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Actualizado: 18 sep 2020 / 04:30 h.
  • «Esto es un desastre y nadie busca solución»

“Esto es un desastre y nadie busca solución”. Es una queja con fundamento, la que lanza la sevillana Cristina Robles. A sus 30 años, esta licenciada en periodismo vio como el pasado 13 de marzo todo el trabajo de su agencia, ‘Crisel Comunicación’, se venía abajo, como el resto de sus compañeros, y ahora, igual que ellos, lamenta que nadie parece querer dar un paso adelante para ayudarles, y que, sin embargo, el día a día pase sin ingresos ni perspectivas.

Cristina puso en marcha su agencia en Sevilla tras trabajar durante cuatro años en diversos medios de comunicación de Madrid. En 2012 se especializó en la industria musical hasta montar en 2013 su propia empresa, una agencia de comunicación y estudio audiovisual con sede en Sevilla, especializada en artistas.

“En mi agencia hacemos que cualquier proyecto por pequeño que sea, crezca y llegue a todos los medios nacionales”, pero llegó el confinamiento. Hasta entonces, a pesar de comenzó a trabajar con solo 23 años en este sector, tuvo que echar un cerrojo temporal. Hasta entonces, y espera que desde ya también, “desarrollamos la carrera de cualquier artista, tanto independiente como a las discográficas. Nos encargamos de todo, desde el trabajo audiovisual y gráfico hasta el de comunicación.

“Los grandes marginados”

«Esto es un desastre y nadie busca solución»

“Desde que se proclamó el estado de alarma el sector de la cultura, y en concreto el sector musical, nos hemos sentidos los grandes marginados de esta crisis. Al ministro de Cultura es que no le hemos visto poner un mísero mensaje de apoyo y solidaridad hacia uno de los grandes campos que abarca su maletín de ministro”, lamenta. Y eso que “durante el confinamiento han hecho peticiones para que la música esté en los balcones, y cuando no había crisis ni confinamiento los artistas siempre han sido reclamados para que asistieran gratis, sí, gratis, a todo tipo de galas y eventos para ayudar a ONG y mil casos que piden al año para que seamos los que siempre pongamos nuestro grano de arena”.

Sin embargo, “desde que empezó todo esto, hemos visto anuladas todas nuestras posibilidades de trabajar, y nadie se ha preocupado por nosotros”. Y es que su trabajo, y el de sus compañeros, está tapado por las bambalinas, pero es imprescindible: “No sólo es el artista que se sube al escenario. Para que ese artista se pueda subir ahí, son muchas personas las que hay detrás, desde el compositor que escribió en su casa esas letras, hasta la oficina de comunicación que ha hecho posible que se conozca ese tema o artista y pueda subir a ese escenario repleto de persona. Ahora, injustamente, podemos ver parques, colegios, bares, corridas de toros, trenes, aviones e infinidad de sitios lleno de gente y sin distancia de seguridad, pero en un concierto o de promoción presencial no podemos estar por peligro ¿Por qué? No lo entendemos”.

“Estamos abandonados”

"Estamos abandonados y solo vemos cómo se cancelan a diario todos los conciertos, no nos dejan promocionar la música de forma presencial en los medios porque hay riesgo ¿y en el supermercado no? ¿Por qué la música es peligrosa ahora y en los balcones para calmar tensiones no lo era?”, lamenta Cristina Robles, que sentencia: “Estamos muy cabreados porque no hay una respuesta, una solución y sin conciertos no hay ingresos que alimenten al artista y a todos los que dependemos de ello (promotores, productores, Mánager, oficinas, músicos, técnicos...) Esto es una situación desastrosa y no buscan una solución , y lo peor, vemos discriminación al ver que unas cosas sí y otras no”.

Y eso que ayer mismo vio “cómo la cantante Maria Toledo o Riki Rivera han viajado en tren pegados a un asiento de un desconocido, y que nadie pone impedimento, y en un concierto sí. Ese es nuestro gran enfado, por la discriminación y marginación que sentimos”.