La Tostá

Algo más que trabajadoras

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
09 mar 2022 / 06:40 h - Actualizado: 09 mar 2022 / 06:43 h.
"Día Internacional de la Mujer","La Tostá"
  • La Niña de los Peines. / El Correo
    La Niña de los Peines. / El Correo

Ayer fue el Día Internacional de la Mujer y no escribí nada. No de la mujer trabajadora, como decían algunos en las redes sociales, sino de la mujer en general. De las vagas, también. Es que no me gusta hacerlo cuando toca, porque me parió y me crió una mujer que trabajó de día y de noche para darme de comer y educarme, pero no era importante solo por eso, sino por muchas más cosas. Ayer volví a leer nuevos comentarios sobre lo difícil que lo tuvieron las mujeres para dedicarse al flamenco, algo que no es verdad por mucho que se empeñen las feminijondas en demostrar lo contrario. También hubo hombres que no se pudieron dedicar al cante, el baile o el toque porque se encontraron con la negativa familiar. Es verdad que un padre de aquella época no veía con buenos ojos que una hija bailara o cantara en el Café del Burrero, por la reputación de los cafés cantantes del XIX. Todavía hoy hay padres y madres que no quieren hijas artistas, sino abogadas o arquitectas. Conozco algunos casos. ¿Hasta cuándo vamos a estar diciendo que a la mujer no se la ha reconocido su papel en el flamenco, hasta ahora? Es un insulto para aquellas mujeres que hace siglo y medio llenaron los cafés cantantes para las personas que venían del mundo entero a disfrutar del arte jondo, gitano, andaluz o flamenco: cantando, bailando o tocando la guitarra. Sí, en aquellos años había mujeres guitarristas, más que ahora. Entonces, ¿los machistas eran los hombres de la época y no los de ahora? No hay ni un solo cantaor que se haga acompañar a la guitarra por una mujer, cuando las hay muy buenas. Digo con frecuencia, no porque quede exótico en un espectáculo para trincar la subvención del feminismo jondo. La Niña de los Peines cobraba más por subirse a un escenario que la inmensa mayoría de los cantaores de su tiempo. La Niña de la Puebla tenía su propia compañía de cante, cuando muchos cantaores eran asalariados de otros cantaores. Carmen Amaya conquistó el mundo, los grandes teatros, cuando decenas de bailaores eran segundones en cafés o ventas de carretera. ¿Hablamos de La Argentinita, de Amalia Molina o de Pastora Imperio? ¿No es un insulto hacia ellas, las pioneras, que hablemos del papel de la mujer flamenca, ahora, como si antes fueran solo figuras decorativas? Podemos irnos un siglo atrás y ya eran las reinas del baile mujeres como Petra Cámara, La Nena, Pepita Oliva, la Vargas de Cádiz o La Campanera de Sevilla. Y más atrás todavía, si quisiéramos. La mujer andaluza siempre ha tenido un papel importante en este arte. Y del teatro o el café se iban a sus casas a criar hijos y a atender a sus maridos según los cánones de la época. Sí, eran mujeres valientes, artistas, trabajadoras dentro y fuera de casa. Guerrilleras, adelantadas a su tiempo, golfas cuando había que serlo y señoras de pies a cabeza cuando era menester. No las insulten más, por favor.