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Pasa la vida

Acelere su cambio leyendo a un sabio de 99 años

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
31 mar 2021 / 08:04 h - Actualizado: 31 mar 2021 / 08:05 h.
"Pasa la vida"
  • Acelere su cambio leyendo a un sabio de 99 años

Tiempo de lecturas esenciales en esta semana de general recogimiento, ya sea por motivos santos o laicos, rituales o vacacionales. Ahora en muchos hogares rima con autoconfinamiento para no arrimarse a los riesgos del coronavirus en boca del prójimo. Desde que hace más de un año comenzó la emergencia covid y pronto devino en túnel de incierta extensión, he percibido la creciente necesidad de muchas personas para buscar referencias con las que orientarse y fortalecerse en el tránsito de su viaje interior a lo largo de esta crisis. Donde de vez en cuando recordamos cómo éramos cuando se inició y queremos proyectarnos hacia lo que deseamos ser cuando la ciencia médica le gane el pulso al virus y proclame la seguridad de la convivencia indiscriminada. Para avituallarse y encauzar su particular itinerario en esta odisea, les recomiendo el libro 'Cambiemos de vía. Lecciones de la pandemia', de Edgar Morin. Un pensador esencial al que solo le faltan 99 días para cumplir el 8 de julio 100 años de edad. Un resistente que empezó a entender la complejidad de la condición humana cuando era un francés veinteañero de origen sefardí que se enroló en la clandestina lucha contra el horror nazi.

Edgar Morin sí que es un 'influencer'. Su paradigma del pensamiento complejo se ha ido abriendo paso desde hace medio siglo como un modelo muy acertado para comprender y avanzar en el desarrollo de nuestra civilización. Que ha avanzado mucho más rápido en llegar a la Luna o enviar robots a Marte pero continúa postergando la transformación de la humanidad para ser una sociedad basada en compartir valores, comprender al diferente, integrar el principio de incertidumbre y configurar un sistema educativo cuyo primer objetivo es enseñar un conocimiento capaz de criticar el propio conocimiento. Para dotar a niños y adultos de la capacidad de liberarse de la enajenación. Bien lo sabe él que fue capaz de emanciparse del totalitarismo que impedía en el Partido Comunista Francés descubrir y analizar la verdad sobre la descomunal represión y masacre que se perpetraba en la Unión Soviética por orden del 'zar' Stalin.

Es tiempo de cambiar de vía. Y acelerar el cambio leyendo, entre otros, a un sabio de 99 años que mantiene su pasión por colaborar en la conformación de un mundo mejor. Para abrir boca, aquí les sintetizo algunas de sus reflexiones desde el París confinado:

“La primera revelación innegable de esta crisis inédita es que todo lo que parecía separado es inseparable. Es sabido que la conquista de las Américas produjo la unificación bacteriana del planeta, pero la novedad radical de la Covid-19 reside en que ha provocado una megacrisis como resultado de la combinación de crisis políticas, económicas, sociales, ecológicas, nacionales y planetarias que se retroalimentan y cuyos componentes, interacciones e indeterminaciones múltiples están interrelacionados. Son complejos en el sentido originario de la palabra 'complexus', “lo que está entretejido”.

“Las carencias políticas, económicas y sociales que la pandemia ha puesto al descubierto, así como los grandes peligros de regresión que ha podido aumentar, hacen indispensable una nueva vía. Un cambio de paradigma es un proceso largo, difícil y caótico que topa con enormes resistencias de las estructuras establecidas y de las mentalidades. Se efectúa mediante un largo trabajo histórico a la vez inconsciente, subconsciente y consciente. La conciencia puede contribuir al avance del trabajo subconsciente e inconsciente. En ello queremos participar”.

“Nuestra fragilidad estaba olvidada, nuestra precariedad estaba oculta. El mito occidental del ser humano cuyo destino es convertirse en “amo y señor de la naturaleza” se derrumba ante un virus. Ese mito ya estaba gravemente tocado por la conciencia ecológica, que supo demostrar desde hace décadas que cuanto más dueños somos de la biosfera, más dependemos de ella; cuando más la degradamos, más degradamos nuestras vidas”.

“Los oficios que más se han expuesto a la infección y a la muerte, los que han sido más indispensables para todos, están en su mayor parte totalmente infravalorados, por no decir a veces despreciados, y tienen los salarios más bajos. Hagamos justicia a los enfermeros, basureros, repartidores, hortelanos, agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad, a los médicos de hospitales, profesores y educadores, que sin cesar y en lo más duro de la crisis se han comportado no ya como funcionarios o profesionales, sino como misioneros”.

Amén.