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Actualizado: 19 jun 2022 / 04:00 h.
  • Una enfermera prepara una vacuna contra la covid-19, en una fotografía de archivo. EFE/Michael Reynolds
    Una enfermera prepara una vacuna contra la covid-19, en una fotografía de archivo. EFE/Michael Reynolds

El Ministerio de Sanidad ha dado ya por hecho que habrá una cuarta dosis de la vacuna anticovid para toda la población, aunque los estudios sobre su eficacia son hoy por hoy muy limitados y no está avalada por ningún organismo. Sin contar con que la tercera la tiene solo la mitad de los ciudadanos.

Son las principales reticencias que los expertos consultados por Efe muestran al mensaje transmitido esta semana por la ministra de Sanidad, Carolina Darias, de que «habrá una cuarta dosis para toda la población» sin que esta indicación haya sido aún aprobada, ni siquiera estudiada, por los expertos de la ponencia de vacunas ni por la Comisión de Salud Pública.

«Intuir ya para el otoño una vacunación sistemática para toda la población es un paso que no se debe dar hasta que tengamos más evidencias científicas», señala el vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Fernando Moraga-Llop.

«No hay datos epidemiológicos, clínicos ni razón inmonológica para ello», añade Eva Martínez Cáceres, vicepresidenta de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).

«Ahora mismo, el acuerdo que hay es con lo que ha establecido la ponencia de vacunas, y es que se administre en otoño la cuarta dosis a las poblaciones vulnerables, es decir, personas de residencias y mayores de 80. En ellas es absolutamente conveniente», recalca Ángela Domínguez, coordinadora del Grupo de Trabajo de Vacunación de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).

Solo para mayores de 80 y usuarios de residencias, por ahora

Es por ello que las palabras de la ministra, que además apuntó al «otoño» como fecha «probable» - es cuando llegarán las vacunas adaptadas a ómicron-, generaron un gran revuelo: hacía solo una semana que la Comisión de Salud Pública había recomendado el segundo pinchazo de refuerzo solo para este colectivo para dárselo «en el momento más apropiado según la situación epidemiológica».

Fuentes de su departamento puntualizaron después que esta es la única recomendación vigente en la actualidad, aunque mantuvieron que habrá cuarta dosis para todos los ciudadanos siguiendo el mismo esquema que se ha mantenido toda la campaña: empezar por los más mayores e ir descendiendo por franjas de edad. Por tanto, cuarta dosis para todos dí, pero sin fecha definida.

Tres días antes, el director del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, había dicho en Valladolid que «los datos que manejamos en España indicarían que, aunque no es descartable, quizás no sea necesaria, al menos por el momento».

Algunas comunidades también saltaron contra el anuncio de Sanidad: fue el caso de Madrid y Castilla y León, que recordaron que no existe una evidencia del beneficio de una cuarta dosis para toda la población.

Ampliarla a los mayores de 60, no más

Para Moraga-Llop, «descender por debajo de los 60 años no tiene ni la suficiente evidencia científica ni es razonable». Y marca este límite porque es el que se ha establecido para enmarcar los grupos de riesgo sobre los que ahora se mide únicamente la incidencia.

Sostiene además que este cuarto pinchazo debe administrarse a los más vulnerables aun cuando se hayan infectado tras la tercera. «Cinco meses es un tiempo razonable, o al menos tres para personas de mucho riesgo», matiza.

Martínez Cáceres coincide en que «desconocemos las evidencias de cualquier tipo para sustentar esta decisión». La inmunóloga explica que la respuesta inmunitaria de las personas inmunocompetentes «sigue siendo evidente», tal y como demuestran los estudios de seguimiento publicados.

Para personas inmunocomprometidas, la únicas que desde hace meses están recibiendo su cuarta dosis en España, apuesta por estudios de respuesta individuales para valorar su necesidad. En todo caso, «lo ideal serían formulaciones y antígenos en nuevas vacunas».

«Hay que valorar la situación epidemiológica, qué vacunas tenemos y qué uso podemos darles cuando las tengamos», agrega Domínguez, quien en su caso cree que, si los datos empeoraran, podría adelantarse la segunda dosis de refuerzo para los más vulnerables antes del otoño sin esperar a las reformuladas que están preparando Pfizer y Moderna, además de la española Hipra.

¿Cuáles son las evidencias?

¿Cuáles son las evidencias a las que tanto aluden los expertos? La que existe sobre los efectos de la cuarta dosis proviene en gran parte de Israel, que es la que llevó a la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) a considerar, a principios de abril, que era «demasiado pronto» para considerarla en la población general.

Ambos organismos respaldaron su uso en adultos mayores de 80 años, pues «no hay pruebas claras» en la UE de que la protección contra los casos graves de COVID-19 esté «disminuyendo sustancialmente en adultos con sistemas inmunitarios normales de 60 a 79 años» y, por lo tanto, no hay evidencias que «respalden el uso inmediato de una cuarta dosis».

Un mes después, la OMS dictaminó que el segundo refuerzo debe estar dirigido por el momento únicamente a personas con la inmunidad debilitada y mayores. «No hay datos específicos que justifiquen recomendar la cuarta dosis de manera más amplia».

«Los estudios que ahora tenemos son limitados, pero sí indican que la cuarta dosis reporta beneficios», sostiene Domínguez, quien insiste en que en estos momentos, no obstante, «la previsión es proteger a los más vulnerables». Más adelante, en función de la disponibilidad de vacunas y la situación epidemiológica, «se valorará si se vacuna a más grupos de edad».

Insistir antes en la tercera

En enero, la Comisión de Salud Pública acordó ampliar la tercera dosis a todos los mayores de 18 años para tratar de atajar el avance imparable de ómicron; desde entonces, la cobertura ha alcanzado -y estancado- en algo más del 53 %, según los últimos datos publicados ayer por Sanidad.

«Hay un porcentaje muy elevado de personas que no se han puesto la tercera dosis, ¿por qué no se ha insistido durante todos estos meses en ella?», se pregunta Moraga-Llop.

Las diferencias son abismales en cuanto a franjas de edad: en mayores de 60 años supera el 90 %, pero después va cayendo sucesivamente por edades: el 78 % en el grupo 50-59; al 62,5 % en el de 40-49; al 46,4 % en el 30-39; al 39,7 % en el de 20-29; y al 26,31 % en el de 18-19 años.

«Hay que aumentar la cobertura de la tercera dosis y aquí hay que hacer esfuerzos. Lo importante es reforzar los mensajes para que las personas que no se la hayan puesto se la pongan ,además de hacer un seguimiento de la enfermedad y plantearse, cuando haya una buena cobertura de tercera dosis, ir bajando», concluye Domínguez.