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Actualizado: 14 abr 2021 / 11:50 h.
  • Roca Rey y Pablo Aguado: a cuatro días de un duelo incierto

Roca Rey y Pablo Aguado, con Morante de la Puebla y los toros de Victoriano del Río, deberían torear en Sevilla este domingo. Forman el cartel de apertura de esa temporada de primavera preparada por la empresa Pagés que sigue pendiente -apurando plazos, la paciencia de todos y hasta el más elemental sentido común- de la resolución de las autoridades de la Junta de Andalucía. Tienen que autorizar, o no, el plan de contingencia presentado por Ramón Valencia el pasado 7 de abril para poder reabrir la plaza de la Maestranza a la mitad de su aforo. Nadie puede aventurar qué pasará aunque los nubarrones son cada vez más negros sobre el antiguo monte Baratillo. Las dudas de las autoridades gubernativas –que han pasado la pelota a Sanidad en torno al célebre metro y medio que separa a unos y otros- se suman al previsible paso de la ciudad de Sevilla al nivel 3. La solución ya no puede tardar pero las cosas están complicadas...

El caso es que Roca y Aguado llevan –como explicaremos- casi dos años sin verse las caras en una plaza de toros. Pero es que el peruano, además, no torea en España desde comienzos de julio de 2019. Después del próximo 18 de abril –una fecha que podría convertirse en papel mojado en pocas horas- Roca está anunciado el 8 de mayo en Jerez de la Frontera. Pero la Feria del Caballo, como el ciclo primaveral de Sevilla, también estaría condicionada a la única posibilidad de abrir el coso jerezano a la mitad de su aforo...

Han pasado casi dos años -mes arriba o mes abajo- desde la última vez que Andrés Roca Rey se vistió de torero en la Madre Patria. Fue el 10 de julio de 2019 en la primera de las dos tardes que había contratado en la feria pamplonica de San Fermín. En esos momentos arrastraba las dolorosas secuelas –que le inhabilitaban por completo- de la fortísima voltereta sufrida el 22 de mayo anterior en la plaza de Las Ventas cuando toreaba de capote a un sobrero del Conde de Mayalde. Aquella tarde, paradójicamente, marcó una de las cimas de su breve temporada; pero también la sima. Andrés abrió la Puerta de Madrid después de desorejar al sexto ‘parladé’, al que cuajó una grandiosa faena. Se lo llevaron a hombros camino de la calle de Alcalá. Entonces no se podía atisbar pero el torero estaba roto...

El resto es bien sabido: Roca no pudo cumplir su segundo compromiso en Pamplona en aquel ‘sanfermín’ de 2019. A partir de entonces se ampliaron los plazos de recuperación, se recurrió a distintos médicos y se marcó un punto de no retorno: la Goyesca. Pero el torero tampoco pudo acudir a la cita rondeña y fue sustituido por Aguado. La temporada tuvo que darse por perdida y Roca tuvo que esperar al 3 de noviembre de 2019 en su ciudad natal, Lima, para volver a sentir el tacto del traje de luces.

Pero la máxima expectación radicaba en conocer su estado de forma de cara a la trascendental temporada española en las Fallas de 2020. Entonces nadie podía atisbar que todo acabaría saltando por los aires. Roca Rey había reventado la taquilla en la tarde prevista para reaparición pero la cita tampoco tuvo lugar. Había llegado esta pandemia empeñada en cambiarlo todo y con ella, el fundido a negro de la propia temporada. Después llegó la tímida reactivación taurina veraniega, los titubeos de la normativa andaluza y, de nuevo, el anuncio del nombre de Roca Rey en la Goyesca de Ronda para alternar con Pablo Aguado. Es historia sabida: la polémica inflada que siguió a la corrida del Puerto de Santa María el pasado 6 de agosto, que había sido autorizada a la mitad del aforo de la Plaza Real, acabó llevando a la Junta de Andalucía a recular, dando al traste con el cartel rondeño y hasta la Feria de San Miguel de Sevilla. La vuelta de Roca volvía a quedar aplazada sin fecha.

Antecedentes de un duelo aplazado: 10 de mayo de 2019

Conviene retroceder aún más para entender los vericuetos de este duelo que permanece aplazado. Roca se sabía triunfador de la Feria de Abril de 2019, la última que hemos vivido hasta ahora, después de cuajar una faena apabullante a un toro de Núñez del Cuvillo del que le llegaron a pedir el rabo. La cumbre, en ese momento, parecía inalcanzable pero el peruano aún tenía que cumplir un tercer pase en el ciclo hispalense junto a Morante y Aguado, con el que aún no había alternado como matador de toros. Y fue Aguado, precisamente, el que se llevó el gato al agua aquel 10 de mayo cuajando la faena de la feria y de muchas ferias. El sevillano puso el agua a hervir al peruano, que salió de la plaza haciéndose demasiadas preguntas. No han vuelto a verse anunciados en un patio de cuadrillas a pesar de haber estado anunciados tres veces desde entonces: en Colmenar Viejo, Ronda y ahora en Sevilla

¿Llegó a vetar Roca a Aguado después de aquel acontecimiento? Ésa había la primera y única vez que hicieron el paseíllo juntos en toda la temporada de 2019. El empresario Carlos Zúñiga sí había conseguido juntar sus nombres para la feria de Colmenar Viejo a finales de agosto de aquel año pero la evolución de la grave lesión que se produjo Roca en San Isidro acabaría precipitando la cancelación de su agenda después de vestirse de luces por última vez en San Fermín. Resumiendo: no se han vuelto a ver las caras.

La polémica del Domingo de Resurrección de 2020

Hubo que esperar a los cabildeos previos a la gestación de la Feria de Abril de 2020 –que no logró pasar del papel en el que fue anunciada- para saber que el famoso ‘vis a vis’ iba a seguir pendiente. En ese momento no sabíamos nada del estallido del covid-19, del confinamiento posterior y, mucho menos, de la suspensión de la temporada. Pero los nombres de Roca Rey y Pablo Aguado tampoco se iban a unir en los carteles presentados a mediados de febrero del pasado año. ¿Qué pasó? La cosa giraba en torno a la inamovible corrida de Garcigrande en la fecha del Domingo de Resurrección, que rechazó Pablo Aguado. A partir de ahí la cosa se enredó. Y de qué modo...

Roca Rey –o su anterior apoderado, Ramón Valencia- había impuesto el prestigioso hierro salmantino en una tarde que ya tenía el cartel hecho en las quinielas del aficionado: la combinación natural no podía ser otra que la de Morante, Roca y Aguado, máximo triunfador y excepcional revelación de la Feria anterior. Pero no fue así... Desde el primer momento se supo que el sevillano no estaba dispuesto a estoquear los garcigrandes en tan emblemática fecha; también que otro actor natural de tan lujosa jornada –José María Manzanares- había dejado el campo libre después de contratarse en Arlés. A partir de ahí el asunto se enrocó retrasando el tempo habitual de la gestación del ciclo abrileño. El cartel de Resurrección estaba sirviendo de tapón del resto de las combinaciones mientras el tiempo seguía corriendo. Se habló de la presencia de El Juli –que renunció a esa pelea de gallos en corral ajeno- y de otros pretendientes a integrarse en la terna. Hasta que unas declaraciones de Morante confirmaron que ya se había ajustado con Ramón Valencia para hacer el paseíllo el Domingo de Pascua. Hasta ahí todo más o menos normal... hasta que corroboró lo que ya se sospechaba: la corrida, inamoviblemente, era de Garcigrande.

Talavante entró en juego

Desde ese momento, las cartas de Pablo Aguado empezaron a tener poco margen de juego. Si Morante y Roca –que está apoderado por la empresa Pagés- tenían plaza fija en el traído y llevado cartel con los manoseados toros de Justo Hernández, a Pablo sólo le quedaban dos opciones: tragar o quedarse fuera. En esa tesitura entró en danza el nombre de Alejandro Talavante que ya había hecho pública su decisión de reaparecer en la pasada -y truncada- temporada después de un año en barbecho que sigue engordando. Tenía que haber vuelto el Sábado Santo de 2020 en la plaza de Arlés en un peculiar mano a mano con el joven diestro galo Juan Leal, enfrentándose –precisamente- a cuatro toros de Garcigrande que iba a sumar a dos de Adolfo Martín. Esa cita, ya lo saben, quedó fulminada. Pero lo que nos interesa: Aguado se había quedado fuera de Pascua.

Las explicaciones de Ramón Valencia

Ramón Valencia, apoderado de Roca y –sobre todo- empresario de la plaza de la Maestranza ofreció su visión de los hechos en la presentación de los carteles defendiendo con vehemencia la ubicación de la corrida de Garcigrande. El empresario sorprendió a los periodistas al asegurar que él mismo había “convencido” a su torero de que tenía que matar esa corrida argumentando que “tampoco es la predilecta de Roca Rey”. Pero había más tela que cortar: Roca tampoco quería enfrentarse a los hierros de Juan Pedro Domecq y Jandilla, dificultando el definitivo reencuentro con Aguado que, con cuatro tardes contratadas por coleta en el abono sevillano, no iba a coincidir en ninguno de esos carteles convertidos en papel mojado,

Pero Ramón Valencia siguió incidiendo en el asunto: “Si Morante y Roca Rey me admiten la corrida de Garcigrande, ¿por qué no me la va a admitir Pablo, con todos mis respetos? interrogó el empresario en aquella rueda de prensa del pasado 13 de febrero, repitiendo una y otra vez una pregunta que quería ver convertida en titular: “¿Y por qué no Garcigrande?”.

Valencia explicó que ya le había indicado a su poderdante que tendrían que verse en algún momento las caras con Pablo. Se le ofreció compartir un cartel en la corrida de Victoriano del Río. “Dijeron que no”, aseguró Ramón Valencia extendiendo ese ofrecimiento a la feria de San Miguel. “¿Por qué no tampoco Victoriano del Río?”, volvió a preguntarse el empresario... Si Roca no quería Jandilla ni Juan Pedro; Si Pablo no quería la de Garcigrande ni tampoco la de Victoriano se estrechaban todos los márgenes. La pandemia, en cualquier caso, iba a convertir todo en confeti hasta el anuncio de este ciclo primaveral de altos vuelos que, a cuatro días escasos de su inicio, sigue pendiendo de un hilo demasiado fino.