Opinión | Pensamiento periférico

Ferraz quiere un solo candidato en el PSOE andaluz

La vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, saluda al secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, durante la inauguración del 41º Congreso Federal del PSOE en Sevilla / Rocío Ruz (Europa Press)

A Juan Espadas nadie, ni formalmente ni oficiosamente, le ha pedido cara a cara que dé un paso a un lado. Él mismo se sentó con Santos Cerdán hace dos meses en una reunión a solas y le preguntó directamente si era verdad que estaban preparando un candidato para Andalucía que le tomara el relevo y si esa persona era su adjunto en la Secretaría de Organización del PSOE, el jiennense Juanfran Serrano. Según confirman desde su equipo, se lo negaron tajantemente.

Tampoco este fin de semana en el Congreso Federal de Sevilla nadie le ha dado ninguna indicación para que dé un paso al lado desde la dirección federal. Ni el secretario general, “con Pedro no se hablan esas cosas”, señalan quienes despachan con el líder socialista, ni tampoco Santos Cerdán. Ninguno de los secretarios provinciales le ha invitado a irse, salvo el de Cádiz, aunque en privado ya son al menos tres los que admiten que lo mejor sería que Espadas tuviera un gesto de “generosidad” y se apartara del proceso orgánico. Es la política, cargada de cinismo, hipocresía y puñaladas de quienes te aplaudían.

Como nadie le ha pedido nada y él es el secretario general del PSOE andaluz se limita, explican los suyos, a cumplir su hoja de ruta y su calendario rumbo a un congreso que celebrarán los socialistas el próximo 22 y 23 de febrero en Armilla (Granada). Espadas ha convocado a los suyos pidiéndoles que “compren palomitas”, convencido de que habrá espectáculo. No hay nadie, se jactó este martes desde el Senado, con un proyecto mejor que el suyo.

En privado ya son al menos tres los que admiten que lo mejor sería que Espadas tuviera un gesto de “generosidad” y se apartara del proceso orgánico. Es la política, cargada de cinismo, hipocresía y puñaladas de quienes te aplaudían

Quienes saben de esto aseguran que todavía queda “una partida muy larga” donde vamos a ver todo tipo de movimientos. Especulaciones y rumores, ruido hay mucho. Certezas pocas más allá de que Espadas ha confirmado que presentará su candidatura. Si alguien desde Ferraz lo llamara, lo sentara y le pidiera que dé un paso al lado porque se presenta María Jesús Montero, él lo daría porque no es ningún kamikaze y quiere lo mejor para su partido y para Andalucía. Así lo ha expresado a su círculo de más confianza. Eso no ha ocurrido. Ni posiblemente vaya a ocurrir.

Llegados a este punto ¿qué hay en el tablero andaluz? Hay “un juego muy complicado”. Si la radiografía parte de las últimas primarias entre Susana Díaz y Juan Espadas, que ganó el ex alcalde de Sevilla, el partido tiene un 40% de susanistas, un 5% de afines a Luis Ángel Hierro y un 53% afín a Espadas. Pero ha llovido mucho desde entonces. La partida se abre porque entre quienes apoyaron al actual líder socialista comenzaron hace meses las fugas y las deserciones. Se empezó a instalar el convencimiento de que con Espadas la batalla contra Juanma Moreno estaba perdida. Que no era el mejor candidato y el partido necesitaba un revulsivo que ilusionara a una militancia sumida en la apatía.

Los críticos andaluces se articulan en tres corrientes. Los de Susana Díaz, que están obsesionados con que quede claro que en ningún caso esto es un segundo asalto de la expresidenta andaluza contra Sánchez y que eso ya quedó atrás. Por eso quieren una salida pactada con Ferraz, un candidato alternativo a Espadas que les garantice que van a integrarse en el partido y salir de la marginación a los que los condenó la actual dirección andaluza.

Los de Susana Díaz, que están obsesionados con que quede claro que en ningún caso esto es un segundo asalto de la expresidenta andaluza contra Sánchez y que eso ya quedó atrás

Por otro lado están los de Hierro, que ya han pedido fecha para una reunión a tres bandas de los críticos que ponga un nombre alternativo en las primarias andaluzas. Y la tercera pata, quizás la que tiene la última palabra, la conforman aquellos que hasta hace nada estaban con Espadas y ahora se suman a pedir su recambio. Cada vez son más aunque, salvo excepciones, no son claros ni van de frente, como suele ser habitual en estos trances. Esperan a que Ferraz emita señales.

La oferta de Ferraz, según cuenta quien asegura haber hablado con la dirección federal, pasa por que Juanfran Serrano sea, de momento, secretario general del PSOE andaluz. La dirección federal calla ante este ofrecimiento. “Se insinúa una dupla de Serrano y María Jesús Montero, que podría ser candidata en el último momento”, señalan fuentes de la negociación. La vicesecretaria general del PSOE niega que su vuelta a Andalucía sea posible ni esté entre las opciones que se barajan. “Su tiempo pasó”, zanjan incluso quienes la ven como un buen activo electoral.

Serrano está asentado en Madrid, es diputado en el Congreso por Jaén, acaba de ser padre de una segunda niña (su mujer se puso de parto el viernes) lo que le obligó a volver a toda prisa a Madrid desde Sevilla justo cuando empezaba el cónclave socialista. No tiene asiento en el Parlamento andaluz ni posibilidad de confrontar con el presidente de la Junta de Andalucía. Su logística, admiten sus amigos, es complicada pero supondría ese revulsivo, ese cambio generacional que se busca, una apuesta a medio plazo.

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De momento no hay nada del lado de los críticos más que humo. En eso Espadas tiene razón. La cosa acaba de empezar. Veremos cómo acaba. El deseo más repetido es que no haya unas primarias convertidas en otra guerra civil sino una salida que pase por una nueva mayoría pactada entre todos. Hay que ver a quién ponen los críticos sobre la mesa, si Ferraz pide a Espadas que se retire para evitar que el partido se desangre en otras primarias o si el federal se pone de perfil ante el calendario orgánico en Andalucía cuyo deselance es, en este momento, una incógnita.  

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