderas o Abuzadera.

En torno a las historias que se cuentan en este mismo punto también se dice que esconden un fabuloso tesoro pero que no se podrá desvelar a nadie salvo a aquel que coma una granada sin desperdiciar un grano y lo haga sentado a las doce en punto de la Noche de San Juan sentado en lo más alto de las Torre del Homenaje.

Así, entre Historia, mitos y leyendas comienza una investigación en un punto que ya me comunicó de su interés dentro de lo paranormal por mi amigo Fede Padial. Así, tras un viaje a Setenil de las Bodegas, hicimos una parada en este punto y comenzó una importante investigación, con la calma requerida y el equipo adecuado.

Lo primero que llamaba la atención era la quietud que se respiraba en este lugar, sólo turbada por los ruidos de la Naturaleza y pese a la cercanía de la carretera no se filtraban sonidos que fueran apreciables en las grabaciones. Dispusimos varios detectores tipo rem-pod -detector múltiple- así como un geófono, un ordenador portátil conectado a un micrófono de alta sensibilidad que registraba la grabación on-line, termómetros profesionales y grabadoras y así como vídeo que registrara lo que de extraño pudiera suceder en esta investigación.

La primera hora fue infructuosa pero comenzó a caer la tarde-noche, calurosa, y se comenzaron a registrar importantes bajadas de temperaturas que estaban en torno a los 6ºC.

En ese momento fue cuando un detector de presencia comenzó a saltar, detectores que sólo lo hacen si se tocan directamente o si algo está a un centímetro de distancia.

En ese momento es cuando registramos en nuestro ordenador un primer «salto» que nos indica que algo se ha registrado y que esa como el sonido de unas pisadas que no eran provocadas por nadie.

Lo segundo fue en las grabadoras una voz lejana de mujer que parecía quejarse, un «¡Ay! ¡Ay!» continuo que, evidentemente no era de nadie físico. Fue entonces cuando la «Spirit Radio» comenzó a lanzar mensajes muy claros: «Amor,« «Muerte», «Honor», «Caballero», «Plaga», «Aquí vivo yo», «No haced eso», mensajes que tenían una clara significación en el punto que estábamos y que también eran coherentes con lo que se contaba del sitio.

Elegimos las escaleras y torre del homenaje y el patio donde estaría enterrada la dama, María Rodríguez. En la torre no se captó nada anormal pero en el patio si se registró una mimofonía como de golpe seco y un par de psicofonías importantes, la primera decía «Dolores» y no sabíamos si era nombre y malestar, la segunda psicofonías nos lo aclaró todo un poco más cuando indicó: «Fuertes».

Puede que fuera el motivo por el que murió y que ya contara el cronista de la localidad o, tal vez, sea otra razón u «otro fantasma» como nos indicaba un habitante del pueblo que paseaba junto a su perro por las inmediaciones.

Este hombre, Juan, nos dijo: «Aquí se cuentan muchas cosas del castillo, yo una tarde, como hago siempre, saco a pasear a mi perro y me acerco aquí, y vi una especie de silueta negra en la torre, pensé que era alguien en aprietos y entré pero no había nadie, pensé que, tal vez, habría sido el «Caballero Oscuro» del que se habla».

Nosotros no captamos la presencia de este pero si esos sonidos que nos indican que en este Castillo se producen hechos que merecen una mayor investigación y tratar de resolver su misterio.