Ayer, asistimos al duelo dialéctico entre Alba Carrillo y Cristina Porta, dos colaboradoras de los programas de televisión encuadrados en lo que se conoce como telebasura, dos colaboradoras que buscan hueco en programas menos truculentos (Porta es periodista deportiva y Alba Carrillo se acopla a las ediciones más desahogadas de los programas de información general). Asistimos a un duelo desigual en el que se llevó el gato al agua la señora Carrillo. Desde el primer directo a la mandíbula (primera frase dirigida a Cristina Porta) el combate se puso de cara para Carrillo. ¿Por qué esta clara victoria si ambas han estudiado, han trabajado en televisión sin descanso, han participado en realities con gran éxito y han vivido romances televisivos?
Alba Carrillo, sencillamente, asume lo que es y se gusta. Sabe que la tele es un espectáculo cutre y que si ella participa es para que el escándalo le acompañe sin remedio. Sabe que se gana dinero haciendo lo que hace en su vida privada para hacerlo público en las pantallas. No se avergüenza, no reniega (salvo que crea que se comete una injusticia con ella) y no duda en liarla si llega el caso. Cristina Porta sigue intentando parecer una periodista seria que ha llegado de rebote a un mundo que detesta y que desprecia sin paliativos (eso es lo que quiere aparentar), pero no cuela y factura como la que más y participa como la que más. Le atrae el show televisivo aunque lo niegue. Y esto es lo que no perdona el espectador. Al final, la honestidad (aunque sea para admitir que eres un parásito y vives del cuento) se valora positivamente; negar la evidencia y querer parecer una cosa siendo otra está muy castigado.
Alba Carrillo se pone arrabalera sin tapujos y suelta una fresca a la más pintada. Porta trata de guardar las formas ante situaciones que no lo permiten y hace el ridículo. Alba Carrillo es ocurrente y graciosa al enfrentarse con un oponente; Cristina Porta parece de cartón piedra y graciosa, lo que se dice graciosa, no es.
Alba Carrillo se llevó por delante a Cristina Porta. Volvería a pasar una y otra vez salvo que Porta asumiera que es lo que es; que lo de periodista lo va a tener que aparcar si quiere ganar pasta de verdad.
Alba Carrillo es una especie de diosa televisiva. Es bastante inestable. Una diosa inestable, por tanto. Cristina Porta es una periodista arrepentida. Y eso es poco.