Adara, Arelys, el de los bocadillos y la zafiedad que tanto gusta

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27 mar 2023 / 12:27 h - Actualizado: 27 mar 2023 / 12:34 h.
"Opinión","Televisión"
  • Mediaset.
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No termino de entender qué busca un espectador al sentarse frente al televisor para poder ver una nueva entrega del reality de turno. Supervivientes es el que está en este momento en curso y, a los veinte minutos de estar pendientes de lo que pasa, ya sabemos en qué consiste la cosa.

Un grupo de personas, casi desconocidas o conocidas por participar en otros programas similares o por ser madre o esposa de un famoso o de un participante en otro reality o en el mismo(la endogamia es abrumadora), se pelean constantemente por las raciones de comida, por los trabajos a realizar, por las pruebas a superar, por la salida del sol a una hora u otra o por el constante movimiento de los pececillos en el mar. La bronca es la esencia del programa. Muy bien. Pero siendo esto cierto ¿existe alguna posibilidad de encontrar algo de inteligencia, algún valor al que agarrarse o algo que merezca la pena? No, lamentablemente no. A cambio nos topamos con una tal Adara que no es capaz de unir una idea con otra sin que le salga humo de la cabeza, que ríe bobaliconamente por nada o llora rabiosa por quítame de ahí esas pajas; nos encontramos con una tal Arelys (madre de no sé quien) que abre la boca y escupe ácido clorhídrico, que lo más inteligente que dice en una jornada es ‘buenos días’, que demuestra tener mucha más mala leche que inteligencia; nos encontramos con la que fue esposa de un boxeador tirando besos al aire, diciendo idioteces una y otra vez y discutiendo con sus compañeros mientras les quiere dar una lección de moral. Tenemos al hijo de una señora, que se hizo famosa por casarse con un cantante que resultó ser amante del golpe fácil con las mujeres, tenemos al hijo, digo, insultando a la velocidad de una metralleta, sin construir una frase correctamente o en la que no se incluya un insulto o una coletilla que duele en el oído ajeno; tenemos a varios que hablan poco porque saben que pueden decir inconveniencias que irían en su contra... En definitiva, encontramos de todo excepto inteligencia, empatía, solidaridad, lealtad o cualquier otra cosa que es lo que quisiéramos tener a nuestro alrededor. Pero seguimos pegados a los televisores para ver esta bazofia.

Si tuviéramos que hacer un listado con los méritos de todos estos para llamar nuestra atención tendríamos suficiente con la parte de atrás de un billete de metro. Y eso escribiendo con letra grandota. Resulta inverosímil que prestemos atención a estas cosas. ¿O es que nos va el escándalo, lo zafio, lo doloroso y lo deprimente?


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