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Actualizado: 20 feb 2020 / 17:28 h.
  • Real Maestranza: 350 años al servicio de la Patria y el Rey
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El lance evocó el mismo momento y en el mismo lugar: una ovación larga, sostenida en el tiempo, -hasta emocionante- marcó muchas diferencias y subrayó lealtades en estos tiempos de pan llevar. El Rey aún no había tomado la palabra para clausurar el tradicional acto de entrega de premios taurinos y universitarios –el segundo que preside como Hermano Mayor de la Real corporación- pero el calor sincero del público congregado en la carpa instalada en el ruedo de la plaza sirvió para marcar algunas certezas. El acto se celebraba en un inusual horario matinal y con una instalación que permitía la entrada de la luz solar, dando una atmósfera inédita al evento. En la memoria global gravitaban los últimos acontecimientos sociopolíticos de este país y hasta los desprecios a la Corona de algunos actores de la política que ahora se sientan en el banco azul.

El estandarte de su Casa señalaba que el Señor ya se encontraba en la Real Maestranza. La enseña carmesí con las armas de Castilla, Léon, Navarra, Aragón y Granada tremolaba en el mástil del reloj de la plaza. El Hermano Mayor hizo entrada en la carpa acompañado de su teniente, Santiago de León y Domecq; empuñando el bastón de mando que antes habían detentado su padre, Juan Carlos I, y su abuelo: el viejo rey Juan que mantuvo el privilegio unido al maestrazgo de las órdenes militares. En esa carpa que cubría el centro del anillo le esperaban todas las fuerzas vivas de la ciudad: el alcalde Espadas; por supuesto el rector Miguel Ángel Castro Arroyo:; el arzobispo Asenjo, próximo a presentar su renuncia al Papa; las autoridades militares, académicas y judiciales; los títulos y caballeros de la Casa; los hombres de luces -toreros y universitarios- que recibirían sus premios y un presidente andaluz, Juanma Moreno, que se estrenaba en este acto que es la mejor fachada de la corporación maestrante de cara a la ciudad. Tampoco faltaba el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, que ha mostrado cierta tibieza en lides taurinas. Pero eso es lo que hay...

Santiago León abrió el turno de palabra. El teniente de Hermano Mayor renovó los votos de lealtad a la Corona de una Maestranza, la de Sevilla, que cumple 350 años de fecunda historia y que también ha rebasado de largo el medio siglo premiando la excelencia taurina y académica. Cuando se empezaron a otorgar los premios universitarios a los números uno de cada promoción en el lejano 1965 sólo había cinco facultades -Ciencias, Derecho, Medicina, Arquitectura y Filosofía- y la lista de titulaciones ya suman casi treinta. El teniente dejó claro que “la Tauromaquia es patrimonio cultural e histórico del pueblo español” antes de renovar su vocación “de servicio a la patria y apoyo a la Corona a las órdenes de Vuestra Majestad”.

De los discursos

Tal y como ocurrió en 2015, no había mesa presidencial. Las primeras autoridades ocuparon la primera fila de los asientos dispuestos en el ruedo; sólo un atril situado a la derecha del estrado en el que el marqués de Gramosa -secretario del Real Cuerpo- ejerció de maestro de ceremonias. Era el turno del rector de la Hispalense, Miguel Ángel Castro Arroyo, que acertó en un medido discurso a explicar que la presencia del Rey suponía “la prueba irrefutable de que seguimos en un camino cierto; de saber que estas cuatro décadas de progreso y democracia no van a desaparecer”. Castro Arroyo había dado en la clave: de alguna manera, el acto de este jueves se había convertido en un ejercicio de permanencia, unidad, permanencia... en torno a la figura de Felipe VI.

Y los premiados...

Pero aún quedaba el capítulo central: la entrega de premios correspondientes a la temporada 2019. Pablo Aguado, triunfador absoluto y autor de la mejor faena, proclamó su propio reinado en medio de ovaciones. Pero había otros premiados de alcurnia, como Morante de la Puebla, que recogió el diploma correspondiente al mejor toreo de capote del ciclo abrileño del pasado año o Diego Ventura, galardonado como mejor caballero rejoneador. En el apartado de la suerte de matar el premiado fue José María Manzanares. El criador Ricardo Gallardo, propietario de la divisa de Fuente Ymbro, recogió la 'Copa Grande de Plata' que subrayaba la mejor corrida lidiada el pasado año, seguido muy cerca del jovencísimo Rafael Molina Domecq.

Santiago Domecq, por su parte, recibió la 'Copa Pequeña de Plata' que recordaba la sobresaliente lidia del ejemplar llamado 'Aperador'. También pasaron por el estrado los banderilleros Curro Javier –que ya habrá perdido la cuenta de los premios recogidos- además de Iván García, que no pudo comparecer, y el picador Juan Antonio Carbonell. Tampoco hay que olvidar el diploma recogido por el periodista Alberto García Reyes que venía a recordar el brillantísimo pregón taurino pronunciado el pasado año en la mañana del Domingo de Resurrección.

Como colofón hay que sumar la larga lista -con acento femenino y sin necesidad de cuotas ni ideologías de género- de números uno de las respectivas facultades y escuelas universitarias, además de los novilleros Jaime González-Écija y Uceda Vargas que recibieron el traje de torear y el capote de paseo que les acreditan como los mejores de las novilladas de promoción celebradas en el verano maestrante. El Rey tuvo un detalle de grandeza al romper el protocolo establecido y retratarse con ellos. Una ovación emocionante subrayó su gesto. Aquí no hay complejos...

Quedaba el discurso del presidente Moreno, que volvió a mostrar un mensaje de unidad y lealtad: “La Corona aviva los valores que nos hacen reconocernos en lo que somos en los momentos más complicados” explicó el máximo mandatario andaluz. Pero el máximo interés estribaba en oír las palabras del Hermano Mayor de la Real Maestranza. El Rey habló de “lealtad, esfuerzo e integridad” antes de alabar la capacidad del cuerpo nobiliario para adaptarse a los tiempos. Felipe VI tuvo palabras de especial aliento, cariño y reconocimiento para los premiados. “Estos premios distinguen la excelencia y contribuyen a la cohesión de la sociedad”, señaló el Monarca que destacó los 350 años que acumula la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, de la que es Hermano Mayor efectivo, “al servicio de la Corona y la Patria”.