Conozco algo la vida del maestro. He terminado recientemente de escribir un ensayo sobre él, y actualmente, ando en busca de editor, intentando publicarlo. Por eso les digo: si ante un problema social, o una interpretación de un fenómeno que les inquiete, encuentran una cita de Paco de Lucía, no la dejen pasar, reflexionen sobre ella, casi siempre quedarán satisfechos. Háganme caso, yo suelo quedar tan identificado con su solución, que no suelo buscar más, porque coincide con mi interpretación.
El fenómeno migratorio, nos inquieta a todos y ante él solemos tener el corazón partido, como decía Alejandro. Sabemos que abrir puertas sin filtro, es un caos, pero también nos conmueven esas criaturas, ahogándose y ateridas de frio en una embarcación, a quienes han engañado desde el origen, los canallas traficantes de almas. Y también, claro está, los necesitamos, en un país con la pirámide invertida, en el que dentro de nada habrá más pensionistas que cotizantes. ¿Luego entonces, que hacer?
Cuando se lo preguntaron a Paco de Lucía respondió mezclando en su justa proporción, caridad y sentido práctico. “Me da mucha tristeza ver a esas pobres personas que llegan con sus niños muertos de hambre; bueno, ¡el que llega! Muchos españoles no quieren hacer el trabajo que busca esta gente. Europa es grande y tiene mucho dinero. Si no les dejamos venir, cuando se rebelen nos van a cortar el pescuezo a todos, porque son muchos y vienen con mucha hambre”.
Con la política en general, Paco no fue nunca tibio. Pensaba que la política se había degradado “porque no existía vocación de servicio, sino vocación de poder” en ella. Dijo que “fue de izquierdas hasta que ganó los dos primeros millones, pero, como no contribuyó a ningún fin social, ni a una escuela ni darlo a los pobres, sino que los metió en el banco, ya no dijo más que era de izquierdas”. Todo ello, pese a que le hubiesen partido literal y físicamente la cara en la Gran Vía de Madrid, defendiendo en los setenta, ideas progresistas. Sostenía vehementemente -y eso que no vivió el procés catalán- que son “los políticos los que envenenan a la gente”. Que siendo España “el país más antiguo de Europa, luego de la reunificación de los Reyes Católicos, de pronto ahora se quieren separar por cuestiones miserables de dinero. ¡Cabrones de los políticos! Ponlo en letra grande -le decía al entrevistador-¡Cabrones de los políticos!”
Y podía expresarse tal cual, porque era un hombre independiente y honesto. Tanto, que cuando adquirió su casa de Palma de Mallorca, en la región de Campos, solo puso una condición al intermediario al que hizo el encargo: “quiero comprarla, sin que haya por medio un solo euro de dinero negro”.
Créanme, escuchen todo lo que puedan a Paco de Lucía, no recibirán más que deliciosas sensaciones oyendo su música, pero, no dejen de leerlo. Todo lo que caiga en sus manos, dicho por él, léanlo, verán como no les aporta nada malo, sino todo lo contrario.