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Actualizado: 16 nov 2020 / 12:42 h.
  • Las cuentas de José María Garzón

Una temporada para la reflexión

“En picos, palas y azadones, cien millones...” Es la frase más célebre de las mitificadas cuentas del Gran Capitán Fernando de Córdoba, afeando al rey Fernando de Aragón que le pidiera explicaciones después de haberle regalado un reino. José María Garzón también ha echado sus propias cuentas y descargos en un año que quedará marcado a fuego en la trayectoria de su empresa ‘Lances de Futuro’ y en su propia intimidad personal.

El empresario sevillano ha decidido esperar a la finalización de esta extraña temporada –sólo queda el capítulo torista de la ‘Gira de Reconstrucción’ en Logroño- para hacer un ejercicio de paciencia y memoria emitiendo una carta abierta que, a buen seguro, se quedará sin responder. No hay que olvidar un dato fundamental: Garzón ha organizado en El Puerto y Córdoba las dos corridas más trascendentes de este año de rigores y dejó a punto de caramelo ese frustrado espectáculo coral que debía haber abanderado la reactivación del negocio taurino el día de Santiago en la plaza de La Malagueta. Pero ya saben que algunos duendes se pusieron en contra...

Garzón recalca un concepto básico en su carta: su objetivo pasaba –y pasa- por seguir dando toros. Es que no queda otra. A esa premisa se ha unido la capacidad de crear ilusión, la ajustada comunicación de sus objetivos, la movilización de la afición, la presencia en los medios y hasta la capacidad de romper las barajas más ajadas con ese mano a mano de Córdoba... Frente a esas metas sólo se ha percibido resignación, opacidad, inmovilismo...

A partir de ahí, cada cual echa sus cuentas. Nadie tiene potestad para decirle a otro como debe jugarse su dinero pero se han echado en falta demasiadas cosas. Las enormes dificultades para abrir las principales plazas del circuito son evidentes si se profundiza un poco en el asunto más allá de la inmediatez de la demagogia pero... ¿esas dificultades eran absolutamente insalvables? ¿Se han explorado todos los caminos para hallar una fórmula de transición? ¿Había que atacar al que se decidió a salir de la trinchera a cuerpo limpio?

De cara a 2021

Esas preguntas no se han contestado aún al aficionado pero podemos formular otra: ¿El problema era Garzón o la pandemia? La afición sigue sin digerir los ataques injustificados y la falta de explicaciones. El gerente de ‘Lances de Futuro’ no lo menciona en su carta pero hay otro dato revelador que refuerza la rehabilitación de su figura después de la inflada polémica portuense. El orden del día del pleno del 17 de septiembre en el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María incluía en su punto 22 una moción del grupo socialista en el que se pedían explicaciones en torno a la “gestión política” y a “lo acontecido en la corrida del pasado 6 de agosto”. El punto fue retirado sin llegar a ser abordado. No había caso.

Antes y después del 6 de agosto

Pero la corrida de El Puerto, que sigue girando en el epicentro de la polémica, sólo fue un revulsivo en medio de una nefasta temporada. También lo habría sido la anunciada Goyesca de Ronda programando un cartel –Morante, Roca y Aguado- que no había sido posible repetir desde aquel famoso 10 de mayo de 2019 en Sevilla. Ya saben que el endurecimiento de las medidas sanitarias por parte de la Junta de Andalucía dio al traste con esa cita, una de las pocas de primer nivel que sí se había anunciado hasta ese momento

¿Era Garzón el culpable de ese rigor? Rivera Ordóñez, que no ahorró críticas a su colega, habría recibido parecidos palos si hubiera abierto la Maestranza de Ronda a la mitad de su aforo, aparentado una entrada mayor. ¿Quién lo duda a estas alturas? El enemigo es otro; está armado y recrecido y habita el banco azul del Congreso de los Diputados. Ése es el frente en el que debería batallar ANOET, que sigue sin rehabilitar la figura de su asociado después de anunciar la apertura de un expediente que choca con la resolución de las autoridades autonómicas. ¿Quién tiene que dar explicaciones a quién?

Pero agua pasada ya no mueve molino. A partir de ahora hay una cosa está clara: no se puede dejar pasar otro año en blanco en espera de que se aparezca el Espíritu Santo. Los principales escenarios del toreo –Madrid, Sevilla, Valencia o Bilbao- tienen que hacer lo que humanamente sea posible para dar toros: olvidando por un tiempo las fórmulas clásicas; dejando a un lado los esquemas de ferias o abonos; actuando en la distancia corta para sortear los vericuetos de la pandemia; concitando la participación de los primeros actores...

El pecado de Garzón ha sido moverse en la foto. Había una consigna nítida: que no se cimbree un varal; que no se den toros. Sólo así hay que entender el boicoteo de la corrida de Málaga o la catarata de críticas que siguió a la de El Puerto. Los Pereda ya habían soportado el primer chaparrón en Huelva después de atreverse a organizar la única feria digna de tal nombre al Sur de Despeñaperros. Pero ellos no eran el enemigo a batir.

Algunos adioses

No podemos concluir el Observatorio Taurino de esta semana sin recordar a los que se fueron, como Manolo Villalba, matador de alternativa y hombre de confianza de la casa Peralta y Jaime Ostos. Falleció el pasado viernes en Coria del Río. Pero nuestro recuerdo más especial va para Rafael González Moreno, el popular Rafemo, que ha vuelto a poner nombre y apellidos a la trágica lista de víctimas del covid-19. Su discreta, amable y elegante presencia en el burladero de gráficos formaba parte del paisaje humano de la plaza de la Maestranza. Rafael era una ráfaga de otro tiempo, de otros modos perdidos. Veneraba a su paisano Curro Romero. Como él, aprendió a coger el capote de manos de Salomón Vargas en el campo de fútbol de Camas. En su caso se hace bueno el epitafio de Curro Cúchares, escrito bajo el altar del Cristo de la Salud de San Bernardo: “Dichoso aquel que fuera llorado sin dejar en la tierra un enemigo”.