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Actualizado: 20 feb 2019 / 12:38 h.
  • Ventura y Hermoso de Mendoza vuelven a la Maestranza sin verse las caras

No habrá duelo al Sol. Diego Ventura y Pablo Hermoso de Mendoza volverán a cabalgar sobre el inmenso ruedo de la plaza de la Maestranza pero lo harán en fechas, circunstancias y carteles distintos. Quedará sin resolver, una vez más, una encarnizada rivalidad que no se ha dirimido en las plazas de toros por el pertinaz enroque del maestro navarro, ausente de la Feria de Sevilla desde 2012 y alérgico a alternar con Ventura, especialmente en las plazas norteñas de su área de influencia.

Pero este duelo, tantas veces aplazado, se ve aliñado con otras circunstancias. Hay que recordar que Ventura se había negado a participar en el último ciclo abrileño por su disconformidad en torno a la ganadería a lidiar. El jinete ya había advertido el año anterior que no volvería a lidiar en Sevilla la corrida de Fermín Bohórquez, un hierro que la empresa Pagés volvió a reseñar afeando al rejoneador que empleara “la alcachofa” para formular sus reivindicaciones.

El jinete cigarrero quería abrirse a otros hierros y encastes para dar una nueva dimensión a su propia tauromaquia y cortó por lo sano, quedando fuera de la cartelería abrileña. Pero no se alejó demasiado de Sevilla. Se encerró con seis toros de distintas procedencias en la plaza de Espartinas en una tarde lluviosa; el mismo día y prácticamente a la misma hora en la que se resolvía el festejo ecuestre programado en la Feria de Abril con un cartel de circunstancias. El órdago se resolvió triunfalmente.

El empresario Ramón Valencia ya había hecho ver su malestar con Ventura en la presentación de los carteles del serial sevillano, llegando a argumentar que la empresa Pagés no contemplaba la combinaciones de matadores y rejoneadores un mismo cartel para resolver el entuerto. “En esta plaza, hoy por hoy, no se hacen corridas mixtas”, sentenció el empresario que habría cambiado esa estrategia para darle el sitio demandado al jinete de la Puebla del Río. El disgusto no podía ser eterno y el “hoy por hoy” parece haber quedado en un ayer. El impresionante palmarés de Diego Ventura –indiscutible número uno de la especialidad- merecía aparcar cualquier diferencia aunque el aficionado, una vez más, se quedará sin contemplar el definitivo vis a vis con Pablo Hermoso de Mendoza, al que sólo le preocupa la promoción de su vástago.

Tendremos que conformarnos con verlos por separado. Al de la Puebla del Río, precisamente, en la corrida mixta que ha adelantado el portal especializado Sevillatoro.com. Diego Ventura alternaría con los diestros Julián López ‘El Juli’ y Cayetano, que despacharán toros de Garcigrande. La ganadería de los toros a lidiar por el rejoneador aún estaría por reseñar aunque la apuesta del jinete, a buen seguro, se alejará de los hierros al uso en la especialidad equina.

Hermoso, por su parte, capitalizará el único festejo de exclusividad ecuestre que ahora se incluye en el serial sevillano desde la supresión de la obsoleta ‘matiné’ coral del Domingo de Farolillos. Los planes del maestro navarro pasan por darle la alternativa a su hijo Guillermo después de foguearlo y pasearlo por casi todo el circuito sin soltarlo de sus pechos. Ejercerá de testigo de la ceremonia la amazona francesa Lea Vicens, que juega a favor de obra. Para terminar de redondear el guión establecido se lidiará la habitual corrida de Fermín Bohórquez, que no ha dejado de ser incluida en el elenco ganadero que maneja la empresa Pagés.

Llegados a este punto es obligado recordar que el propio Ventura había demandado su presencia en el cartel de la vuelta de Hermoso a Sevilla. “Quiero torear con Pablo y su hijo en Sevilla”, clamó en unas declaraciones vertidas antes de su trascendental y triunfal encerrona madrileña del pasado otoño, que redondeó un año plagado de acontecimientos. Era la primera vez que un rejoneador cumplía un empeño de esas características en la plaza de Las Ventas. Pero los aficionados madrileños ya le habían visto salir a hombros algunos meses antes con el primer rabo que se concedía a un torero a caballo. “Lo más ilusionante para mí sería torear con Pablo y su hijo una corrida santacolomeña de Pallarés; eso sí sería pensar en el aficionado”, insistió Ventura que celebró el pasado año el vigésimo aniversario de su alternativa como rejoneador cumpliendo esos dos hitos pero sin poder pisar una plaza, la de la Maestranza, que le ha visto abrir su Puerta del Príncipe hasta diez veces.

Y en la plaza de la Maestranza, precisamente, cortó Pablo Hermoso de Mendoza el último rabo que se ha concedido en tan trascendental escenario. Lo hizo hace veinte años, coronando así una impresionante revolución técnica y artística que llevó a la especialidad ecuestre a niveles que nunca se podían haber imaginado. Hermoso tiene un papel fundamental en el hilo del toreo a caballo y en su auge. Quién lo duda. Pero la negativa del jinete navarro a escenificar la única competencia posible –con Diego Ventura- también es culpable de la decadencia de una especialidad en la que, hoy por hoy, brilla un solo astro mientras se apaga su antigua estrella. Podía haber sido en Sevilla. Pero no será así...