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Actualizado: 04 nov 2019 / 13:38 h.
  • El poder de una imagen

Dos conmemoraciones de distinto signo

La Cátedra Taurina Ignacio Sánchez Mejías de la Universidad Hispalense convoca la próxima semana su habitual seminario de otoño. No podía ser de otra forma: las sesiones y mesas redondas –entre los día 12 y 13 de noviembre- girarán en torno a la figura del genial diestro sevillano Manuel Jiménez ‘Chicuelo’ al cumplirse el centenario de su alternativa. La conmemoración se clausurará con estas jornadas en el mismo lugar donde se abrió: el Salón de los Carteles de la plaza de la Maestranza, escenario de ese doctorado cuya memoria pasó de puntilla el pasado 28 de septiembre. La primera charla fue organizada por Aula Taurina y después hay que contar pocas, poquísimas iniciativas en torno a la reivindicación histórica del torero de La Alameda, con el Ateneo a la cabeza. ¿Para qué vamos a darle más vueltas? La oportunidad se le ha ido entera a casi todos los estamentos de esta ciudad que echa lagrimones de cocodrilo con cualquier pamplina. Al centenario de Chicuelo le ha faltado alguna institución que haya enarbolado la bandera que levantó su nieto Manuel, verdadero catalizador de la puesta en valor del legado de su abuelo. Desgraciadamente hemos sido muy pocos los que hemos seguido esa senda... No será así con otro centenario: el de la trágica muerte de Joselito El Gallo en Talavera. La hermandad de la Macarena –que le debe tanto- va a convertirse en la caja de cambios de un ambicioso programa de actos y realizaciones –incluyendo una estatua del coloso de Gelves delante de la basílica- en el que ya trabaja un amplio y autorizado equipo humano. Pronto tendrán más detalles...

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Juriquilla y Lima

Ya ha vuelto Roca Rey. Lo hizo cortando dos orejas de peso que pudieron ser más aunque –ya lo comentamos- encastrado en un cartel sin sentido ni oportunidad. El astro peruano pide competencia y la rivalidad natural sólo puede llegar ante los toreros de su generación. Ponce y Finito, con historias taurinas tan distintas, son ya de otra época. El Juli, Manzanares o Morante también han comprado ya el inevitable billete del viaje de vuelta. ¿Para qué vamos a negarlo? Los públicos, que son los que mandan, suspiran por nombres nuevos. La taquilla ya ha empezado a marcar algunas direcciones en la pasada temporada. Y el paladín limeño debe combatir en las filas de su quinta. Como siempre fue... La casualidad quiso que en el mismo fin de semana, en otro país y en otra plaza pero sin salir del mismo continente se hablara mucho y bien de la presentación mexicana de Pablo Aguado. Fue en Juriquilla, la Olivenza del país azteca, y ante el ganado que se estila por esos lares. Pero más allá de la raquítica presencia del animal que hemos podido ver en los vídeos no se puede negar una evidencia: nadie torea así en la actualidad. La competencia está ahí y podría brindar una campaña histórica pero ya lo dijo mi abuela: dos no se pelean si uno no quiere.

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De Roma a París, pasando por La Puebla

El duelo aplazado del peruano y el sevillano –quedó congelado en la histórica tarde del 10 de mayo- nos lleva de la mano a otra pendencia demorada: es la que nunca enfrentará a Diego Ventura y Pablo Hermoso de Mendoza. Las nuevas y presuntas estrategias del jinete de La Puebla podrían llevarle a estrechar el cerco geográfico del navarro pero, dicen, una imagen vale más que mil palabras: una de las fotografías más llamativas de la semana pasada es la del brindis de Ventura a Guillermo Hermoso, hijo de su rival, que andaba entrebarreras y vestido de paisano en el coso de Juriquilla. Se trataba del primer toro de la temporada americana de Ventura que aún no ha oficializado la nueva dirección de su carrera aunque en todos los mentideros se dé por hecha la nueva alianza con las huestes del magnate mexicano Alberto Bailleres. Diego no quiere que se repita la misma historia con Guillermo a pesar del ‘cordón sanitario’ trazado por su padre, que ha llevado los primeros compases de su carrera entre unos algodones de los que más pronto que tarde se debe desprender si quiere ir en serio. Está en juego la propia credibilidad del rejoneo. Y en su destino está escrito ese combate definitivo con el rival de su progenitor. Pero hay más imágenes que han dado que hablar, como la que ha aventado a través de su perfil en las redes el diestro Alejandro Talavante. La foto le retrata delante del arco del triunfo de París, esbozando con la chaqueta un lance al viento de las Galias. Podría ser un trasunto de la famosa verónica al aire de Antonio Ordóñez en las ruinas del Foro Romano. Aunque la verdad es que una y otra –el desaliño del extremeño choca con la elegancia imperial del rondeño- no resisten comparación... Pero vamos al turrón: Talavante sigue dejándose querer mientras algunos –muchos- suspiran por su vuelta. Nadie duda que el Tala volverá a la palestra. Otra historia es que pueda demandar el dinero que sueña. Una cosa es Twitter; las taquillas son distintas... Pero no es la única imagen que ha llamado la atención en estos días. Ahí tienen a Morante, a las puertas de la dehesa Lo Álvaro junto al ganadero Juan Pedro Domecq Morenés. Todo normal en estas fechas otoñales de tentaderos y chimeneas si no fuera porque el artista cigarrero se llevó el ‘cuatro latas’ con el que anda haciendo ruido y campaña para esas tres letras emergentes que empiezan a comerle la tostada a los partidos más tradicionales. Las elecciones están a la vuelta de la esquina.

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Algunas notas tristes

En estos días también trascendió la enésima operación de espalda de José María Manzanares. Se trata de una hernia discal reincidente que se suma al largo calvario de lesiones lumbares y cervicales que han salpicado la trayectoria del alicantino en el último lustro. Josemari fue intervenido en la clínica Quirón-Sagrado Corazón por su cirujano habitual, el doctor Trujillo, que ha aventurado un largo proceso de recuperación para retoar el ritmo normal de sus entrenamientos. La temporada americana se da por amortizada. ¿Qué pasara en la campaña española? El tiempo lo dirá... Tenemos que ir recogiendo, lamentando el reciente fallecimiento de Juan Murillo, presidente de la plaza de la Maestranza durante casi veinte años. Salió del palco por diferencias con la autoridad en unos momentos de cierta arbitrariedad gubernativa. Lo dejamos ahí. Murillo, que nunca quiso hablar del asunto, deja un recuerdo de moderación, cordialidad y buen hacer. A raíz de su salida no volvió a dejarse ver por los rincones del taurineo sevillano. Descanse en paz como Isabel Gómez, madre del entrañable, baratillero y taurinísimo amigo Rogelio Gómez ‘Trifón’, alma y sal de La Flor de Toranzo, esa embajada de la Montaña en el Arenal de Sevilla. Doña Isabel ya navega en el mar de aguas quietas que reflejan los ojos de la Virgen de la Piedad.