Lo podían haber dicho antes, en primavera, que nos hubiera dado tiempo de criar un pavo, un cochino o un cabrito. Resulta que chupar cabezas de gambas, carabineros, cigalas y otros crustáceos es muy perjudicial para la salud. Lo han dicho los de la Agencia de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición. Lo sueltan ahora, en Navidad, cuando millones de personas tenemos el congelador lleno de marisco comprado en septiembre para cogerlo más barato. El cadmio es malo para el riñón, dicen, aunque se refieren al consumo excesivo, como si la cosa estuviera para mucho marisco. Y aquí no podemos decir eso de que si no hay para almejos, cangrejos, porque este crustáceo es cadmio puro y duro. Me acordé anoche de Antonio Rodrigo Torrijos, de IU, algo preocupado por cómo andará, y de Fernando Mallet, gerente de Mercasevilla. ¿Cómo andarán de los riñones? También estoy preocupado por mí porque llevo media vida chupando cabezas de gambas, langostinos y camarones, aunque de los camarones que venden en La Puebla del Río no han dicho nada. En realidad las gambas compensan porque chupamos las cabezas, aunque más que chuparlas, lo bueno es triturarlas en la boca para que suelten todo el cadmio de golpe, ese caldito algo fosco tirando a sucio con un sabor a mar incomparable al que pueda soltar cualquier otro bicho del mar. Chupar las cabezas, o triturarlas, y comerse las patitas son dos de los grandes placeres del atracón de marisco navideño. Las patitas de los langostinos tigres son buenas para el cutis y las varices. Y del cangrejo, como del cerdo, se aprovecha todo, aunque los ojitos dicen que, comidos en abundancia, nos dejan impotentes y más que la gota, provocan chaparrones de ácido úrico. Todo esto te lo largan en febrero y vale, lo agradeces, pero no ahora, que dentro de una semana será Nochebuena. El desperdicio que va a haber de cabezas de gambas, langostinos y cigalas esta Navidad, será tremendo. Pues no creo que sea para tanto y que algo habrá detrás de esta alarmante información, como suele ocurrir casi siempre. El secreto está en comer un poco de todo, pero solo un poco y no darse atracones de colesterol o ácido úrico. Habría que comerse un camión de gambas al año para correr algún peligro, y después de que Sánchez haya intervenido a la Junta, mejor comerse a un guardia civil que un carabinero.