En muchas ocasiones hay detalles que pasan desapercibidos a nuestra mirada a nuestra vista, quizás por que andamos imbuidos en la pantalla del teléfono móvil o, quizás, por ir a otras cosas. Hoy le invito a mirar hacia arriba.
Sólo de esa forma podrá admirar una obra de arte que está al alcance de la mirada y que es uno de los rincones, de las esquinas más bien, con más magia y misterio de la ciudad. Se trata de un punto de Sevilla que tiene una decoración diferente y sorprendente.
Se trata de la calle Algar y confluencia con calle Puente y Pellón, allí, frente al viejo Vilima, hoy hotel Casa de la Plata, podrá encontrar un enorme caracol en bronce que le deja impresionado, casi un esbozo artístico que sirve para poner otro punto colorista a la ciudad.
Allí está el enorme caracol subiendo fachada arriba y que haría las delicias del amante de los caracoles, en «El Cateto» o en «Casa Diego», ¿o no?
No es un asunto baladí, es Arte urbano, obra del escultor Chiqui Díaz, en bronce, realizado para la Feria del Libro de 2008 celebrada en la ciudad, el caracol tuvo una segunda oportunidad y se ubicó en este punto siendo hoy uno de los «monumentos» más admirados.
Cuando pase por este punto no deje de admirarlo, merece la pena, recréese en el detalle pues constituye uno de esos motivos que pasa desapercibido y que, sin embargo, será parte de la historia «chica» de Sevilla.