La vida del revés

Afganistan y las mujeres sin rostro

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08 may 2022 / 16:14 h - Actualizado: 08 may 2022 / 16:17 h.
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  • Afganistan y las mujeres sin rostro

Dice Hibatullah Akhundzada, jefe supremo de los talibanes y de Afganistán, que las mujeres tienen que llevar un velo que cubra rostro y cuerpo (burka o niqab) si están en un lugar público o si están frente a un hombre que no sea su propio marido. Y, de paso, dice que lo que deben hacer es quedarse en casa porque no tienen nada importante que hacer. Es evidente que Hibatullah Akhundzada es un sujeto entre indeseable y asqueroso. ¿Este tipo no recuerda que está en este mundo gracias a su madre? ¿Este tipo no tiene a nadie cerca que le explique lo que dicen (en realidad) los libros sagrados de los que saca ideas tan nauseabundas? ¿Por qué temen tanto los talibanes a las mujeres y las quieren pulverizar sin compasión?

Por si era poco y para evitar fisuras, los varones ‘guardianes de mujeres’ (maridos, padres o varones al cargo de mujeres, sean quienes sean) podrían ser reprendidos por no hacer cumplir con la norma a protegidas. Se ponen los pelos de punta leyendo los términos que emplean estos talibanes. Son los mismos que han cerrado las escuelas a las que iban las mujeres a aprender a leer y a escribir, a cursar estudios que les hubieran permitido una vida independiente.

Esta muy bien que ayudemos al pueblo ucraniano que sufre la invasión rusa. Es maravilloso ayudar, tanto como repugnante es el abandono que sufren millones de mujeres en Afganistán gracias a que nos hemos puesto de perfil. Ellas son las mismas a las que se les prometió que no serían olvidadas por Occidente. La pena y el compromiso nos dura lo que las imágenes dejan de aparecer en la pantalla del televisor.

El drama de las mujeres en el mundo entero es doloroso e insoportable. Lo de Afganistán es pavoroso. Y lo de los países en los que se casan a las niñas con adultos, en los que se practica la ablación del clítoris o se les trata como animales de carga, es triste y repugnante.

Parece lejano ¿verdad? Pues muy cerca de usted se está maltratando a una mujer en este momento; muy cerca de usted come y duerme la siesta un putero (se llaman así aunque suene como una detonación mortal) que no duda en acostarse con una mujer, tal vez una niña, que ha sido obligada a prostituirse; muy cerca de usted han violado a una mujer durante los últimos días... Siempre nos parece espantoso lo que sucede lejos (lo es) y, al mismo tiempo, tratamos de normalizar lo que tenemos a nuestra vera. Hipocresía máxima se llama.

Tal vez seamos un poco más talibanes de lo que creemos y de lo que estaríamos dispuestos a aceptar como cierto. Se podrían repetir las preguntas anteriores con ligeros cambios: ¿Algunos no recuerdan que están en este mundo gracias a su madre? ¿No tenemos a nadie cerca que nos explique lo que dicen (en realidad) los libros sagrados (Biblia) de los que sacamos ideas tan nauseabundas? ¿Por qué temen tanto los hombres occidentales a las mujeres y las quieren pulverizar sin compasión?

Nos está quedando un mundo bastante asquerosito.