Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 02 jun 2020 / 04:00 h.
  • Esperanza Martínez en su pescadería. / El Correo
    Esperanza Martínez en su pescadería. / El Correo

Esperanza Martínez Baeza es una autónoma que regenta la ‘Pescadería Espe’. Lleva desde los 16 años dedicada a este oficio, la segunda generación después de su padre Manuel, que le ayuda cuando puede en su negocio. Empresaria innovadora que no se ha visto afectada en su negocio por la crisis de la pandemia, ya que incluso ha aumentado el número de la clientela. Señala que los sevillanos tienen la costumbre desde hace años de consumir pescado, sobre todo frito, aunque empieza a haber una tendencia a tomarlo a la plancha. Como dice Espe el que más se come es el ‘sota, caballo y rey’: acedía, pijota, boquerón, choco y pescada.

¿Cuándo montó su propio negocio?

En diciembre de 2015 comencé a funcionar con mi propia pescadería, situada en la popular barriada de La Juncal. Yo había trabajado antes, por cuenta ajena, como empleada en una pescadería del Parque Alcosa, en la que estuve 15 años. Luego me independicé, montando mi puesto.

Su padre también era pescadero y ahora usted, la segunda generación en el oficio.

Sí, desde los 16 años estoy dedicada a este oficio, colaborando con mis padres que siempre han tenido pescadería. Yo he aprendido de ellos a limpiar y cortar el pescado. Este negocio se estudia o se trae de fábrica y yo lo tengo en los genes. Soy de la segunda generación y, ahora, con mi sobrina continuará con la tercera.

¿Cómo le va el negocio con la pandemia? ¿le ha afectado como autónoma la crisis?

Pues durante los dos primeros meses del coronavirus he tenido más clientela, el negocio incluso ha ido mejor. Al no estar trabajando la gente por el confinamiento, me ha conocido mucha más gente del barrio y ha aumentado el consumo de pescado en las casas. Ten en cuenta que muchas personas que trabajan por la mañana compran habitualmente por las tardes en los supermercados, incluido el pescado. Mi clientela es muy variada, la mayoría son particulares de La Juncal y de otros barrios. Puedo decir que no me ha afectado porque yo prácticamente no surto de pescado y marisco a los bares y restaurantes. A otros compañeros sí porque vivían de los encargos de la hostelería.

¿Qué pescados consumen más los sevillanos?

Pues el ‘sota, caballo y rey’, como digo yo: acedía, pijota, boquerones, choco y pescada. También he notado que la clientela pide ahora más género para consumirlo a la plancha, como son las doradas, la lubina o el pez de espada.

¿Quiénes toman más pescado?

En general las personas mayores comen más pescado. Una vez, mínimo a la semana, consumen pescado los jóvenes.

El pescado es un alimento muy recomendable y saludable. ¿En Sevilla hay costumbre de consumir pescado?

Sí, claro. A la gente de Sevilla le gusta comer pescado. Aquí siempre se ha consumido mucho, sobre todo frito. La mayoría de las personas lo toman como segundo plato. Como he dicho antes, hay una tendencia cada vez mayor a tomar los pescados a la plancha. En la compra es importante gastarse el dinero en un buen pescado porque es invertir en salud y calidad de vida.

«Cada vez hay menos puestos de pescadería por la competencia de los supermercados»
Esperanza Martínez. / El Correo

Además de pescado, al sevillano también le gusta el marisco.

Desde luego que gusta. Nosotros vendemos y cocemos marisco bueno. La gamba blanca de Huelva, la gamba roja de Granada, las cañaíllas, las cigalas, la almeja gallega, las coquinas, las patas grandes de cangrejo, etcétera. Además de marisco vivo por encargo, como por ejemplo el bogavante, el buey de mar o el centollo.

¿Cuántas pescaderías puede haber en Sevilla?

Lo que te puedo decir es que cada vez hay menos, debido a la competencia de los supermercados y las grandes superficies. El género que vendemos en las pescaderías no tiene nada que ver porque en los puestos tenemos más calidad, ya es que es un producto diario. Eso de que los supermercados tienen sus propios barcos no es así. Muchos supermercados piden el pescado con dos días de antelación, mientras que los que tenemos puestos propios lo compramos por día.

¿De dónde viene el pescado que consumimos?

En Mercasevilla entra pescado de todos lados, de Italia, de Portugal, de Marruecos y, por supuesto, de España. La gente valora más el pescado de España y, en particular, de Andalucía porque es de mejor calidad. Por ejemplo, no es igual un boquerón de Cádiz que el italiano; o una gamba blanca de Huelva que una griega. Siempre hay que tener presente la etiqueta de la procedencia.

Para conseguir buen género y variado me imagino que tiene que madrugar mucho, ¿no?

Sí, me tengo que levantar muy temprano para ofrecer a mis clientes lo mejor y muy variado. Me levanto a las 4 de la mañana y voy a Mercasevilla que abre a las 5. Todos los días acudo a comprar género fresco, ten en cuenta que mi pescadería abre de martes a sábado, desde las 9 de la mañana hasta el cierre al mediodía. En mi puesto puedes ver desde berberechos hasta huevas de choco y de merluza, pasando por pijotas de Sanlúcar, salmonete, salmón, pez de espada, acedías, caella, atún, calamares, chocos, caballas, chirlas, doradas, lubinas, truchas, filetes de rosada, pescada de pincho, pulpo, boquerones, lenguado... y marisco cocido para caprichitos.

Pues sí que es un oficio sacrificado. ¿Por la tarde duerme la siesta para reponer fuerzas?

Sí, que lo es, pero tiene sus compensaciones. A mí me encanta el trabajo que hago, el contacto con el público. Para atender a la clientela hay que tener un capote grande para torear, ya que hay gente para todo. Yo de pequeña era muy vergonzosa y una vez me dijo mi hermana esta frase que nunca olvido y la aplico diariamente en mi negocio: “Detrás del despacho mandas tú”. Por las tardes me acuesto mi siesta para descansar un ratito.

¿Cada vez hay más mujeres trabajando en las pescaderías?

Pues sí, cada vez hay más porque las mujeres aguantamos más, tenemos mucho aguante.

Es usted su propia empresaria y, además, innovadora.

Hay que innovar en los negocios. Todos los días les mando a mis clientes por la mañana, vía wasap, un vídeo con todo el género que tengo y les digo 'Buenos días, mira qué puesto más bien puesto', después de acabar de colocarlo. Mi padre también colabora algunas veces en los vídeos porque hace un pregón con mucho arte y a la gente le gusta escucharlo con frases como 'Vámonos miarma. Tenemos de to. Tenemos pulpo, tenemos cazón, tenemos sardinas y también boquerón'. También dispongo de la aplicación Bizum para facilitar el pago a los clientes. Además, son muy habituales los encargos por teléfono. Una de mis señas de identidad, además de la calidad, es la variedad. Hay que tener variedad porque la gente se cansa de ver siempre lo mismo. Una parte de mi clientela, algo más minoritaria, también me demanda alimentos precocinados; así que me adapto y les vendo croquetas de gambas al ajillo, la pavía de bacalao o croquetas de merluza que hace mi padre.

He oído en ocasiones a algunas personas comentar que no compran pescado fresco por no tener que limpiarlo.

Yo les doy a toda mi clientela el pescado limpio, no me lo tienen que pedir, ya que siempre lo hago. Es verdad que no suele gustar limpiar el pescado, porque puede resultar desagradable o quita tiempo en su preparación. Pero ya te digo que en mi caso el cliente se lleva el pescado arreglado.