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Actualizado: 23 ene 2023 / 12:55 h.
  • El matador sevillano Juan Ortega en la feria de San Miguel de 2021. Foto: Arjona-Pagés
    El matador sevillano Juan Ortega en la feria de San Miguel de 2021. Foto: Arjona-Pagés

El invierno afronta los días más gélidos –enero siempre viene a contrapelo- mientras avanza la gestación de los carteles de la Feria de Abril y todo el abono maestrante. El Miércoles de Ceniza -con los plazos reglamentarios para renovar los abonos- marca tradicionalmente la fecha aproximada para presentar unas combinaciones que, con su anuncio, enseñan la definitiva frontera de esa primavera “que no llega...”. Pero como son malos tiempos para la lírica nos limitaremos a constatar que en los despachos de la calle Adriano se siguen cumpliendo plazos sin que, a estas alturas, hayan trascendido demasiados detalles. No deben tardar en ser aventados.

Hay cositas que sí se sabían y otras que empiezan a encajar ahora. Era conocido que Morante, que retrasará el comienzo de su particular campaña hasta el Domingo de Resurrección, iba a ajustar de nuevo hasta seis contratos en la temporada sevillana. Estarán desglosados entre la lujosa cita de Pascua, los tres bolos del ciclo primaveral y dos más para una feria de San Miguel que se presume en tres pases. Pero hay más datos, como los que aportaba hace muy poquitos días Zabala de la Serna al señalar que el diestro de La Puebla habría elegido las divisas de Núñez del Cuvillo –que previsiblemente estoqueará en Resurrección junto a El Juli y Roca Rey- además de las de Domingo Hernández, Garcigrande y el previsto doblete de Matilla que como Victoriano del Río y Garcigrande tendría corridas para lidiar en abril y septiembre.

A vueltas con el campo

Caería de la agenda del diestro cigarrero y del elenco ganadero que presentó la empresa Pagés en diciembre, la divisa de Alcurrucén que, dicen, no contaría con un encierro apropiado para Sevilla. Vaya usted a saber. En sustitución de los ‘núñez’ de la familia Lozano se habría incorporado la citada corrida de Domingo Hernández. También era sabido. Pero no es la única adenda al listado de hierros que saltarán al albero sevillano en la temporada 2023. También ha trascendido la reseña de un encierro de Fermín Bohórquez que tiene todas las papeletas para lidiarse en el domingo de intermedio entre Resurrección y el ciclo continuado. Bienvenidos sean los ‘murubes’de Fuente Rey. Se echan de menos en los festejos a pie.

Podría ser, como el año pasado, que los estoquearan seis matadores sevillanos en trance de lanzamiento. Los que se anunciaron en 2022 dieron un paso al frente y mostraron sus ganas de ser en función de las reses que tuvieron delante. Eso sí: Oliva Soto y Ángel Jiménez fueron los que se marcharon de la plaza de la Maestranza con una oreja en el bolsillo. ¿Podremos verlos este año en una segunda tarde de color hispalense pero resuelta en terna? Son posibilidades que se comentan en los corrillos del Arenal sevillano y hay quien se atreve a poner nombre y apellido al hipotético tercer hombre. Pues ya veremos...

También se habla del necesario y posible retorno de Diego Ventura. Atrás quedarían demasiados años de desavenencias con la empresa Pagés, efecto colateral de una cruzada que tiene otras aristas. El jinete de la Puebla del Río -¿le veremos también en una mixta?- puede y debe rivalizar con el último triunfador del devaluado festejo ecuestre. Hablamos de Guillermo Hermoso de Mendoza, hijo de Pablo, que necesita de un verdadero competidor para dar auténtico fuste a las dos ‘puertas’ que ya suma en su incipiente carrera. Es la única forma e rescatar el festejo de rejones en Sevilla, convertido en fiestecita familiar. También seguiremos atentos...

El caso Juan Ortega

Mientras se van colmatando los casilleros del plan de trabajo que maneja Ramón Valencia para poner en pie el serial sevillano arrecian los comentarios, los dimes y diretes en torno a la particular situación y los retos que afronta uno de los toreros que despierta más ilusión en el aficionado. Hablamos de Juan Ortega, un matador reñido con la estadística que es dueño de uno de los más hermosos conceptos del arte de torear que se pueden asomar hoy al ruedo de una plaza de toros.

La historia reciente es sabida: rompió con Simón Casas para ubicarse en la órbita del sevillano José María Garzón, que navega fuera del Soviet Supremo de ANOET desde aquella corrida de El Puerto –en pleno fragor de la pandemia- que tanto dio que hablar. ¿Podrían estar pasándole la cuenta al nuevo binomio profesional? Ortega se ha quedado fuera de las ferias de Castellón y Valencia y ya es uno de los ausentes más llamativos de San Isidro después de rechazar las lentejas –si quieres las comes y si no las dejas- que le ofrecía Plaza 1. ¿Garrido y Casas le habían presentado un único pase, mano a mano con Francisco de Manuel? Por ahí iban los tiros...

Pero hay que volver a Sevilla. Queda por saber qué papel le reserva a Ortega la empresa Pagés en la temporada baratillera. Y Valencia tendrá que sentarse a hablar con Garzón. La calidad dosificada del diestro sevillano está peleada con los números, es verdad, pero también hay que darle voz a los gustos del buen aficionado... No sabemos si en la gran patronal piensan lo mismo. La cultura de las comisiones –denunciada por el gran Pepe Luis Segura en una reciente charla organizada por Aula Taurina- ha colocado en las ferias a algunos nombres que nadie había pedido. Ya sabemos quién manda aquí. Es el triunfo de las grisallas.