Opinión | POLÍTICA Y MODA
Un debate para que no te vayas a colgar un cuadro
Algunas pequeñas innovaciones en el formato tradicional en el debate electoral televisivo lo hicieron algo más llevadero
Un debate para que no te vayas a colgar un cuadro. / E.P.
A las tres de la tarde de un jueves, la Unión Europea de Radiodifusión (UER) organizó un debate con cinco de los principales candidatos a presidir la Comisión Europea (los dos partidos de ultraderecha rechazaron la asistencia). Aunque la hora no parecía la más propicia para agendar tal cita, algunas pequeñas innovaciones en el formato tradicional en el debate electoral televisivo lo hicieron algo más llevadero. Anoto a continuación algunos detalles por si a alguien de por aquí le da una idea…
Estrellas
El Parlamento Europeo fue el escenario del debate. Los candidatos no estaban ya en sus atriles. Eran llamados por su nombre, entraban en el escenario y se colocaban en su atril. Saludaban levantando y agitando la mano mientras el público asistente aplaudía. La entrada de los candidatos como estrellas era simpática y aligeraba las regias y cansinas formas políticas.
Público joven
Entre el público asistente, votantes primerizos que tuvieron la oportunidad de interpelar a los candidatos (entre ellos, unas creadoras de contenido polacas). A través de la gigantesca pantalla de fondo, conectaban con votantes potenciales de distintos países que también plantearon algunas preguntas.
Eurovisión
Además de conferir dinamismo con las preguntas del público presencial y online; los cinco candidatos contaron con un espacio propio para presentarse: el podio protagonista. Entre bloque y bloque a tratar (cada tema introducido por un breve monográfico), los moderadores llamaban a cada uno de los candidatos presentándolos a través de un pequeño reportaje biográfico de marcada inspiración eurovisiva. En una pequeña mesa redonda con pie sin notas, el candidato dispuso de un minuto de oro y, después, se le entrevistaba. El mobiliario tiene su importancia porque al quedar descubiertos (desprotegidos sin el atril), se podía estudiar mejor el lenguaje corporal de cada uno.
Lo bueno si es breve…
Los representantes sólo disponían de 45 segundos para responder al publico. ¿Poco? En 30 segundos un Tiktoker te explica la II Guerra Mundial, es lo que hay, Y aunque quizá provocó la poca interacción entre adversarios, se agradecía que las intervenciones fueran breves y respetuosas. Durante el minuto de oro, el moderador dejaba solo al candidato y cuando cuando se empezaba a a agotar el tiempo se acercaba (acechaba) por detrás dándole a entender que su tiempo había finalizado. La verdad es que “intimidarlos” físicamente ayudó con el control del tiempo…
Quién quiere ser millonario
Aunque contaban con 3 tarjetas para tomar el turno de palabra o repreguntar libremente a sus adversarios cuando lo consideraran, no todos supieron utilizar la herramienta. Pero para hacer un debate realmente interesante, sería estupendo que alguien les concediera la posibilidad del 50% para encontrar la respuesta acertada a la pregunta planteada, el comodín del público o una llamada telefónica a su asesor. Con el drama incorporado, claro, de perderlo todo (las elecciones).
Salud
Siguen existiendo ruedas de prensa, mítines o presentaciones donde a los intervinientes se les ofrece una cutre botella de agua de plástico que muchos (a buen criterio estético) acaban escondiendo cómo y dónde pueden. A veces, en cambio, el agua se oculta en el interior del atril del compareciente y este no lo localiza o alcanza hasta que finaliza. En esta ocasión, era llamativo el protagonismo que tenían los vasos de agua para los dos moderadores. Estaban tan bien presentados e iluminados que en vez de molestar, decoraban y te daban ganas de ir a por un vasito de agua. Mira, hasta colaron un mensaje subliminal saludable…
Diferenciarse
Pocos minutos antes de iniciarse el debate y con la foto de familia ya tomada, la candidata de los verdes cambió por entero su atavío. De un traje pantalón blanco, Terry Reintke pasó a una americana con camiseta negra y pantalones de tonalidad corporativa. Tal vez, el hecho de que Ursula von der Leyen vistiera americana en color beige (y collar corto conservador de perlitas) la hizo buscar diferenciarse de la líder de los populares y recurrir a la segunda opción estilística (siempre habría que llevar una segunda opción indumentaria para un debate).
Nicolas Schmit (candidato socialista) y Sandro Gozi (liberal) coincidieron con trajes y corbatas en azul. Sin embargo, el primero llevaba un alfiler con la bandera europea y ucraniana prendida y el segundo, típico de liberales, se saltó lo de abrocharse la americana como manda el protocolo y el corte de la prenda. Por su parte, Walter Baier (de izquierdas) recurrió a la elegancia de a una sencilla camisa blanca arremangada (aunque le venía demasiado grande) con la insignia del triángulo rojo invertido (comunismo).
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