Los medios y los días

Adelante, ya llega el 2023

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05 sep 2020 / 04:40 h - Actualizado: 05 sep 2020 / 04:40 h.
"Los medios y los días"
  • Adelante, ya llega el 2023

Gracias a la mensajería instantánea -eso a lo que llamamos hoy WhatsApp- me llegó el refrescante texto del doctor Nicasio Marín Gámez, médico internista del Hospital Torrecárdenas, de Almería, titulado “Sin miedo, con esperanza”. Se agradece y mucho. Nicasio Marín comienza por afirmar que su escrito desea servir de contrapeso a esas estadísticas diarias que, según él, los medios amplifican, generando miedo, con lo cual -dice el doctor Marín- “la población está a merced de tanta infodemia”, concepto que se utiliza para definir los bulos y teorías llamadas conspiranoicas que han nacido en torno a la pandemia.

Tiene razón Nicasio Marín, hemos asistido y seguimos asistiendo a una auténtica guerra civil mediática, al menos en lo que a España se refiere, donde numerosos medios no permiten que la realidad tratada con rigor y profundidad les estropee su deseo de apoyar o defenestrar al gobierno a través de los textos más viles y tendenciosos que he leído en mucho tiempo y sobre los que ya han aparecido análisis diversos en revistas científicas de comunicación y los que podremos leer en el futuro...

Mi observación me indica que casi todos ellos responden a medias verdades, no se le puede pedir al periodismo que sea científico, por desgracia, porque los distintos medios se dirigen a sus públicos para decirles lo que desean oír con lo cual nos tropezamos con un problema y a la vez una simple realidad, un hecho: los medios deben adaptarse al gusto de sus públicos para intentar ganar dinero y de paso servir a los poderes e intereses que los respaldan.

El gran descubrimiento de este asunto es que, desde los inicios de la prensa de masas a finales del XIX y principios del XX, los sucesos son las noticias mejor recibidas por los públicos, así como las críticas al poder o la defensa de éste, es decir, el jaleillo político o periodismo batalla. Pues bien, convirtamos a la pandemia Covid-19 en un gran suceso, una crónica de sucesos diaria con sus buenos y sus malos, sus muertos, sus vivos y sus moribundos. Y ofrezcamos cifras, muchas cifras de contagios y muertos, así como titulares especulativos como que en el futuro “podrían” morir un millón y medio de personas por el virus en las zonas menos desarrolladas del planeta y eso no sólo sería muy negativo para ellos sino también para nosotros los occidentales. Tener a los receptores en vilo, en tensión, en el miedo crónico, garantiza, en principio, el seguimiento informativo y, por tanto, los ingresos en un momento en el que la prensa atraviesa por una coyuntura económica más grave de la que ya se le vino encima con ocasión de la crisis de 2008.

También puede darse el efecto contrario: el receptor se puede hartar de tanta necrofilia y, por su propia supervivencia mental, rechazar ese periodismo catastrofista. Pero, por lo pronto, se logra que la gente hable en el bar, en el restaurante o en reuniones de amigos y familiares de la “telenovela” en que se va convirtiendo la pandemia.

El escrito de Nicasio Marín pretende no relajar a los ciudadanos, pero sí transmitirles un poco de tranquilidad. Sus ideas principales -probadas científicamente- son: 1. El Sars cov 2 está mutando hacia formas menos virulentas. 2. Existe inmunidad cruzada con los virus del resfriado común, de modo que son cada vez más las personas que sin tener anticuerpos están inmunizadas y no se infectan. 3. Ser positivo PCR no es equivalente a estar enfermo. “A veces, y conforme pasan los días más, ser PCR positivo no consiste sino en que le han detectado a usted alguno de los fragmentos, pero no un virus viable, ni mucho menos replicable y patógeno. Si usted encuentra, al hacer una obra pública, restos humanos, pongamos del paleolítico, son restos humanos sin duda, pero son inofensivos: no les van a atacar. También pasa esto con muchas PCRs: restos de virus rotos”. 4. Los niños enferman mucho menos y expresan formas de enfermar menos graves; por otra parte, en ellos la carga viral es menor y por tanto el inóculo del virus que trasladan a los adultos, menos infeccioso. 5. La vuelta ordenada al colegio no tiene que ser un «enorme riesgo» si se siguen normas sencillas y sistemáticas. 6. En otoño (todos los años ocurre igual), el virus gripal, los virus del resfriado común, y el VRS [virus respiratorios] competirán con sars cov 2 y la mortalidad seguirá descendiendo (como lo ha hecho ahora claramente). 7. Todos debemos lavarnos las manos muchas veces al día, airear los espacios cerrados, no compartir cristalería y vajilla, postponer para mejores tiempos los tiernos y necesarios abrazos, y besos, y portar mascarilla cuando la distancia física sea de entre 1,8 a 2 metros. 8. Los rastreos generales ya tienen poca utilidad (salvo en contactos reales de enfermos y fines diagnósticos), aunque se sigan haciendo para visibilizar así «que nos protegen», a pesar de lo costoso que resultan y de que las PCR son finitas.

Por último, he elegido para terminar una idea del doctor Marín con la que hay que vivir, pero con decisión y valentía, mientras los más “fuertes” protegen a los más “débiles”: “Sars cov 2 estará circulando en la comunidad -yo lo afirmé hace 45 días mientras se nos decía que no, que eran «sólo brotes» en Cataluña y Aragón- al menos hasta el 2023. Para enero 2021 tendremos vacuna, luego habrá más oferta, y mientras, la pandemia será cada día menos noticia. Para 2023 será historia”.

Quienes ya somos mayores solemos considerar que unos tres años son casi una eternidad, esperemos que estemos aquí en 2023 y que otras personas más jóvenes o mucho más jóvenes vean el mundo con un prisma más satisfactorio porque ellos son el futuro. Ya sabemos que la mejor arma es la paciencia acompañada de no rendirse, una paciencia que no es pasividad sino sabiduría, actividad interior, construcción en lo exterior.