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Actualizado: 20 jul 2020 / 14:02 h.
  • Foto: Arjona
    Foto: Arjona

Ávila tuvo la primera palabra

La plaza de toros de Ávila ha acogido los dos primeros festejos mayores de este nuevo tiempo que, ya lo hemos dicho más de una vez, será lo que queramos que sea menos normal. Las cosas son así, por más que queramos recuperar costumbres, rutinas y ritos aplazados. Pero el mundo se ve distinto detrás de ese bozal que, como la ceniza de la Cuaresma, nos recuerda nuestra propia caducidad y la gran mentira del estado de bienestar. Sólo somos borregos obedientes. El panorama sigue siendo complicado. Los rebrotes que germinan aquí y allá no son el mejor pasaporte a ese mundo de la tranquilidad que ya añoramos como un paraíso perdido. Pero eso es lo que hay...

¿Iremos otra vez para dentro? No sería aventurado pensar que esa posibilidad ya figura entre las opciones de la pandilla lamentable que nos gobierna. Pero es mejor no perderse por las ramas y volver a la cara del toro recordando, mil veces más, que la historia de nuestra patria es indisoluble de la fiesta que, precisamente, más y mejor la define: la de los toros. Y hablar de España es adentrarse en el corazón de Castilla. Y el toro, siempre el toro, ha vuelto a salir en la ciudad de Santa Teresa. La prueba era incierta. A las restricciones de aforo y los miedos inevitables se sumaba el tibio atractivo de dos carteles de medio tono que han dado la única medida que podían dar: su escaso poder de convocatoria. El empresario del evento, José Montes, se quejaba en una recentísima entrevista publicada en Aplausos de la moderada respuesta de la afición. Pero es que no sólo se trata de dar toros. También hay que brindar atractivos. La pregunta es... ¿quién estaba dispuesto a torear?

Con la vista puesta en el Atlántico

Para qué vamos a darle más vueltas: habrá que esperar a las dos citas de Huelva y El Puerto para contemplar la primera salida a la palestra de algunas figuras. Las otras -léase Roca Rey, Manzanares y El Juli- siguen removiendo la cucharilla. Se anuncian a finales de agosto en Mérida bajo la batuta de Matilla, que también anda dispuesto a sacar hacia delante una atípica feria en Jerez en torno a la festividad de San Dionisio, en pleno puente del Pilar. Ya hemos hablado de algunas de esos ‘meetings’ recalcando que hay dos nombres que brillan con luz propia entre ambas orillas. No son otros que los de Aguado y Morante. Su concurso servirá para reunir, por primera vez en 2020, a la afición más encopetada de dentro y fuera de la Baja Andalucía. Con o sin las restricciones de aforo y las exigencias sanitarias, hay que buscar excelencia, oportunidad e ilusión en los carteles. Todos sabemos de lo que estamos hablando...

El prólogo de esta reactivación taurina en clave andaluza se vivirá entre Osuna y Estepona con el estreno de agosto. En la villa ducal, con esa mixta que reúne los nombres del rejoneador Diego Ventura con los veteranísimos diestros Enrique Ponce –perejil de todas las salsas rosas y diestro base de la nueva temporada- y su compadre Javier Conde. La empresa del coso de Las Canteras, comandada por Antonio Osuna, recalca una advertencia a través de mensajes y comunicados: aún hay entradas en la taquilla del coqueto coso de Osuna. Es la misma taquilla que servirá para calibrar el verdadero tirón de esas peculiares mixtas que empiezan a poblar los avances de carteles de este tiempo nuevo y anormal.

El mismo día y en Estepona, ya lo saben, se anuncia el reaparecido diestro malagueño Salvador Vega con Aguado y Cayetano. Los dos últimos comparten el apoderamiento de Curro Vázquez que ya hizo su propia declaración de intenciones: hay que poner a funcionar la maquinaria del toreo cuanto antes, dispuestos a asumir los sacrificios que haga falta. El futuro está en juego. Llegados a este punto hay que volver a invocar la cumbre de matadores que se celebró en casa de Roca Rey en pleno confinamiento. Se quiso dar imagen de unidad pero lo cierto y verdad es que no hay la más mínima unanimidad en la cúpula del toreo para poner a echar el carro a andar de nuevo. Todos caminan por cuenta propia, atendiendo a sus propios intereses o los de las casas que los tutelan olvidando que el problema es cosa de todos. El último que apague la luz.

¿Aguado y Roca en Ronda?

Ya hablábamos la semana pasada que este Observatorio taurino había detectado movimientos en torno a la más lujosa cita del primer sábado de septiembre. Evidentemente se trataba de Ronda y su inimitable goyesca. El año no está para discutir demasiado por las fechas. El pasado se habló del divorcio entre la Feria de Pedro Romero –que ya ha quedado suspendida- y la corrida de toros, adelantada por Francisco Rivera Ordóñez en una semana sobre sus fechas tradicionales. Entonces no se podía atisbar el panorama que se barajaría en 2020. La Goyesca será –si finalmente se celebra- el único vestigio festivo en la ciudad del Tajo en este año infausto. Vamos al turrón: ya sabíamos que se había reseñado una corrida de Núñez del Cuvillo pero es que el compañero y amigo Álvaro Acevedo ha añadido un dato más que redondearía el acontecimiento: Pablo Aguado y Andrés Roca Rey podrían dirimir su demorado duelo –no se ven las caras en un ruedo desde el 10 de mayo de 2019- en la Maestranza de piedra. Si el empeño fuera hacia delante se convertiría en el verdadero, y único, acontecimiento del año. Crucemos los dedos...

Y nos vamos, enviando nuestro más sincero pésame a las familias Carrasco Romero y Buendía Ramírez de Arellano. Los ganaderos Ana Romero y Juan Carlos Buendía han fallecido con pocos días de diferencia. Curiosamente ambos criadores, desde sus respectivos hierros, seguían defendiendo la vigencia de un encaste fundamental del campo bravo andaluz: el de Santacoloma. Descansen en paz.