Opinión

Todo es agresivo y gris

 La gente que alcanza estos grados de fama universal, gana mucho dinero, es aclamada allá donde actúa y duerme en las mejores suites de los mejores hoteles

La cantante Taylor Swift durante la primera de sus dos actuaciones en el Estadio Santiago Bernabéu / Ricardo Rubio - Europa Press

Tras ver un documental sobre Taylor Swift para ponerme al día, me he preguntado si me gustaría ser ella. ¿Por qué? Porque vive muy bien. También los Beatles, en su tiempo, vivieron bien, y los Rolling Stone, etc. La gente que alcanza estos grados de fama universal, gana mucho dinero, es aclamada allá donde actúa y duerme en las mejores suites de los mejores hoteles. Es cierto que a veces les pegan un tiro, como a John Lennon, al salir de su casa, o que se entregan a las drogas porque no encuentran otra forma de soportar tanto placer. O que la locura los acecha detrás de la puerta de la cocina de sus mansiones mallorquinas o ibicencas. No siempre son felices, pese a que, desde una perspectiva de clase media, como la mía, lo tengan todo para serlo.

Por ejemplo, la suite en la que pasó la noche Taylor Swift cuando actuó en Madrid. Mostraron en la tele unas imágenes y me quedé enamorado de ella (de la suite, aunque también un poco de la cantante). Viviría allí (incluso sin la intérprete) el resto de mi vida, no volvería a salir a la calle nunca, ni siquiera me asomaría a ella. Me vuelven loco los buenos hoteles por lo que tienen de útero materno, pues esto es lo que más he echado yo de menos en la vida: el útero de mi madre, que poseía todo cuanto necesitaba, excepto, quizá, el gin tonic de media tarde, lo único, si digo la verdad, en lo que encuentro aún cierto placer: hay días en los que al despertarme ya estoy pensando en él.

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Vivir en la mejor suite del mejor hotel, entonces. ¿Me cansaría de sus variados y coloridos bufés, de sus restaurantes peruanos o asísticos, de sus salones, de su sauna, de su jacuzzi, de su gimnasio? ¿Me hartaría de la amabilidad del personal? No lo creo probable, aunque el ser humano es inconstante y nunca desea lo que cree desear. Pero yo sí, yo estoy seguro de que no deseo otra cosa que un útero protector. Nada de lo que he visto afuera de ese útero me ha llamado en exceso la atención. Todo me ha resultado agresivo y gris y carente de sensibilidad. Taylor Swift, sin embargo, me ha caído muy bien. ¿Me gustaría ser ella? Ser ella tal vez no (trabaja en exceso, me parece), pero no rechazaría hacer un poco de turismo por su vida.