Opinión

Juan Luis Pavón

La excepcional humildad de Emilio Gómez González

Ha fallecido uno de los investigadores más extraordinarios y polifacéticos de la comunidad universitaria, académica y científica de Sevilla. Emilio Gómez González. Catedrático de los que merecen tal rango. Creador en el 2001 del pionero Grupo de Física Interdisciplinar de la Universidad de Sevilla, desde la Escuela Técnica Superior de Ingeniería. Tan abnegado como humilde. Tan admirable por sus logros como por su bonhomía. “El desarrollo de la ciencia aplicada a la salud no entiende de días festivos”, fue su frase que elegí para titular la entrevista que le hice en el año 2010. Un proceso canceroso de afectación muy rápida en su páncreas y en su hígado ha acabado con su vida a los 54 años de edad. Decenas de miles de personas en todo el mundo gozarán de mayor esperanza de vida gracias a los avances tecnológicos que Emilio Gómez González ideó y materializó con médicos, físicos e ingenieros (sistemas de análisis y gestión de imágenes quirúrgicas, óptica y holografía multiespectral, ultrasonidos guiados por imagen y neurofotónica, entre otros muchos), para mejorar el diagnóstico y tratamiento de tumores y otras patologías mediante técnicas cirujanas no invasivas.

Antes del periodo navideño, Emilio Gómez González se mostraba ilusionado con su implicación en investigaciones tan diversas como los avances en la detección de sustancias y agentes químicos, biológicos, radiológicos, nucleares y explosivos, que estaban suscitando buenas expectativas a nivel internacional en muchos expertos en seguridad, como continuación y aplicación práctica del proyecto que puso en marcha en la primavera de 2020, en pleno confinamiento, intentando hallar un método de detección rápida del covid en la superficie de objetos y materiales de nuestro entorno. O la mayor involucración que iba a tener desde 2023 en trabajos vinculados a conocer el impacto del cambio climático en la biodiversidad y en los ecosistemas, tras su participación en un estudio sobre el fitoplancton marino.

Nació en Sevilla, en el barrio de Los Remedios. Y eso es lo que ha sido. Artífice de remedios. Forjador de soluciones. Como el quirófano inteligente portátil, desarrollado con un equipo de diez personas entre la Escuela de Ingenieros y el Hospital Virgen del Rocío. Como el casco quirúrgico, diseñado por el doctor Javier Márquez y por él para poder hacer desde 2007 la cirugía de la espina bífica intrauterina en un feto. Como el Fibrotc, un programa de ordenador creado con el doctor Manuel Romero que permite el diagnóstico no invasivo de la fibrosis en pacientes con hepatitis C. Como los sistemas de ayuda al esclarecimiento precoz de la esclerosis múltiple, configurados con el doctor Guillermo Izquierdo desde el Hospital Macarena. Su transferencia de conocimiento al mundo está validada en 33 patentes.

Pulsa para ver más contenido para ti

Le animo a rebobinar los temas generales de conversación en la opinión pública durante los días precedentes. Trufados del excesivo protagonismo de vainas, incapaces, chuflas, arribistas, arrogantes, malcriados. Evitar que nos cale esa lluvia tóxica es una higiene diaria imprescindible. Más vale que se cambie el argumentario y se hable más de lo que hacen personas como Emilio Gómez González, aprendamos de su talante y de sus valores, y lo apliquemos en la cotidianeidad. Lo hicimos cuando aún no había recibido galardones, y también es imperativo hacerlo ahora cuando su fallecimiento duele a quienes le trataron. Ha muerto la humildad personificada. Un sabio que no se daba importancia. Un transeúnte normal y corriente. Emilio Gómez González. Vivimos mejor a hombros de gigantes como él.

Pulsa para ver más contenido para ti