Opinión | El Pataleo

Viva España

Los jugadores de la selección española celebran la consecución de la Eurocopa.

Los jugadores de la selección española celebran la consecución de la Eurocopa. / EP

Tenían que ser ellos. Nico Williams y Lamine Yamal nos levantaron con un gol de pura calidad, eléctrico. Parecía hecho, pero llegó el gol de los ingleses. Y las dudas, el sudor frío. De repente, nos dimos cuenta de que éramos mejores, que merecíamos este título. Y fuimos a por él. De la Fuente acertó, otra vez, con los cambios. Entró Oyarzabal por Morata e hizo un tanto que no olvidaremos. Un emblema de la Real Sociedad hizo el segundo y una estrella del Athletic Club, el primero. Qué bonito. Un triunfo celebrado en toda España. Sin distinciones. Es el equipo de todos, el equipo que nos emociona, el equipo que no olvidaremos. Pero es bueno echar la vista atrás. Entramos en la Eurocopa con demasiadas dudas. Nadie, excepto seguramente el propio equipo, confiaba en que este grupo de jugadores llegaría tan lejos y, sobre todo, con tanta solvencia. Se nos acumulaban las polémicas. El ‘caso Brahim’, descartado por De la Fuente; el adiós por la puerta de atrás de Sergio Ramos, excluido por la edad; la convocatoria de Nacho a última hora a pesar de su nivel en el campeón de Liga y Champions… Es cierto que la victoria en la Nations League nos colocaba en el grupo de aspirantes, pero siempre por detrás de Alemania, Francia, Portugal o Inglaterra. Pero el crecimiento de esta selección con el paso de los partidos ha sido emocionante, casi no dábamos crédito. El inicio ante Croacia nos dio alas, Italia no nos vio, fuimos capaces de eliminar al anfitrión y Francia aún busca explicaciones a su inferioridad manifiesta a pesar del equipo tremendo que tiene. Nada es casualidad, por supuesto. Todo tiene un por qué y el triunfo de España en esta Eurocopa tiene muchos ‘culpables’.

Nombres propios

De la Fuente y su cuerpo técnico han hecho cosas lógicas, sin inventos, sin excesivas pretensiones, aplicando el sentido común. Rodri, qué torneo el suyo, ha jugado en su sitio, y arriba se han desatado dos chavales llamados Lamine Yamal y Nico Williams, el presente y el futuro de nuestra selección. Ambos han revolucionado a Europa por su fútbol y por su complicidad. Son como dos hermanos, siempre de broma, viviendo la competición con la maravillosa inconsciencia de la edad. No olvidemos el torneo de Carvajal, que firma una de sus mejores temporadas, o de Nacho, siempre impecable (grandes minutos junto a un Laporte que ha tapado bocas). ¿Y qué me decís de Olmo y su maravilloso gol para sentenciar a Francia o el que salvó a última hora en la Final?. O el incansable Cucurella, un icono de esta Eurocopa por su brega. No me quiero olvidar de Morata, de nuestro capitán. Luchador, compañero y solidario. Un ejemplo. Son algunos de los culpables de que nos hayamos enganchado de nuevo a la selección, de que toda España, de norte a sur y de este a oeste, apoye al equipo nacional Pero el principal culpable ha sido Luis de la Fuente. Él ha construido una familia, una combinación perfecta de jóvenes y veteranos. Un vestuario, en definitiva, sano, competitivo y alegre. Le hemos criticado, somos 40 millones de seleccionadores, pero ahora toca aplaudirle. Pocas creían en él cuando Rubiales le nombró y ha demostrado ser el seleccionador ideal. Ha ganado la Eurocopa. Ahora, a por el Mundial.

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