El último libro Juan Rada recoge los grandes crímenes publicados por El Caso en sus 35 años

El veterano periodista Juan Rada (Pamplona, 1945) -fue director del mítico semanario de sucesos El Caso en su última etapa-, acaba de publicar Grandes casos de la crónica negra. 2020 año de aniversarios criminales. Su último libro aporta nuevos datos y testimonios desconocidos de los crímenes más impactantes cometidos en la España de las últimas décadas. El autor narra la denominada ‘crónica negra’ en estado puro y es que la historia de un país también se refleja a través de sus crímenes. Cada uno de los capítulos -acompañados de reproducciones de portadas de El Caso-, están dedicados a ‘Casos sin resolver’, ‘Crímenes impactantes’, ‘Casos censurados’, ‘Criminales famosos’, ‘Casos resonantes’, ‘Ellas matan mejor’ y ‘Crónica negra en el cine’. Rada nos confiesa que su caso de cabecera es el asesinato de los marqueses de Urquijo, al que más tiempo le ha dedicado y el más mediático desde que llegó la democracia.

Juan Rada aclara a El Correo de Andalucía que su libro se podría haber titulado Los grandes casos de El Caso", "puesto que recojo lo más destacado de lo publicado a lo largo de sus 35 años de existencia, con las portadas de entonces y actualizados los datos en lo posible. La obra se remata con un apartado final, "El Caso, una historia de película", donde cuento el nacimiento, desarrollo y final de dicha publicación".

En la introducción del libro se indica que 2020 es un año de aniversarios, ya que se cumple 40 del asesinato de los marqueses de Urquijo, "así como de otros importantes crímenes sin resolver o con sentencias que dejaron bastantes dudas. La matanza de Los Galindos (45 años) o un magnicidio ocultado en un cementerio navarro (55), ambos sin resolver". Se citan varios más que tuvieron gran impacto en la sociedad española como la masacre de Puerto Hurraco (30 años), la orgía satánica en Tenerife (59), la niña fratricida de Murcia (55), el inicio de las muertes en la Casa Maldita de Madrid (75), el Sacamantecas de Gádor (110) y otros sangrientos casos que marcaron una época.

Según se recoge en la publicación, su contenido "es un viaje a lo más profundo del delito", que se inicia con las portadas de El Caso y el texto se desarrolla hasta la actualidad, destacando incluso la pugna que tanto en dictadura como en democracia se ha mantenido con el poder para difundir tales sucesos. "Y es que, en demasiadas ocasiones, los gobernantes parecen ignorar lo de que difundir el crimen es la mejor forma de combatirlo". Es un libro imprescindible para conocer los sucesos más sangrientos que se han cometido en la España del siglo XX y, por tanto, reflejo de su reciente historia que también se manifiesta a través de sus crímenes. Como bien dice Juan Rada, con este libro "estamos haciendo historia de la crónica negra española".

De los siete capítulos que componen el libro uno de los más interesantes es el de los ‘Casos sin resolver’, como son los de los Marqueses de Urquijo (en agosto de 1980, en su vivienda de Somosaguas, ejecutaron cuando dormían de un tiro en la nuca a Manuel de la Sierra y de disparos en la nuca y el cuello a María Lourdes Urquijo. Fue encarcelado el yerno, Rafael Escobedo, como autor material -aunque hubo más cómplices- y murió aparentemente por causa de suicidio), Los Galindos (quíntuple crimen ocurrido el 22 de julio de 1975 en un cortijo del pueblo sevillano de Paradas; tras casi 15 años de silencio, el hijo del dueño de la finca ha decidido reconocer la implicación de su familia), desapariciones y mafia policial (los casos del 'Niño de Somosierra' y el 'Niño pintor de Málaga' y 'El Nani' un joven muerto por la mafia policial), el crimen de la tinaja (el misterio de una joven estrangulada que apareció en 1969 en una tinaja de una casa abandonada en las afueras de Madrid) y el enigma de las tres copas (en 1956, en una playa de Mazarrón un pescador descubrió en la arena los cadáveres de dos hermanos, un hombre y una mujer, naturales de Haro).

Juan Rada nos comenta que sigue habiendo censura sobre el caso de los Marqueses de Urquijo: "Parece que hay un velo. Incluyo en Grandes casos de la crónica negra las declaraciones últimas que me hizo Javier Anastasio, la otra persona que estuvo con Rafi Escobedo en el lugar del crimen. Anastasio siempre ha dicho que fue encubridor, pero no asesino y que en los crímenes el móvil fue económico". Además, considera que es el crimen más mediático desde la llegada de la democracia, recobrando actualidad "con el regreso del fugitivo Javier Anastasio, encarcelado en su momento como presunto coautor, y el inesperado veto en Antena 3 a la emisión de una serie televisiva grabada sobre este doble asesinato. Al poder judicial y político nunca les interesó esclarecer el crimen".

Con respecto al capítulo 'Crímenes impactantes' se cuentan seis sucesos que tuvieron gran repercusión popular: el llamado 'Crimen en el Plantío' en Madrid (una señora de 54 años que recibió un hachazo en la cabeza y murió por estrangulamiento en la Nochevieja de 1950, fue la portada del primer número de El Caso), el del sastre homicida que mató en 1945 a puñaladas y martillazos a toda su familia (los hechos ocurrieron en la considerada casa maldita, situada en la calle Antonio Grillo, 3 de Madrid), los asesinatos satánicos en Santa Cruz de Tenerife en 1970 (un padre y su hijo mataron brutalmente a tres mujeres de su familia y después profanaron sus cadáveres. La Audiencia de Tenerife los absolvió de la pena de muerte por enajenación mental y finalmente los trasladaron a la cárcel de Sevilla, en régimen abierto), una mujer joven murió quemada viva por su marido en 1969 en Palma de Mallorca y el 'Crimen de los existencialistas' (un estadounidense en la Barcelona 1951 acuchilló hasta la muerte para robarle al industrial Francisco Rovirosa Closas, contando con otros compinches extranjeros, todos ellos consumidores de marihuana).

De los 'Casos censurados' Juan Rada se detiene en detallar el misterio de mano cortada (una marquesa en enero de 1954 mutiló el cadáver de su hija, metiendo la mano derecha en una lechera que contenía alcohol. Conservaba el miembro como reliquia de la joven, muerta de edema pulmonar y que consideraba una santa. La censura actuó desde el principio, ya que estaba muy bien relacionada con el poder) y el doble crimen ocultado en el cementerio (en 1966 una ilustre señora de Iturrem iba a ser enterrada en el mausoleo familiar, pero en su interior se encontraron los cadáveres desnudos de un hombre y una mujer que habían muerto a balazos. Sobre este macabro suceso imperó la ley del silencio a todos los niveles, ya que estaban implicados los servicios secretos marroquíes). También se narra el 'Crimen de las estanqueras' (en julio de 1952 las hermanas Silva fueron acuchilladas con ensañamiento en su estanco de la calle Menéndez y Pelayo de Sevilla, sin móvil aparente ya que no hubo robo. El suceso produjo gran conmoción popular y las autoridades urgieron para que se resolviera de inmediato. Tres hombres fueron condenados a garrote vil. Años más tarde Fray Hermenegildo de Antequera reveló a Pedro Costa -que fue redactor de El Caso y productor de La huella del crimen de TVE-, que un hombre le confesó al capuchino que él fue quien asesinó a las estanqueras por una venganza motivada por la Guerra Civil. La identidad del criminal ha permanecido en el anonimato) y los maquis urbanos liquidados a tiros (cuenta Rada que la censura se empleó a fondo para que la muerte de dos dirigentes de resistencia antifranquista apareciera de modo favorable a los intereses del Gobierno en su lucha contra elementos subversivos).

Uno de los capítulos que más atraen la atención es el de los 'Criminales famosos', donde Juan Rada detalla la vida delictiva de cinco asesinos: El Jarabo, El Arropiero, El Lute, El quinqui Ríos (otro fugitivo que saltó a la prensa por haber matado de tres disparos al sargento Barriga de la Guardia Civil) y el llamado secuestrador diabólico (Cesidio Asensio Escudero un delincuente que cometió numerosos secuestros en Madrid y alguno de ellos terminaron en delitos de sangre).

La noticia de la detención de José María Manuel Jarabo Pérez-Morris en 1958 hizo que El Caso vendiera 480.000 ejemplares, un hito de tirada en la prensa nacional. Considerado por Rada "el criminal más famoso de la época moderna y el último ejecutado en España por la justicia civil". El Jarabo, golfo y dilapidador del dinero de su acomodada familia madrileña, mató brutalmente a dos hombres y dos mujeres, una de ellas embarazada.

Por su parte, Manuel Delgado Villegas (El Arropiero) nació en 1943 en el barrio sevillano de Triana, aunque su carrera sangrienta la inició en la provincia de Barcelona. Mató a 48 personas, aunque probablemente fueron muchas más. "Mataba por matar. Motivo: robo, impulso sexual, una mala contestación, etc. Y sin método: a veces, premeditado, sutil y precavido; otras, brutal e implacable", dice Rada. Un auténtico asesino en serie que tiene el guinness de los asesinos españoles. Estuvo en varias cárceles, pero con la entrada del nuevo Código Penal de 1995 se le aplicó en 1998 el régimen abierto y se convirtió en un vagabundo. Murió a los 55 años en hospital de Badalona.

Eleuterio Sánchez Rodríguez (El Lute) se convirtió en un mito, construyéndose una falsa biografía a su alrededor. "El Gobierno de Adolfo Suárez lo utilizó como ejemplo de éxito en su política penitenciaria de reinserción social, pero realmente fue un delincuente y asesino en toda regla. En un robo a una joyería, situada en la calle Bravo Murillo de Madrid, le pegó un tiro al vigilante y murió. Detrás de su figura hubo un trasfondo político. Aunque la gente cree que era abogado, no llegó a terminar la carrera. Todavía vive, creo que en Huelva", nos esclarece Rada. Además, este criminal tuvo relación con Sevilla, ya que fue detenido en la Barriada de Juan XXIII el 2 de julio de 1973, publicando la primicia El Caso, tal y como recoge Juan Carlos Arias en su reportaje "El caso en Sevilla: crónica palpitante".

No menos escalofriantes son los ‘Casos resonantes’, dedicados a la niña mártir (Josefina Vilaseca, de 12 años, murió en la zona de Artés tras ser agredida sexualmente y acuchillada por José Garriga, de 24 años, en 1952), un asesinato por encargo (en la Zaragoza de 1973 un empresario que tenía una amante encargó a un estafador el asesinato de su esposa), justicia de ultratumba (en la Barcelona de 1986 una vidente acertó cuando le dijo a una madre que su hija desaparecida hace 9 años había sido asesinada. Así fue, su novio le disparó por la espalda), una vedete muerta en extrañas circunstancias (Gracia Imperio apareció muerta en 1968 en un apartamento propiedad del dueño de una sala de fiestas, junto al cadáver de un joven industrial), sádicos asesinos de mujeres (se cuenta sobre todo el crimen de Cornelia Arends, una holandesa que fue torturada y acuchillada en el año 1979 en Palma) y España líder europeo en prostitución (varios casos que tratan de la explotación y trata de blancas).

Hay un capítulo específico dedicado a las mujeres criminales ('Ellas matan mejor'), centrado en la envenenadora de Valencia (Pilar Prades Santamaría fue la última mujer ejecutada en España en 1959), la envenenadora de Mallorca envenenada (17 años después de acabar con su familia murió intoxicada en 1986. Catalina Domingo figura en la galería de asesinos del Museo de Cera de Madrid), la niña asesina en serie de Murcia (Piedad, de 12 años, asesinó entre 1965 y 1966 a todos sus cuatro hermanos menores con bolitas de veneno que les echaba en los vasos de leche) y la Dulce Neus (instigadora del crimen de su marido, cometido por su hija de 14 años en 1981 que le pegó a su padre un tiro en la nuca).

Finalmente, el libro se detiene en analizar cómo la crónica negra también tuvo su plasmación en el cine, centrándose en películas sobre los quinquis de los ochenta (así se denominó a una serie de jóvenes delincuentes callejeros que vivían al límite, como El Jaro), criminales españoles (Sólo o en compañía de otros, Los invitados, Matar al Nani, El Lute: camina o revienta o El extraño viaje), otros casos llevados a la gran pantalla (como El expreso de Andalucía, La cicatriz, La Vampira de Barcelona, El crimen de Cuenca, 75 días, etcétera) y la historia de sucesos y censura del El Caso (semanario considerado por Rada como una de las aventuras más exitosas e impactantes del periodismo nacional, aunque los gobernantes de antes y ahora no lo han puesto fácil al considerar el género de sucesos políticamente incorrecto).