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Actualizado: 08 oct 2021 / 12:58 h.
  • Écija: una plaza de toros con más historia que presente

La imagen que encabeza esta información, extraída de Twitter, es elocuente y aunque está tomada hace dos años no difiere demasiado del aspecto actual. La plaza de toros de Écija se asemeja a alberca desvencijada, cubierta de maleza, que se encuentra en un imparable estado de deterioro. Ése es el único y definitivo motivo que alentado la creación de la plataforma ‘Écija quiere toros’, formada por distintos colectivos de aficionados y profesionales del toreo que ha convocado la concentración del próximo 12 de octubre, festividad de la Hispanidad, que bajo el lema de “defender nuestra fiesta y proteger nuestro patrimonio” se celebrará en el céntrico Salón –la plaza de España- a las 11.30 de la mañana.

La última temporada de actividad del coso ecijano fue la de 2015. Aquel año se celebraron tres corridas: la goyesca en solitario de Salvador Cortés del 28 de febrero; el mano a mano del propio Cortés con Manuel Escribano el 2 de mayo y el festejo ferial del 19 de septiembre que reunió a los hermanos Jiménez con el diestro local Miguel Ángel Delgado. Aquella inusual campaña no dejaba de ser un peculiar canto del cisne y ya se encontraba en barbecho desde mucho antes. De hecho, el 17 de septiembre de 2011, la corrida de la feria se celebró en una plaza portátil instalada junto a la autovía después de que Jesús Cañas –que aún gestionaba el histórico coso de Pinichi- renunciara a abrir sus puertas. Delgado fue entonces el eje de una corrida mixta compartida con el rejoneador sevillano José Luis Cañaveral y el entonces novillero –ya matador- Ángel Jiménez.

Un año antes, en 2010, también había acogido un único pase: El Cordobés y Rivera ampararon a Delgado en su debut como matador de toros en la plaza de su tierra de la que se había despedido como novillero un año antes. En realidad la última temporada de relevancia se celebró en 2008 año en el que, más allá de una exótica encerrona del diestro Juan de Félix, se celebró aún la corrida del 28-F con cartel de campanillas –El Cid, Cayetano y Talavante- y una feria de septiembre en la que Morante y El Cid alternaron en un recordado mano a mano resuelto a favor del diestro de La Puebla, que cortó un rabo de un toro de Cuvillo. Pero era sólo un espejismo: la plaza ya venía dando bandazos, con carteles que ahora causarían sorpresa, desde la bisagra del cambio de siglo.

Circunstancias actuales

El caso es que la plaza de toros de Écija continúa en un estado lamentable sin que su propietario, el propio ayuntamiento de la ciudad de las torres, haya emprendido aún las necesarias y varias veces demoradas obras de mantenimiento que devuelvan las obligadas condiciones de seguridad, habitabilidad y funcionalidad a un reciento que está pensado, no se olvide, para dar toros. Esa condición de propiedad municipal no ha frenado su imparable abandono, que ha corrido paralelo a la decadencia taurina de la propia localidad que no hace mucho era uno de los emblemas taurinos de la provincia de Sevilla.

Toca hacer repaso: a finales de julio de 2019 se aprobó una moción presentada por el Grupo Popular en el pleno municipal en la que se acordaba adecentar el histórico recinto y buscar un empresario que diera una corrida para esa feria. Se trataba de que Écija, una vez más, no se quedara sin toros pero el vetusto coso de Pinichi volvió a permanecer con las puertas cerradas mientras restallaba la luz los farolillos de su feria septembrina. En la web municipal se aseguraba entonces que el gobierno municipal había mantenido varios contactos con una empresa innominada. Ese mirlo blanco –proseguía la misma web- estaba dispuesto a aflojar 700.000 euros aunque el asunto debió encallar en medio de la farragosa política municipal y sus correspondientes pasos.

Posteriormente, a mediados de junio de 2020, se presentó una propuesta de moción conjunta por parte de diversas asociaciones y profesionales taurinos ecijanos para el mantenimiento y la conservación de la plaza de toros de Écija invocando la ley 14/2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía. Entre los firmantes se encontraban ‘Juventud Taurina de Écija’, ‘Amigos de Écija’, ‘La Peña del Peña’, ‘Asociación Cultura Taurina González-Écija’, ‘Peña Pepe Luis Vargas’, la ‘Peña Curro Romero’ además del matador de toros Ángel Jiménez, el novillero Jaime González-Écija o el banderillero Joselito Gutiérrez. Los firmantes recurrían al título 14 de esa ley que fija las condiciones y deberes de mantenimiento, conservación y custodia de los edificios singulares de la comunidad apelando al “interés artístico o histórico” que señala el mismo texto en su artículo 2. Tampoco hay nada...

Sin solución de continuidad, hace justo un año, el alcalde David Javier García Ostos (PSOE) anunciaba a bombo y platillo una inversión cercana al millón de euros y la redacción de un proyecto –a petición de una empresa que se había interesado por la gestión taurina de la plaza- para remodelar el histórico recinto, adecuarlo a la normativa actual y abrirle nuevos accesos entre otras actuaciones para dotar al edificio de carácter multiusos. Pero la realidad es que el coso sigue agonizando entre jaramagos sin que el Ayuntamiento haya materializado su intención de sacarlo a concurso mientras la expansión de pandemia ha alentado otras prioridades.

Un poco de historia

La plaza, inaugurada en 1846, ocupa el hueco del antiguo anfiteatro romano. En 1889 fue sometida a una gran remodelación que le confirió su actual fisonomía siendo reinaugurada por los mismísimos Espartero y Guerrita, que estoquearon una corrida de Saltillo. El viejo coso de Pinichi, que ha visto pasar por su enorme ruedo a las figuras de todas las épocas, vivió sus últimos días de vino y rosas en la bisagra de los 80 y los 90 del pasado siglo XX al reclamo de aquel lema –la de los carteles de lujo- acuñado por el entonces joven empresario José Jesús Cañas. El 28 de febrero, festividad de la comunidad andaluza, se convirtió durante algunos años en el pistoletazo de salida de la gran temporada anticipándose al posterior auge de la localidad pacense de Olivenza cocinado por Pepe Cutiño. Todo el toreo se daba cita en Écija al reclamo de unos carteles, efectivamente, de auténticas campanillas. Pero la plaza, también la afición, comenzó a languidecer... Después llegaron los rumores de desmantelamiento para hacer aflorar las ruinas del anfiteatro y en 2013 se inició el proceso de expropiación que culminó con la adquisición del viejo coso por parte del Ayuntamiento en 2014 que no ha frenado –ni de lejos- la decadencia de la plaza, patrimonio de todos los ecijanos.