El Alcázar de Sevilla es una fortaleza que está asentada sobre un asentamiento romano y, posteriormente, sobre uno visigodo aunque serían los musulmanes, en el año 720 d.C. quienes lo utilizarían como palacios para sus gobernantes y, tras la Reconquista, por los monarcas castellanos.
El origen de la construcción del Alcázar de Sevilla se pierde en la noche de los tiempos si bien existen referencias de él cuando junto al mismo discurría el curso del río Tagarete, se cree que pudo ser un palacio o fortaleza romana que pudo haber sido tenido uso militar durante las invasiones bárbaras.
Sobre el Alcázar se escribió: Talubi fue el arquitecto de mi obra, y maestro mayor. Fue venido de Toledo con los demás maestros toledanos, a mi Palacio y atarazana de Sevilla. Yo el rey Nassar, por la gracia de Dios”, corría el año 1181.
En los Reales Alcázares encontramos la perfecta fusión entre lo que es la Naturaleza y lo que es la arquitectura. Así en el Alcázar tenemos una buena muestra de la arquitectura y arte árabe, una bella muestra del sutil equilibrio entre la Naturaleza y el hombre. Muestra de todo ello son sus esplendidos jardines, sus hermosos salones, sus increíbles patios, el recinto palaciego y el conjunto amurallado que nos refleja la importancia de este edificio a lo largo de su historia.
Una de las zonas más conocidas es el aljibe, bajo el Patrio del Crucero y llamado «Baños de María Padilla», según la leyenda era allí donde María de Padilla se reunía con el rey Pedro I y se bañaban juntos dando rienda suelta a sus instintos amatorios....
Otro punto importante es el Patio de las Muñecas donde hay que buscar las nueve caras talladas... Una pista: busque entre las columnas. Encontrarlas, dicen, trae suerte.
Igualmente destacado es el Patio de las Doncellas por ser el sitio donde l los gobernantes musulmanes de Sevilla pedían a los reinos cristianos norteños 100 doncellas vírgenes. Uno de los mitos más extendidos y que se usó para justificar la guerra con los musulmanes.