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Actualizado: 24 ene 2022 / 12:18 h.
  • Miles de personas participan en una manifestación de protesta por la situación que sufre el mundo rural y sus actividades, especialmente las labores desarrolladas por el sector primario, hoy en Madrid. EFE/Víctor Lerena
    Miles de personas participan en una manifestación de protesta por la situación que sufre el mundo rural y sus actividades, especialmente las labores desarrolladas por el sector primario, hoy en Madrid. EFE/Víctor Lerena

El asunto no es nuevo pero el vaso ya rebosa. El universo del agro en general y del campo bravo en particular se adentran en una noche oscura. Dejando a un lado las carísimas bobadas del ocioso e inútil ministro de Consumo, hay que profundizar en la creciente ideologización y burocratización de un medio tradicional que, más allá de su fundamental importancia social y económica –además de vertebradora de un espacio cada vez más vacío- se erige como un auténtico modelo de vida perpetuado a través de generaciones y generaciones que han sabido transmitir una cultura ancestral que cada vez se ve más amenazada.

Es el caso particular, repetimos, del mundo de la ganadería de lidia, lastrado por el impresionante incremento de los costes de producción que se ha aliado con el desplome del número de festejos impuesto por el desarrollo de la pandemia para crear una situación apocalíptica que tendrá consecuencias. Pero, ojo, el enemigo no sólo está en la trinchera contraria. En los últimos tiempos el campo bravo también tiene que soportar la deriva del propio sector que deja pudrirse en los cercados estupendas corridas de toros –que sólo puede encontrar su salvación en los festejos populares- mientras un reducido grupo de hierros –ahí hay que colgarle el sambenito a ciertos toreros- acaparan el mercado creando un peligrosísimo desequilibrio.

Todos a Madrid

Hay que volver al denominador común. Todos los sectores agraviados –de la caza a la pesca; de la ganadería a la agricultura- se han unido en la manifestación convocada por Alma Rural para protestar por su angustiosa situación. Ha sido en Madrid, rompeolas de todas las Españas. Los convocantes, que desplegaron bueyes, caballos, burros y carros por las avenidas capitalinas hablaban de esas “normativas incoherentes” nacidas de ese ecologismo de moqueta que entiende en campo como un pasatiempo de senderistas y quiere convertir a los animales en semejantes.

Pero no, no se puede hablar, y mucho menos legislar, de lo que no se conoce ni se siente. No es lo mismo vestirse de espantapájaros con botas de ‘trekking’ que despertarse antes de las claras para saber el estado de tu ganado. ¿Qué va a ser lo mismo? El asunto cobra tintes kafkianos si aplicamos esa empanada ideológica que quiere modificar nuestro modelo de vida para cambiarlo por un falso paraíso animalista, vegano, inclusivo, radical-feminista y con no sé cuántas perspectivas que, como una lluvia fina, van empapando nuestro imaginario sin que no nos demos cuenta.

Rescatamos, a modo de perfecto resumen de la situación, las palabras de Fermín Bohórquez, presidente de Alianza Rural: “no se puede admitir que se legisle a nuestras espaldas y desde una visión urbanita desconocedora de la realidad del campo, de la realidad del mundo rural; perjudicando nuestros intereses, empujando nuestros pueblos al abandono o a convertirlos en museos para visitar los fines de semana”. Ni más ni menos.

Algunas noticias por contar

Estos días se habían producido un par de noticias que habíamos dejado en el tintero. Ahí está la inoportuna fractura de escafoides que ha sufrido Manuel Escribano mientras se entrenaba en lo de Núñez del Cuvillo. Le queda más de un mes de inmovilidad para evitar el quirófano. Se perderá el compromiso contraído en Venezuela este mismo viernes. Se le desea buena recuperación.

Pero hay más, como la salida a la palestra del amigo Manolo Morilla Tenorio. El célebre taurino utrerano ha unido fuerzas con Miguel Ángel Rondino para volver al mundo del apoderamiento con el objetivo de recuperar ciertas esencias perdidas. Morilla fue, precisamente, el descubridor de Rondino. Tuvo excelente ambiente como novillero a principios de los 90 pero las cosas no le rodaron como matador y encaminó su vida profesional por otros derroteros. Hace algunos días se juntaron en Las Cobatillas, la finca de José Murube, para dar oficialidad al proyecto. Sólo queda saber quién será el primer torero –o proyecto de tal- que se ponga en sus manos. Se les desea suerte. Afición tienen de sobra.

La última de Esperanza Oña

Sólo una última cosa, que viene a cuenta de lo escrito: Esperanza Oña, la famosa alcaldesa pepera de Fuengirola –hoy vicepresidenta segunda del parlamento andaluz- se ha propuesto abanderar un lobby animalista en el seno de la cámara autonómica que, evidentemente, también tiene resonancias antitaurinas. Conviene recordar que doña Oña no tuvo empacho en pasarse muy cerca al mundillo taurino cuando detentaba el bastón de mando de la localidad malagueña. París bien vale una misa...

A partir de ahora no va a dudar en unir fuerzas con lo mejor de cada casa para ahondar en esa dudosa humanización de los animales que sólo nos lleva al desastre. Y de muestra un botón. Entre sus nuevas amistades se encuentra una tal Luz Marina Dorado, que milita en Adelante Andalucía. La moza no ha dudado en afirmar que “montar a caballo es una forma de explotación del estado”. Pues así todo... En el grupo popular, que ya la da por imposible, dicen que es cosa particular de la señora Oña. Y tanto. Alguien lo dijo un día: ¡Al suelo, que vienen los nuestros!