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Actualizado: 07 mar 2017 / 10:45 h.

El primer pase se escenifica a orillas del Táliga

La bombonera de Olivenza, joya de la corona de Pepe Cutiño, ha vuelto a oficiar de banderín de enganche de una nueva temporada. La crema del escalafón ha calibrado su motorización antes de afrontar la campaña. El Juli, Manzanares o el irreductible Roca Rey -también Perera o el reaparecido Ferrera- han enseñado los dientes en esta nueva edición del intenso y breve ciclo extremeño que también ha servido de mostrador de las posibilidades de otros jóvenes cachorros como Ginés Marín. En el apartado novilleril hay que apuntar la proyección de un nombre nuevo -Toñete- y la clase contrastada de Pablo Aguado, que encara el camino a su alternativa con los deberes bien hechos. Más allá de las orillas del Táliga se abre el fuego purificador que anuncia una nueva primavera. Se inicia la temporada, comienza el nomadeo de los hombres de luces.

Una nueva feria de San Isidro en el horizonte

Simón Casas y sus coros celestiales se estrenan como empresarios de la primera plaza del mundo. La feria de San Isidro, que se presenta mañana de forma oficial, es la definitiva prueba de fuego del autodenominado productor de arte, que también ha estrenado zapatos nuevos de presidente de ANOET, las siglas que agrupan a los pesos pesados de la patronal taurina. El avance del larguísimo mes de toros madrileño sirve para calibrar la calidad y oportunidad de las combinaciones antes de escuchar los juegos florales que acompañarán su protocolaria puesta de largo. La feria no da para matar el cabrito cebado y romper los pomos de perfume. Es una más, fiel al guión extensivo de la plaza de Las Ventas. Un rápido vistazo nos hace detenernos en un cartel peculiar: es el de la doble confirmación de alternativa de Ginés Marín y Álvaro Lorenzo que tendrá como padrino único a El Juli. El maestro madrileño parece haberse espoleado con la savia nueva de los cachorros. Más allá de ese cartel, que goza de su propio argumento, parece difícil encontrar combinaciones auténticamente rematadas aunque sí hay ternas con cierto argumento para el aficionado. Pero es casi imposible redondear: la ausencia de figuras consagradas como Manzanares y Morante -que sí se habrían apuntado a los bolos de Beneficencia y la Cultura- hace imposible rematar un ciclo interminable que sólo podría encarecerse con la repetición -a cuatro, cinco o seis tardes- de las figuras del momento trufadas con los toreros emergentes. Simón tocará la lira mañana. Pero no hay más cera que la que arde. De revolución nada.

Otros asuntillos que se hablaron estos días...

Y hablando de San Isidro hay que comentar la nueva reaparición puntual de Eduardo Dávila Miura, que ha vuelto a sorprender a propios y extraños liándose la manta a la cabeza para salir al embudo venteño. El 175 aniversario de la mítica vacada familiar justifica esta nueva vuelta del veterano matador sevillano, que ya saldó con éxito y reconocimiento coral las apariciones fugaces de Sevilla y Pamplona. El torero ha afirmado que no hay dos sin tres aunque no sabemos si habrá cuatro. La vacada de Miura vuelve a lidiar en Bilbao este año. Preparación y capacidad tiene para ello. Pero la semana que se fue dio para más: se comentó y lamentó la triste desaparición de Ángela, pionera del toreo femenino moderno que falleció el pasado miércoles por las complicaciones de una operación quirúrgica. Su estela fue seguida por otras mujeres como Maribel Atiénzar en los años 70 y Cristina Sánchez en los 90. Descanse en paz. Y nos vamos deseando suerte a los que vienen y a los que van: de una forma cariñosa a Pepe Luis Vázquez, que volverá a sentir el tacto del oro y la seda en la plaza de Illescas el próximo sábado. Enviamos un abrazo especial a Manuel Escribano, renacido taurina, personal y profesionalmente después de un calvario que no ha logrado doblegarle.