Opinión | PISOS TURÍSTICO Y ESPECULACIÓN

¿Qué pasa si queremos vivir en el centro?

La calidad y condiciones de vida dependen de donde se viva

Pisos turísticos y turistas en Sevilla / Jorge Jiménez

Este es un artículo ante el cúmulo de tertulias o situaciones donde, cuando sale el tema de la vivienda, la respuesta es: “No todos pueden vivir en la capital”, “Yo me fui a vivir a 30 kilómetros del centro sin problema”, y frases del estilo. De verdad, dejen de decirnos cómo y dónde tenemos que vivir. Dejen de dar esa respuesta como solución a un asunto estructural. Porque con ella pretenden minimizar un problema y, de paso, dejar en ridículo a quien lo reclama. 

No nos digan dónde tenemos que vivir porque, para empezar, no todas las ciudades tienen la misma situaciónNo es igual una sin apenas turismo que Barcelona o Málaga, la que tiene más viviendas turísticas de España. Dediquen ese tiempo a hablar de la falta de vivienda pública o la especulación.

Estas declaraciones normalizan que tú, currante, no mereces vivir ahí. Pero la rabia es que responden sin tener en consideración la vida de la otra persona, dando a entender que es un capricho. Y no, a veces puede ser necesidad. Hay gente que necesita vivir cerca del centro porque sus padres viven ahí y debe cuidarlos, o a cualquier persona dependiente de la que se es responsable. Por una separación y no quieras que tu hijo pase por kilómetros de distancia entre papá y mamá. Porque seas una persona con problemas de salud y necesites un hospital o centro cerca.

Porque necesitas trabajar pero sin dormir en un párking. Porque no quieres echar dos horas para ir a trabajar porque resta tiempo para estudiar o cuidarte. Por no abrir el melón de las maltratadas que, una vez fuera del centro de acogida, se las ven y se las desean para encontrar algo decente en zonas donde no vivan sus maltratadores, en las que se sientan acompañadas, y sin el rechazo de propietarios que les niegan alquileres. La calidad y condiciones de vida dependen de donde se viva

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Dejen de decirnos dónde tenemos que vivir y hablen más de por qué no podemos vivir. Quizás asuman que no podemos porque hace tiempo que la vivienda dejó de ser un derecho vital para ser una ambición y negocio al alcance de pocos.