Opinión

Álvaro R. del Moral

Una cruz en la basura

Una cruz en la basura

Una cruz en la basura / Álvaro R. del Moral

La secuencia es conocida. Una alcaldesa sectaria, con las bendiciones de Cultura –que todo hay que decirlo- llevó hasta el final el empeño de derribar una antigua cruz de los Caídos situada en el Monasterio de Descalzas de la localidad cordobesa de Aguilar de la Frontera. ¿A quién molestaba ese símbolo de paz y redención, despojado de cualquier connotación política o bélica? Por lo visto era hiriente para la señora regidora de Izquierda Unida que asumió todas las consecuencias de una nefasta decisión que sólo ha servido para echar vinagre a las heridas y abrir el enésimo –y artificial- debate mediático.

La cruz, después de ser arrancada de su lugar, fue metida en la caja de un camión que la arrojó sin miramientos al vertedero del pueblo. ¿Se habrían atrevido a hacer lo mismo con otro símbolo confesional? ¿Habrían tirado con el mismo odio o desprecio un ejemplar del Corán? Ya conocen de sobra las respuestas. Pero la imagen de la cruz en la basura, más allá de su indudable patetismo, tiene otras lecturas y un carácter estremecedoramente simbólico. Con la cruz, se va al despeñadero una civilización entera, una forma de ver la vida, un retablo de valores y hasta el alma de la vieja Europa, que dirime una de las últimas batallas de su identidad en medio del descalzaperros de la pandemia.

-¡Qué exagerado es usted!- Podría ser... pero podemos dejar a un lado el vertedero de Aguilar de la Frontera para ahondar en la idea. El animalismo, el falso progresismo, el feminismo radical, la ideología de género, el ridículo independentismo... son sólo aristas de un pensamiento único que persigue derribar lo que de verdad somos. Como esa cruz tirada a la basura.

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