Opinión | El triángulo

Numérense, por favor

En las campañas vascas y catalanas, la amnistía desapareció de la confrontación partidista y solo se hablaba de gestión económica e impuestos

Estoy más perdida que un ultra acompañando a su novia en el concierto de Taylor Swift. Las campañas políticas siempre tuvieron discursos extravagantes y el principio de contradicción, decir una cosa y al día siguiente lo contrario, es costumbre en elecciones y el resto del tiempo, por escaso que este sea. Pero en las últimas convocatorias, y con últimas me remontó a 2019, el frenesí es de tal calibre que deberían marcarnos una hoja de ruta para aclarar quién es quién y con quién está, a excepción del partido verde que no se mueve un centímetro de donde está, el inmovilismo.

Ese juego de ventanas que van cayendo si adivinas el color del pelo o si lleva sombrero, para descubrir en quién esta pensando el otro jugador ahora no serviría para nada. ¿Pedro Sánchez pactaría alguna vez con Pablo Iglesias? Y bajarías la cara de la pareja de Irene Montero, dándolo por finiquitado ante el rotundo no dormiría tranquilo por las noches si hubiera firmado un gobierno de coalición con ellos. Pues pasó meses después, eso sí, sin ninguna cartera de Estado para los morados. ¿Ves posible un acuerdo entre Feijóo y Junts a corto plazo?

Es probable que el otro jugador te repregunte, ¿Feijóo con Puigdemont? Pensando que es una pregunta trampa después de seis manifestaciones y de ser junto con la presunta corrupción de la mujer del presidente los argumentos de su oposición. En lo temerario a veces está la victoria, pero creo sinceramente que este no es el caso. Ya lo avanzó Feijóo en la campaña gallega, ante la sorpresa del candidato Rueda, cuando desveló en una reunión con periodistas los contactos que ya habían tenido con Junts.

En las campañas vascas y catalanas, la amnistía desapareció de la confrontación partidista y solo se hablaba de gestión económica e impuestos. Ha esperado el líder de la oposición a la aprobación definitiva de la ley por el Congreso, con una actuación del grupo ultra intentando reventar la sesión parlamentaria que provocó clara incomodidad en la bancada popular. Y al día siguiente de la sexta manifestación por la igualdad de los españoles, ha pasado a pedir el voto de Junts en una posible moción de censura contra Sánchez después de las europeas.

Mientras la ley aún no está ratificada por el Rey, ni publicada en el BOE porque todo el mundo mide los tiempos, aunque ERC a veces parece que no. ¿Serán amigos de nuevo Junqueras y Puigdemont? Bajarías la ventanita del señor de barba con total seguridad, pues te equivocarías porque ahora piden acordar la mesa del Parlament con Junts, CUP y En Comù. Ni el Scattergories tenía un manual de instrucciones tan complicado, el de resistencia lo veremos pasado el próximo domingo.

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