Andalucía está formada por ciudades

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13 feb 2022 / 04:40 h - Actualizado: 12 feb 2022 / 17:42 h.
  • Andalucía está formada por ciudades

Sí. Andalucía está formada por ciudades (y villas, aldeas, lugares, barriadas). Municipios. Localidades. Las ciudades forman Andalucía. Las ciudades, no las capitales, ni las provincias, siempre prestas a ocultar las ciudades. Casi ochocientas ciudades, localidades, municipios, son Andalucía. Y cuanto acontece en cada una de ellas, es Andalucía. Andalucía es nación de artistas, pensadores, filósofos, científicos, emprendedores, poetas, músicos, escritores, escultores, pintores. Velázquez, Columela, Averroes, Picasso, Herrera, Taillefer, Pumar, Ybarra, Heredia, Arcos, Moctezuma, de la Rosa, Valdés, Cernuda, Alonso Cano, Rodríguez-Acosta, Grosso, Murillo.

Cada uno de ellos es un valor de Andalucía. Murillo, tan sevillano como malagueño o alcalaíno. Como Cervantes es alcalaíno, sevillano ó almeriense. Y Picasso es lucense, y Columela coriano, y Vázquez Diaz roquetero, María Zambrano palmeña ó Sanchez-Dalp martense. Pero sólo Sevilla y Córdoba celebraronn el IV Centenario del nacimiento del genial pintor, ó sólo Málaga rinde tributo a Picasso. No es preciso que la obra esté repartida, para reconocer su valor y el valor que aportan a Andalucía. Todos son un valor de Andalucía. Todos destacaron y destacan a nivel mundial y eso es orgullo de Andalucía. Murillo por eso y por creador de una Escuela de pintura que trascendió ampliamente el extenso término municipal con que contaba la ciudad en aquel momento y los límites terrestres y marítimos de Andalucía.

El Año Murillo, conmemoración de su IV Centenario, terminó, con una programación de altísimo nivel por su calidad, dirigida a todos los públicos, a todos los estratos, a todos los barrios, a todos los escenarios y a todos los visitantes. Si es lógico que la ciudad dónde nació recuerde su obra y, por añadidura, obtenga repercusión y notoriedad, también sería lógico que otras muchas acompañaran en este homenaje merecido por su calidad, por su capacidad innovadora. Por su actualidad. Sevilla “traía” el Carnaval de Cádiz, críticas incluidas, hasta que un banco se quedó con el capital de la Caja San Fernando, la más solvente hasta llegar las leyes concentradoras, y el banco beneficiado demostró que, como “la pela es la pela”, más gana cuanto menos gaste. Cuanto menos gaste en lo andaluz, claro. Pero un banco nunca alcanzará ni de lejos la sensibilidad de las defenestradas cajas, menos aún la de cualquier ciudad. Por eso las ciudades deberían hacer suyo todo cuanto es andaluz. Todas. Con más motivo aquellas que gozan de un movimiento cultural más activo.

Córdoba respondió al Año y con ese motivo organizó actividades, entre ellas “la estela de Murillo”, enlazada incluso en fecha simultánea con Sevilla. De esta forma, en esta y otras muchas actividades que se dan aisladas en otros sitios, se podría construir Andalucía. Sólo es necesario darles carácter común, solución de continuidad. Una Andalucía más solidaria consigo misma. Cohesionada. Vertebrada. La vertebración también es labor de los ayuntamientos. También, no. Preferente. Encerrarse cada cual en su cascarón, no beneficia ni siquiera a los más fuertes. Si la República andaluza debe ser una federación de municipios, los municipios deben ser autónomos, pero se encuentran en una superficie común. Y eso es más que el territorio. No es cierto que deban ni puedan constituirse en “reinos independientes”, porque entre ellos hay una interdependencia natural. La coincidencia entre un exacerbado sentimiento españolista, con un acendrado acento localista, es incoherencia, inconsciencia, inconsecuencia. Las ciudades se complementan y se necesitan. Tan malagueño es Murillo como Picasso sevillano ó Lorca jerezano ó Giner de los Ríos ubetense.

El localismo, ese localismo torpe, protagonista y egoísta, que torpedea las áreas metropolitanas y las mancomunidades, debe dar paso a la cooperación. Unidos somos más y más fuertes. Las ciudades andaluzas deberían dejar de lado el cateto protagonismo, salir del cascarón de su estrechez mental y darse cuenta que el bienestar del vecino puede ser, es, bienestar para todos. Que bien planteado, lejos de reclamar lo que hacen los demás, colaborar con los demás enriquece y permite abrir la mente para alcanzar objetivos y beneficios propios. En vez de enfrentamientos, colaboremos, cooperemos y ayudémonos mutuamente. Somos vecinos, somos hermanos. Nos une muchísimo más de lo que pudiera separarnos. Nadie perderá su idiosincrasia que, dicho sea de paso, no es tan distinta de la del pueblo de al lado, pero conseguiremos mucho más. Debemos hablar menos de “globalización” para justificar todos los desmanes del capitalismo, mientras cada cual se encierra y aísla en su personal burbuja.

No podemos seguir justificando, todos los abusos del capitalismo monopolista y salvaje, en una supuesta “globalización” que sólo es poder mundial de las grandes corporaciones económicas, y al mismo tiempo, en lo cultural, social y humano presumir de “internacionalismo” encerrados en una frontera pirenaica ni en un término municipal, capaces tan sólo de asfixiarnos en nuestro ego personal-local.