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Actualizado: 03 feb 2023 / 04:00 h.
  • Los secretos del Archivo de Indias de Sevilla

Tras el Descubrimiento de América Sevilla se señaló como una ciudad vital en todo lo que fue el comercio y la recepción de tesoros y mercancías por su puerto, la famosa «Flota del Oro» solía desembarcar riquezas incalculables y era muy amplia la actividad mercantil, sobre todo en la zona de las gradas de la Catedral en un punto de la «fuente del Hierro» donde hoy está la Iglesia del Sagrario.

Debido a ello se formaba una gran concentración de personas con discusiones y peleas que molestaban al Cabildo de la Catedral, en ocasiones, sobre todo en días de lluvia, llegaban a cerrar los acuerdos dentro de la propia Catedral y eso resultaba intolerable.

Se colocaron las famosas columnas con las cadenas alrededor del templo, como una barrera para evitar todo esto y los alguaciles controlaban que no hubiera mercancía y carretas en la zona. Así fue como el rey, Felipe II, ordenó que se construyera un edificio para la Lonja de los Mercaderes, tras acuerdo con el arzobispo Cristóbal de Rojas y Sandoval en la misma calle -hoy en la Avenida de la Constitución, antigua calle Génova- junto a la Catedral.

Fue Juan de Minjares, bajo planos de Juan de Herrera, entre 1584 y 1598, el que llevo a cabo su edificación pasando a ser el Archivo General de Indias en el año 1785 por deseo de Carlos III. También participaron en su edificación los arquitectos Alonso de Vandelvira y Miguel de Zumárraga.

Se trata de un edificio de planta cuadrada sobre un podio y a dos niveles o pisos, en piedra y ladrillo, muy vistoso. Tiene un patio interior en piedra y muy amplio así como porticado con arcos. Lucas Cintora es el autor de la imponente escalera principal que se realizó posteriormente, a finales del siglo XVIII, y que es rematada en mármol sobre ella su magnífica cúpula.

En el Archivo de Indias podemos encontrar más de 80 millones de páginas, 43000 legajos, 8000 mapas y dibujos que estaban relacionados con los territorios descubiertos.

A modo de curiosidad decir que tantos legajos y libros ocupen más de 8 kilómetros, algo que sólo tiene parangón con el Archivo Secreto del Vaticano y algunas piezas son muy desconocidas. Información que puede llevar a conocer la carga y ubicación donde habrían naufragados galeones españoles y que empresas como Odyssey -previa contratación de investigadores españoles- utilizaron para saber donde se encontraba la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, hundida en 1804, con 600.000 monedas de oro y plata y que expolió de forma ilegal. Es objeto de deseo de muchos cazatesoros investigar sus documentos para los que hay un control exhaustivo de ciertos documentos sobre la posición del patrimonio español sumergido.

En su interior destacan los ricos artesonados así como la bóveda o las diferentes salas. Igualmente un cañón del galeón Nuestra Señora de Atocha, maquetas y cuadros que narran, pictóricamente, la Historia de España en el Nuevo Mundo a través de personajes. Vitrinas con arte indígena americano, cerámicas de Japón y otras maravillas, de la colección del Duque de Montpensier.

En el Archivo de Indias se encuentra la más detallada documentación sobre la Administración del Nuevo Mundo, también obras como el ejemplar en el que anotó Cristóbal Colón del Almanaque que inmortalizaría Abraham Zacuto y que facilita el cálculo de latitudes. Zacuto que fue un influyente científico que mejoró, además, el astrolabio. También hay ejemplares como el libro de cuenta de Luis de Santángel, converso y uno de los bolsillos que financió el viaje colombino.

La documentación, entre otras, como el Tratado de Tordesillas, las Capitulaciones de Santa Fe, o de Cristóbal Colón, Fernando de Magallanes, Vasco Núñez de Balboa, Hernán Cortés o Francisco Pizarro están en el interior de un edificio en el que también participaron, en la idea de su construcción José de Gálvez, Ministro de Indias, y el cosmógrafo mayor Juan Bautista Muñoz.

Destaca la llamada «Cruz de los Juramentos», donde se juraban los manifiestos de carga o se cerraban los acuerdos. Anexo también está el monumento a la Inmaculada, en agradecimiento por su protección durante el fatal terremoto de Lisboa de 1755.

También es destacada su cercanía a la torre de Ab el Aziz o la Plata e, incluso, de los Reales Alcázares. Frente a la fachada sur está la Cilla de la Catedral, el altorrelieve de la Giralda y dos jarras de azucenas que están en la portada. También, en su entrada, está el «Jardín de la Lonja» destacando la fuente con delfines y leones.

Como dato curioso decir que el Archivo de Indias también tiene sus propios «vítores» -grafitis- en el que los estudiantes inscribían su nombre y logro.

En 1987 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco junto a la Catedral, la Giralda y el Real Alcázar de Sevilla.