Viéndolas venir

Al menos el COVID tendrá arreglo

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Álvaro Romero @aromerobernal1
04 ene 2021 / 07:45 h - Actualizado: 04 ene 2021 / 07:46 h.
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  • Al menos el COVID tendrá arreglo

La situación contra el COVID-19 es bastante más esperanzadora que hace tres, seis, nueve meses. Existe una experiencia clínica, ciudadana y hasta biológica, y sobre todo existen vacunas. Pero, cuando más cerca estamos del fin, las administraciones tienen que advertir todavía, cansinamente, a tanta gente para que tome las medidas de seguridad; siguen proliferando los negacionistas de todo; continúan haciendo su labor los que culpaban al 8-M; y hasta salen gilipollas al amanecer queriendo subir a la nieve. Saldremos, no me cabe duda, pero el costo será como en cualquier obra: multiplicado absurdamente.

Porque al menos el COVID tendrá arreglo. Ya lo está teniendo. Pero arreglar otras goteras sociales costará muchísimo más. La primera de ellas es esa sempiterna lucha de balde de los forofos de un bando contra el otro. La pandemia, que dura ya lo que un parto, se ha vivido en España como un asunto tremendamente politizado.

Más allá de todas esas teorías conspiranoicas de laboratorios que no han desaparecido, solamente en nuestro país se ha tildado al científico que salía por la tele a explicarnos la situación de pelele del Gobierno, hasta que el propio científico cayó en la tentación de hacer de pelele de la tele y lo han retirado a un tercer plano, al menos mientras el propio Gobierno piensa en la transición del ministro correspondiente a candidato. Es decir, todo política.

Solamente en España hemos aguantado a una caterva de lumbreras del gin-tonic criticando cada cual al partido de enfrente porque consideraban en cada momento que hacían justo lo contrario de lo que debía hacerse, que solo ellos sabían aunque nadie les preguntara.

Solamente en España hemos tenido que oír que determinados gobernantes eran asesinos porque todo este cuento del virus era una excusa para cargarse a gente. Y no ha pasado nada, como siempre. Pero ninguno de ellos ha asomado la cabeza ahora para reconocer que los coletazos de la pandemia les han tirado excesivamente de la lengua y, ahora que Alemania está encogida sobre sí misma, no saben qué hacer con ella.

Lo único que se podría haber parido en claro después de estos embarazosos nueve meses es una definitiva valoración de la ciencia y de quienes se dedican a ella para que, en adelante, la inversión en investigación sea un asunto de estado, como lo debería ser la Educación. Pero ya ven el panorama: lo único que abundan son los maleducados que abarrotan los centros comerciales para ver cómo las estrellas de la telebasura destrozan la límpida ilusión de sus propios hijos en los Reyes Magos, mientras ellos aseguran, con la copa en la mano y la mascarilla en el codo, que todo lo que está sucediendo es un negocio muy gordo. Gordísimo.

Por eso les decía que al menos el COVID-19 va a tener arreglo.