Entrevista
Adriana Cerezo: "Entreno para que mi peor día sea mejor que cualquiera del resto"
La taekwondista madrileña busca este miércoles en los Juegos de París su segunda medalla olímpica, tras conseguir la plata en Tokio con 17 años
Adriana Cerezo buscará en París su segunda medalla en unos Juegos Olímpicos. / ALBA VIGARAY
Justo al lado del gimnasio Hankuk, en San Sebastián de los Reyes, hay una residencia de jugadores del Atlético de Madrid que se presenta ante el viandante con ostentosos letreros. La meca de la subcampeona olímpica de taekwondo en -49 kg. Adriana Cerezo (Alcalá de Henares, Madrid, 2003), en cambio, no es fácil de encontrar aunque Jesús Ramal, su entrenador y el de tantos otros competidores, haya facilitado correctamente la dirección. Es la diferencia, una de tantas, entre el fútbol y deportes como el taekwondo.
Una vez allí, una tarde de julio, aquello es un hervidero de entusiasmo, compañerismo y deporte. Adriana es Adriana, la joya de la corona, pero también es una más en esa 'familia' que, dice ella misma, forma con sus compañeros de entrenamiento. Todos ellos trabajan con esmero para que Adriana, pura adrenalina, un cuerpo de menos de 49 kilos que parece una mera prolongación de su gigantesca sonrisa, alcance este miércoles en París (primer combate a las 11.11 horas) el objetivo que en Tokio se le escapó por apenas cinco segundos: un oro olímpico que, como dice ella, la convierta en historia viva del taekwondo.
¿Por qué le motiva competir?
Yo compito porque entreno. Me encanta entrenar y me gusta ser la mejor en todo lo que hago. No necesito tener unos Juegos Olímpicos en el horizonte para motivarme y acudir cada día a entrenar y para querer ser la mejor. O sea, no lo necesito. Pero es verdad que a raíz de eso quiero ser la mejor también de mi deporte. Y no solamente serlo ahora, sino que las personas consideren que... he marcado un antes y un después, ¿no? Hay ciertas personas que dentro de cada deporte decimos, "uf, este personaje ha proyectado algo distinto". Pues yo quiero ser ese personaje.
Quiero que la gente considere que he marcado un antes y un después en mi deporte
Tiene solo 20 años y ya piensa en trascender.
Creo que al final todo lo que hacemos, lo hacemos por nosotros mismos, egoístamente. Yo lo hago porque quiero ser campeona olímpica, yo lo hago por… Pero luego miras un poquito más allá y si a raíz de ser campeona olímpica tu deporte sale en la televisión y 7.500 niños lo ven y se vienen a apuntar, ya sabes que has hecho un poquito más, ¿sabes? Saber que has hecho algo distinto por la sociedad, por la gente, por lo que sea. Mira, el simple hecho de que me vea por la tele una amiga de mi abuela y se lo diga cuando baja al barrio... Todos esos pequeños detalles también son importantes. Para trascender tienes que estar muchos años en lo más alto, ahora vamos a intentar subir a nuestro pico de exposición aquí, mantenernos y seguir. Al final, todo esto lo hago porque entreno, porque me gusta. El día que yo no disfrute de esto, pues esos objetivos se me irán y haré otra cosa. Pero de momento, siendo esto lo que me gusta y lo que quiero hacer, ¿por qué no buscar un poco de más?
La taekwondista Adriana Cerezo. / ALBA VIGARAY
¿Qué está sacrificando con el taekwondo?
Mira, esa es una palabra que... Siempre digo que yo no considero que haga ningún sacrificio. O sea, creo que hago elecciones. Yo he hecho elecciones desde muy pequeña. Por ejemplo, cuando tenía ocho años, tenía el cumpleaños de un amigo y era a las seis de la tarde, a la misma hora que mi entrenamiento. Mi padre me decía: "¿Dónde quieres ir?". Pues yo quería ir al entrenamiento, a mí el cumpleaños me daba igual. Pues ahora es igual.
No digamos sacrificios. Digamos renuncias.
Sí, bueno, ¿a qué he podido renunciar? ¿A salir todos los fines de semana de fiesta? Pero yo con 12 años estaba en Australia, en una concentración de un mes con mis amigos. Al final, también en el entorno, mucha gente se cree que renunciamos a la vida social. Y es verdad que a lo mejor sí renunciamos a la vida social que todo el mundo concibe. Pero yo cuando entreno estoy con mi ‘familia’. Y si gano el oro olímpico, con los que saldré a celebrarlo es con ellos, con los que estoy en concentraciones todos los días, que son mis amigos además de compañeros.
¿He renunciado a salir de fiesta? Pero yo con 12 años estaba en Australia, en una concentración de un mes con mis amigos
El año que viene empezará cuarto curso del grado de Criminalística. ¿De qué le está sirviendo el taekwondo para su carrera universitaria y viceversa?
Del taekwondo para la universidad creo que lo que más aprovecho es la disciplina. No del taekwondo, sino la de cualquier deportista. Esa disciplina y esa forma de crear una rutina sí que creo que me la ha dado el taekwondo para los estudios en general, siempre, desde pequeña. Y al revés, creo que el tener algo por lo que preocuparme más allá del taekwondo, siempre y cuando el estrés no sea brutal, pero tener otros problemas, como tener que entregar un trabajo o tener que estudiar para un examen que vas mal, me ayuda a desahogarme un poco. Hay un momento en que tu mayor problema no es hacer un entrenamiento malo, porque mañana haces uno bueno, y ya está. Pero tienes un examen y...
Adriana Cerezo, en su gimnasio Han Kuk en San Sebastián de los Reyes, Madrid. / ALBA VIGARAY
El taekwondo es un deporte individual, evidentemente, pero tiene un equipo detrás. ¿Cómo de presente lo tiene?
Siempre, porque es imprescindible. Es un deporte individual, pero para empezar ya juegas con un 'coach'. Y luego, nosotros día a día tenemos que entrenar, tú cuando entrenas, no entrenas con una columna. En el atletismo, puedes correr tú solo. Pero aquí para pegar patadas a alguien necesitas un 'alguien'. Y yo entreno con muchos 'alguien' muy buenos que te ayudan a practicar lo más parecido a lo que te vas a encontrar en un campeonato: uno alto, uno bajo, uno que pesa más, uno que pesa menos, uno más rápido, uno más fuerte... Entonces, cuanto mayor sea ese grupo de trabajo que tengas, más motivado sea y más se crezca, mejor para nosotros.
Hay otros deportes en los que te puedes permitir un día malo, porque tienes otra jornada, tienes otro partido... Pero en el taekwondo se lo juegan todo en un día. ¿Le genera ansiedad no saber cómo se va a despertar el día en que le toque competir?
Por muy mal que duermas, por muy mal que te levantes de la cama, el día del campeonato siempre tienes esa adrenalina te va a dar un 'push'. Eso nunca me ha preocupado. Pero sí me ha preocupado el hecho de decir "estaré bien, estaré mal, los nervios…". Hasta que me di cuenta de que tenía que entrenar para que mi peor día sea mejor que el mejor del resto. Para estar preparado tienes que conseguir que el margen entre tu día malo y tu día bueno sea muy pequeño. Y confiar. Puedes estar en tu peor momento y a lo mejor no estás rápida, o no estás fuerte, pero sí estás más ágil, más hábil o más calmada, puedes ganar.
Hablemos de Tokio. ¿Cuánto le duró la sensación de haber ganado una plata pero haber perdido un oro?
Todavía la tengo.
¿Sí?
Sí, aún la tengo, pero tampoco con mucha pena. Bueno, a veces cuando me quedo mucho tiempo pensándolo, sí. Mira, yo trabajo todos los días para ser campeona olímpica en París, para ir a Los Ángeles y volver a serlo, para después ir a Australia… Pero al mismo tiempo, sé que mañana me puedo torcer un tobillo o que ya no me apetezca hacer taekwondo y ya no tenga otra oportunidad. Ahora tengo otra oportunidad, que es París, pero después de Tokio no sabía lo que iba a pasar. Esa oportunidad ya nunca va a volver, ¿sabes? Y cuando lo has visto tan cerca en ese momento es como... "macho, qué rabia". Pero también soy de las personas que confía que todo pasa por algo. Ahora tengo otra oportunidad y no la voy a desaprovechar.
En Tokio sentí que había perdido una oportunidad que ya no iba a volver
Y al revés, también me imagino que valorará que en ese momento, siendo una chavala de 17 años, nadie contaba, entre comillas...
Es mi mayor logro deportivo y lo valoro como tal. O sea, es la experiencia de mi vida, pero tengo esa sensación de que podría haber sido historia de mi deporte. Una campeona olímpica lo es. Y yo me quedé muy cerca.
¿Cuándo fue consciente del entusiasmo que generó esa medalla, la primera de Tokio, en España?
No había sido consciente que era el día de la primera medalla de España, porque era el primer día de la competición. Pero ese ‘boom’ de empezar a ver las redes sociales y que mi móvil petaba ya fue una locura. El gran impacto fue llegar a Barajas y ver el aeropuerto lleno de gente. Me di cuenta de que lo que había visto por la tele cuando era pequeña lo estaba viviendo desde el otro lado.
Adriana Cerezo. / ALBA VIGARAY
¿Le costó gestionarlo emocionalmente?
No, yo creo que esa parte la he llevado muy bien. Me ha costado más compatibilizar la exposición mediática con los entrenamientos. Yo no voy a dejar de entrenar por hacer una entrevista, pero sí es verdad que a lo mejor entrenas, te vas a hacer la entrevista, vuelves, entrenas y no descansas bien. Todo ese entramado del día a día es lo que creo que nos ha costado más ajustar.
A Tokio llegó como tapada y ahora va a París como una de las principales favoritas. ¿Le genera presión o le motiva?
A mí eso me gusta. También lo hablamos siempre con Jesús [Ramal, su entrenador], que al final nosotros queremos ser el rival a batir y queremos ser los mejores. El problema sería que la gente pensara que vas a perder en primera ronda. Eso es una putada. Que la gente ahora mismo vaya a París y se compre entradas para la final, a mí me mola. Ahora, que la gente fuera y comprara entradas para la primera ronda y ya veremos qué hacemos en la segunda... Pues me quitaría confianza. Nosotros confiamos a tope en nosotros mismos, que somos los que estamos haciendo el trabajo. Si Jesús confía, mis padres confían y yo confío, que la gente de fuera lo vea también así es un chute de energía.
¿Cambiaría todo lo que has ganado por el oro olímpico?
No, porque lo vamos a tener igual.
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