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Actualizado: 17 sep 2021 / 11:18 h.
  • Cuando la Medicina Estética puede evitar entrar en el quirófano

En nuestro país, alrededor de medio millón de personas se somete cada año a una operación de cirugía o tratamiento estético. De una forma u otra, tanto los médicos como los pacientes, son cada vez más exigentes y buscan mayor seguridad de los productos empleados y efectos a largo plazo.

Ahí es donde la farmacogenómica ha evolucionado tanto que los productos empleados ahora son biocompatibles, hipoalergénicos, y se integren en nuestros tejidos. Tanto es así, que en los últimos tiempos la Medicina Estética está consiguiendo evitar que la transformación de nuestro cuerpo con finalidades estéticas o por corrección de alguna patología entre en quirófano, reduciendo el riesgo y el tiempo de recuperación.

Remodelación de los glúteos

Por ejemplo, de forma tradicional, para mantener la firmeza, la elasticidad o el volumen de los glúteos hemos echado mano del ejercicio físico o de las dietas. En el caso de los pacientes que sufrían algún tipo de atrofia muscular que les impedía desarrollar los glúteos, la única solución para equilibrar y remodelar esta parte del cuerpo era pasar por la cirugía.

Ahora se presenta en Sevilla a nivel europeo, en el marco de las III Jornadas Hispalenses de Medicina Estética, un ácido poliláctico, Lanluma, que consigue resultados comparables a la cirugía de glúteos, eso sí, con un mínimo riesgo para nuestra salud y un menor tiempo de recuperación, como recuerda la doctora Soledad Lagüéns.

Los resultados con Lanluma alcanzan hasta los dos años. Solo requiere anestesia local, con lo que se reducen las contraindicaciones de la anestesia general y resulta prácticamente indoloro.

El empleo para mejorar la apariencia de los glúteos es novedoso, pero este ácido se usa en medicina desde hace más de 20 años, tanto en suturas reabsorbibles como en el tratamiento de la flacidez facial.

Otro de los avances farmacológicos que puede impedir pasar por quirófano se refiere a los nuevos voluminizadores faciales, especialmente el Ácido Hialurónico y la Hidroxiapatita Cálcica, ambas de uso principalmente facial. La evolución de estos productos y el conocimiento profundo de ellos está permitiendo realizar un abordaje de los signos del envejecimiento, desde la dermis superficial al tejido de soporte óseo, imposibles de corregir sin la realización de procedimientos quirúrgicos. Estos rellenos, cada vez más adaptados a nuestros tejidos, aportan resultados progresivos, naturales, sin tiempo de baja y, lo más alentador, reversibles, como en el caso del Ácido Hialurónico.