¡Al calor «bye bye» con mi paipái!

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31 may 2020 / 04:12 h - Actualizado: 29 may 2020 / 13:25 h.
  • ¡Al calor «bye bye» con mi paipái!

Hoy voy a contaros algo en clave refrescante, a ver si logramos olvidarnos un poco del calor. Hace unos días se celebró en mi pueblo, Tomares, una bonita misa de romeros a la que asistí con mi chico. Llegamos con tiempo de antelación ya que sólo se permitía la mitad del aforo, cada asiento estaba escrupulosamente separado del vecino, todos los asistentes llevaban sus mascarillas y nos habíamos desinfectado las manos antes de entrar. Tomé posesión de mi asiento y miré a Alonso, mi chico, que me sonreía con la mirada (sí, los ojos pueden sonreír incluso cuando no podemos ver la boca). Abrí mi bolso y saqué un simpático paipái amarillo con intención, ya sabes, de esos amarillos energéticos que te recuerdan a la abeja Maya... Me lo quedé mirando unos segundos, contuve la risa porque era como si tuviese en mi mano un farolillo de la feria... El paipái es una especie de abanico de palma en forma de pala, comencé a agitarlo con ganas, como queriendo echarme encima palazos de aire, el calor de las tardes sevillanas "enmascarilladas" es verdaderamente sofocante... "¡Qué fresquito!" -gritaba en mi interior-, casi podía sentirse el sonido de aquellas paladas de aire, era original, sonaba distinto al resto de abanicos que vigorosamente agitaban algunas de las señoras allí presentes...

La coreografía de muñeca

El único problema fue que, al poco tiempo, empezó a molestarme la muñeca. Alonso pareció percatarse, me hizo un gesto con la mano, un movimiento rítmico sutil que parecía ser la coreografía de muñeca perfecta para el efectivo funcionamiento del paipái. Si aquella coreografía hubiera llevado música, casi con toda seguridad habría sido música clásica para acompañar la suavidad de aquel movimiento... La muñeca ya no me molestaba y en lugar de una tempestad eólica, empecé a sentir el tranquilo vaivén de las olas de aire en mi cara, la vehemencia se apartó para darle paso al disfrute...

La sensación de calor se iba diluyendo en un mar de relax y entonces me dió por pensar que lo que me había pasado era una curiosa metáfora de la vida... En no pocas ocasiones se nos presentan circunstancias inoportunas que provocan sensaciones molestas (como el calor), contamos con herramientas para provocar un cambio (el paipái) pero al usarlas erróneamente provocamos efectos no deseados (el dolor de muñeca), lo que nos puede llevar a pensar que la herramienta no funciona y sentirnos a merced de las circunstancias... Sin embargo, todo puede enderezarse cuando aceptamos algún consejo que nos hace modificar nuestra acción (la coreografía de muñeca de Alonso) y así es como comenzamos a generar satisfacción.

El mensaje "paipaidero"

Pues sí, entre Alonso y el paipái amarillo chillón, me habían dado una buena lección... ¿Qué cuál es el mensaje "paipaidero"? que la PAz Interior es lo primero... Y como el paipái es muy listo, me lo repite por duplicado, por si no me entero: PAz Interior, PAz Interior (PAIPÁI). Tenlo claro, cuando creas que no puedes hacer nada, que "esto es lo que hay", ¡provoca el cambio con tu paipái!