Opinión | Estados Unidos

Kamala ocupa el espacio de Trump

La vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris

La vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris / EP

La pregunta a las tres de la madrugada era «¿estamos aquí por Harris o por Trump?» No se avergüencen de confesar que el morbo residía en los coletazos inesperados del Donosaurio, porque el resultado no dependía del planteamiento inicial, sino del protagonismo final del debate. Este título le corresponde a la candidata Demócrata de rebote, pese a que su debilidad intrínseca la hubiera arrasado en unas primarias. Quienes alberguen dudas al respecto, pueden comparar sus intervenciones de ayer con los discursos impresionantes de los Clinton o los Obama en la Convención.

Kamala ocupó el espacio de Trump, desde el mismo momento en que invadió su atril para saludarlo ceremonialmente. Ha seguido el cursillo habitual de mover las manos como una prestidigitadora, y desde España resulta inevitable equiparar su tono melodramático a Yolanda Díaz, con sus estribillos de «optimismo» y de «creo en lo que podemos hacer». Las elecciones medirán el grado de frustración de los votantes, porque Trump abusa de imágenes autodestructivas al pintar a Estados Unidos como «una Venezuela con esteroides».

Kamala estuvo custodiada por dos presentadores parciales, que interrogaban a Trump presuponiendo que las acusaciones de su rival eran ciertas. La moderadora desmiente al expresidente sin oportunidad a réplica, además de conminarlo con un «¿sí o no?» que nunca lanzó sobre la aspirante. Los progresistas votarán a Harris porque no es Trump, y los conservadores la votarán porque hará lo mismo que Trump. Así en «No vamos a quitarle las armas a nadie», «Israel tiene derecho a defenderse», o «viva el fracking», sin una alusión a las grandes farmacéuticas o financieras. Contagiados de su espíritu ecuménico, no sorprendería que incorporara a su equipo a Trump, pese a que la acusaba de ser «una marxista». Harris demostró que representa a la mayoría del planeta, a falta de saber si Trump encarna solo a la mayoría de los estadounidenses.