Opinión

José Luis Escañuela

El papa Francisco, Assange y Alvise Pérez

El papa Francisco. / EFE

El papa Francisco. / EFE / José Luis Escañuela

Decía Cioran que cuantas menos esperanzas tenemos, más orgullosos nos sentimos. Aquel filósofo rumano o francés, sostenía que la única prueba de la existencia de Dios, era la música de Bach.

En esta semana, el Papa Francisco ha recibido a la familia de Julian Assange. Por resumirles, este australiano está acusado de dieciocho delitos de piratería informática. Entre las “lindezas” publicadas, cómo Estados Unidos acribillaba a civiles en Bagdad. Sí, la ciudad cuna de la civilización.

Difundió torturas y hasta cómo Rodríguez Zapatero, -que ahora bendice el suelo que pisa Pedro Sánchez, como antaño a Susana Díaz- (hoy por ti mañana por mi), colaboró en el no esclarecimiento del asesinato del cámara José Couso en Irak.

Assange evocaba jóvenes de catorce años torturados en Guantánamo, e incluso quién financió el nacimiento de Vox, y donantes que han hecho posible esta segunda marca del Partido Popular.

El Papa Francisco se ha convertido en el personaje más carismático de la historia de la Iglesia. Algo que nunca hubiéramos soñado, después del transcurrir de Juan XXIII y el Concilio Vaticano II, ese que consideró hijos de Dios a los pobres, a las putas y a los divorciados. (sobre estos últimos, desde luego fue un visionario; solo hace falta asomarse a las estadísticas de los suicidios en España).

Los espasmos del último ingreso del Papa, tras intervenir la Prelatura del Opus Dei, le han concienciado sobre en qué agonizar dejando atrás los vientos. Algo así, como si nos predijeran tres meses de vida, y apenas nos diera para un paseo por las salinas o un adiós a quienes hemos querido; que siempre se ama en secreto...

En España, están intentando cercar al único hombre con el atributo de la libertad. Aunque nos separa Dios, -en que él cree firmemente y yo pienso, en cambio, que ni está, ni se le espera-, Alvise nos ha alertado sobre todas las corruptelas de la ausencia de separación de poderes, sin distinción de según qué Partido. Aquí se venden más periodistas que periódicos y se han dilapidado más de mil millones de euros en los medios. Justo en la previa de las elecciones, ni que decir tiene, “libres”.

Todos somos conscientes de lo que supone escribir de según qué. Pero quiero alertar sobre cómo el sistema empieza a maniobrar contra un sevillano libre como Alvise, que ha tenido los bemoles de informar sobre las mordidas de las farmaceúticas (no pondré Quirón Salud, porque sería un sarcasmo), Marruecos, la ignominia del Sáhara, o cómo se matan –cual hermanos en el reparto de una herencia- Ferreras y Pablo Iglesias.

Los guardianes de la libertad que deciden qué debemos leer, como la antigua censura, que ahora se moderniza bajo el seudónimo de Newtral y la direccion de “Pastor”.

Será por eso por lo que insisto sobre Alvise. No quiero que una bala “perdida” lo derribe, porque la libertad fue justamente el primer derecho fundamental que forjó la Constitución americana. ¿Se acuerdan de Madison?

Corren malos tiempos, cuando determinados Magistrados confunden la libertad de expresión, con organizaciones criminales.

Pero da mucha más grima, que nosotros –el pueblo- hagamos fe de lo que cuatro mercenarios al servicio de determinados amos, nos instruyan sobre qué hemos de rezar tras el sermón dominical.

Me gustaría creer que el aleteo de una mariposa, puede hacer vibrar el otro lado del mundo. Pero por si no fuera así, el Papa Francisco nos acaba de demostrar –como antaño Juan XXIII- que todos somos hijos de Dios.

Alvise, Assange, me siento un niño asustado, pero más amo la vida.