Adara Molinero se vuelve a separar ¿para pagar los muebles?

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22 may 2022 / 15:49 h - Actualizado: 22 may 2022 / 16:34 h.
"Opinión","Televisión"
  • Adara Molinero se vuelve a separar ¿para pagar los muebles?

Resulta más que llamativo que Adara Molinero tenga un mínimo de importancia en el mundo de la telebasura. Esa forma de hacer televisión, como su propio nombre indica; acepta todo tipo de casquería sentimental; cualquier perfil de personajes rastreros y venidos a menos; o tramas surrealistas, escandalosas o casposas hasta más no poder. Pero lo de esta mujer y su entorno es tan pedorro, tan tristemente artificial y tan vacío, que no cabe ni siquiera en la telebasura. Al menos, eso podría pensar cualquiera aunque equivocándose.

Lo que piensa Adara Molinero al cabo del día se puede escribir en un confeti con la garantía de que te sobrará una cara entera. La relación amorosa que mantiene con un tal Rodri es lo más tonto que alguien puede imaginar. Lo que Adara Molinero es capaz de aportar a un tercero es entre cero y nada. Sin embargo, ella y su relación con el tal Rodri está siendo suficiente como para que esta chica pueda hacerse una casa pagada por sus seguidores.

Ya he perdido la cuenta de las veces que han anunciado su ruptura. Suele coincidir que se estrena un reality o que ella va a aparecer en algún programa con una nueva hecatombe sentimental. Esto hace pensar que la pareja tiene que terminar la cocina o van a amueblar el salón porque ¡han vuelto a romper! Y no son pocos los que lloran este nuevo fiasco amoroso y se lanzan a las redes sociales a mostrar su apoyo a Adara y Rodri. En lugar de pagarse el abono transporte sin tener probemas a final de mes, le pagan a estos dos una casa de maravilla.

Vivimos en un país en el que la tonta del bote, esa tonta que todo pueblo de la España profunda tiene, es capaz de hacer caja riendo sin motivo alguno, gritando cada cosa que dice, diciendo barbaridades, mostrando una cultura ínfima o demostrando que la maldad en manos de un idiota es un arma de destrucción masiva. Vivimos en un país en el que estos personajes u otros parecidos en distintos ámbitos de la realidad tienen un hueco y lo ocupan con honores. Y así nos va.