Opinión

Los 45 años de Prensa Ibérica

Javier Moll y Arantza Sarasola durante su alocución en el acto conmemorativo del 45 aniversario de Prensa Ibérica.

Javier Moll y Arantza Sarasola durante su alocución en el acto conmemorativo del 45 aniversario de Prensa Ibérica. / EPE

En 1978, teníamos 28 años, éramos jóvenes y estábamos llenos de ilusiones y proyectos. El 3 de diciembre de ese año, en una España que respiraba aires de libertad, cambió el signo de nuestras vidas para siempre. Ese día, atraídos por un ilusionante proyecto editorial, nuestra familia se instaló en Canarias.

Aquellos fueron unos años intensos y complejos en los que la sociedad española cambiaba a paso acelerado. Aires democráticos soplaban por todo el país, iniciando su andadura los partidos políticos. Se habían formado las Cortes Constituyentes y el país avanzaba rápido hacia una democracia plena.

Tres días después, el 6 de diciembre, los ciudadanos aprobábamos en referéndum la Constitución. Fue entonces cuando iniciamos una aventura empresarial que ha marcado nuestra existencia. Ese 6 de diciembre fue el día que nació nuestra actual democracia, pero fue también el día en que Prensa Ibérica dio sus primeros pasos con la adquisición de Prensa Canaria, la editora de La Provincia y Diario de Las Palmas.

Desde el principio supimos que la prensa estaba llamada a jugar un papel clave a la hora de afianzar los principios democráticos. Garantizar el derecho a la información de los ciudadanos, vigilar los poderes públicos y favorecer un intercambio plural de opiniones. Estos también han sido los principios que han guiado siempre nuestra actividad editorial.

Pero no lo hicimos solos. A nuestro alrededor nucleamos un equipo que nos acompañó desde el principio. Algunos ya no están, pero siempre guardaremos un entrañable recuerdo hacia esas personas que tanto nos ayudaron. Entre ellos es justo mencionar a Niceto Flores Ganivet, Juan Ignacio Jiménez Mesa, Wenceslao Cilveti Oficialdegui y Guillermo García-Alcalde, que en paz descansen. Aprovechamos para rendirles desde aquí un especial homenaje. Junto a ellos pusimos los cimientos de nuestra empresa, y en dos años Prensa Canaria se convirtió en la base firme de nuestra expansión.

Al poco tiempo, el Gobierno planeó sacar a pública subasta los Medios de Comunicación Social del Estado, pero no se hizo realidad hasta 1984. Aquello iba a llevar nuestro proyecto periodístico a otra dimensión. La subasta de periódicos nos dio la oportunidad de adquirir La Nueva España de Asturias, Levante-El Mercantil Valenciano e Información de Alicante.

Ya entonces oíamos que la prensa “se acababa”, que no tenía futuro… Y ahora, 45 años después, con la eclosión definitiva de Internet seguimos oyéndolo. Y no es verdad. La prensa no se acaba; la prensa se transforma y evoluciona. Los ordenadores relevaron a las máquinas de escribir, el color sustituyó al blanco y negro, y luego vino la revolución digital, que condiciona el paso de la prensa, pero no acaba con ella. Más bien al revés: la digitalización enriquece a la prensa.

Internet hace que los periódicos ganen en inmediatez, convierte sus contenidos en globales y multimedia, y hace posible una mejora sustancial de la oferta informativa. Lo esencial es la información, no la herramienta que utilizamos para obtenerla y difundirla.

Gracias al desarrollo digital, estamos alcanzando un número de lectores que jamás habríamos soñado. Ahora se lee más que nunca, incluidos los jóvenes que lo hacen a través del teléfono móvil accediendo de forma cómoda e instantánea a todo un universo de información que ya no es sólo escrita sino también audiovisual. Cambia la tecnología, el estilo, los hábitos… pero la información que ofrece la prensa sigue estando ahí, con más futuro que nunca.

Creemos en la prensa y creemos en la necesidad de estar bien informados. Sin información no hay libertad. Pero el mundo se transforma, y la clave está en transformarnos al compás de sus nuevas exigencias y de los avances que brinda la tecnología.

La verdadera democracia no se consigue sin una información libre, es decir, sin una prensa independiente. Ahora mismo, por ejemplo, tiene lugar el debate sobre la Inteligencia Artificial, que algunos perciben como una amenaza. No estamos de acuerdo. Nosotros creemos que es una oportunidad.

La tecnología ayuda a agilizar y mejorar el trabajo del periodista en tareas tan relevantes como el análisis de datos, el descubrimiento de nuevas informaciones o la verificación de cifras y hechos. Abrazar los más modernos avances tecnológicos ha sido una constante en la evolución de Prensa Ibérica.

La apuesta por un periodismo comprometido y de calidad, dotado de sensibilidad social y cultural, es otro de los rasgos que consideramos irrenunciables.

Y hay una tercera característica que nos define como grupo: la información hiperlocal. Nos desenvolvemos en un mundo cada vez más global, pero ello no está reñido con un interés especial por lo que ocurre a nuestro alrededor, en el barrio, en el municipio o en la comarca. Paradójicamente, lo más próximo es lo que más interesa al ciudadano. Ese periodismo pegado al terreno, cercano a los lectores, es el que da identidad a Prensa Ibérica.

Somos un grupo de periódicos regionales y locales que posee una visión plural de país y del mundo, que cree en la diversidad de culturas, idiomas e identidades, y que aporta a la vez cohesión y vertebración territorial.

La trayectoria de Prensa Ibérica está ligada a su expansión por el conjunto de España a través de una amplia red de medios.

Tras la adquisición en 1984 de los Medios de Comunicación Social del Estado, dos años después incorporamos Faro de Vigo, el decano de la prensa española. En 1988 fundamos La Opinión de Murcia, que es la primera de una serie de cabeceras con el nombre de La Opinión con las que competir en lugares como Zamora, Málaga o A Coruña, donde ya existía una competencia con arraigo. En las dos décadas siguientes afianzamos nuestra posición en el Mediterráneo, con Diario de Mallorca, Diario de Ibiza, Diari de Girona, Empordà y Regió7.

Y los últimos cinco años han sido también muy intensos. A la adquisición de El Día de Tenerife a principios de 2019 se unió ese mismo año la del Grupo Zeta, que ha enriquecido nuestra presencia en territorios como Cataluña, Aragón, Extremadura, Andalucía y Comunidad Valenciana, y ha permitido incorporar al grupo revistas de prestigio como Woman y Viajar. En 2021 lanzamos El Periódico de España, nuestra primera cabecera de cobertura nacional; el año pasado adquirimos El Correo Gallego, y en enero de este año hemos incorporado El Correo de Andalucía.

En total, 27 periódicos, 66 Crónicas locales y una decena de portales temáticos.

Resulta emocionante echar la vista atrás y contemplar, 45 años después, que el sueño que un día compartimos nosotros dos se ha hecho realidad. Y es realidad -queremos poner todo el énfasis en ello- gracias a que, en el camino, encontramos a muchos y grandes profesionales que, con su talento y dedicación, han dado lo mejor de sí mismos.

En todo este tiempo, es evidente que unas veces habremos acertado y otras nos habremos equivocado, pero si de algo podemos estar muy orgullosos es de que Prensa Ibérica es, ante todo, el fruto de un esfuerzo colectivo realizado por todos nuestros profesionales.

En este viaje de 45 años nos han acompañado más de 15.000 profesionales. Vaya desde aquí nuestra gratitud y reconocimiento porque todos ellos han contribuido a que Prensa Ibérica sea lo que es hoy.

Es una suerte que el destino haya puesto en nuestras vidas a personas como Pedro Pujadó, Juan Viñals, Manuel Pascual, Jesús Prado o José Manuel Vaquero, con los que hemos compartido tantas vivencias. Contar con su conocimiento, su criterio, su capacidad de trabajo, su confianza y su lealtad ha sido fundamental en la construcción y evolución de nuestra compañía.

Quiero además tener hoy un recuerdo muy especial para Guillermo García-Alcalde, que falleció recientemente y que durante muchos años fue mi mano derecha y mi amigo. Un hombre brillante y polifacético que amaba la cultura y la música y que resultó ser un magnífico gestor de medios y un periodista excepcional. Sirvan estas palabras de merecido homenaje a su figura.

La historia de nuestra familia no se entiende sin Prensa Ibérica. Estar rodeados de nuestros hijos Susi, Arantxa, Idoia, Ainhoa y Aitor nos llena de emoción y de orgullo. A los cinco os damos las gracias porque, desde niños, aprendisteis a convivir en casa con las exigencias de la empresa familiar, en la que hemos volcado tantos esfuerzos, sentimientos y desvelos. A los cinco, gracias siempre por vuestra comprensión, por vuestra implicación, por vuestro cariño y por estar siempre ahí…

Prensa Ibérica ha sido testigo de un tiempo excepcional. El grupo nació en una España que acababa de alumbrar los famosos ‘pactos de la Moncloa’ y que supo transformar las diferencias en entendimiento, la confrontación en tolerancia y la división en consenso. Desde esa referencia histórica, que fue sin duda un éxito de todos, los españoles pedimos hoy a nuestros políticos que aparquen sus discrepancias y supediten los intereses partidistas al bien común. Sólo así se lograrán los grandes acuerdos de Estado que son tan necesarios para que la sociedad española avance y para que prevalezcan el diálogo, la estabilidad y, en definitiva, el espíritu democrático.

Queremos, por último, recordarles que cuando las sociedades se dotan de una información libre e independiente, florecen los derechos ciudadanos, se respetan la diversidad y la pluralidad, se abona el terreno a la convivencia, forjándose hombres y mujeres comprometidos con el progreso y con el conocimiento.

Este artículo reproduce la intervención de Javier Moll y Arantza Sarasola durante el acto conmemorativo de los 45 años de Prensa Ibérica

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