Igual que hace unos días en esta misma sección condenaba sin paliativos el asesinato de una persona de raza negra en Estados Unidos, que ha violentado al mundo entero, también sostengo que eso no quiere decir que, como oigo declarar a algunos manifestantes, haya que dar cobijo en España a esas personas que desgraciadamente andan por esos mares de la mano de Dios por culpa del ser humano.
Aquí en España, por ahora, y con más motivo que antes de la pandemia y su estado de alarma –que aún no ha terminado-, primero tendremos que barrer la casa antes de recibir más visitas, ya estoy hasta la coronilla de tener que aguantar demagogias supuestamente progresistas y también de que se me pueda aplicar ese puritanismo tan antiguo consistente en pensar que, como no lloro, es que no siento nada por la persona a cuyo entierro he acudido. El que llora gana siempre, el que no lo hace de forma explícita es una persona sin entrañas o incluso un fascista.
Las instituciones que atienden los asuntos sociales están llenas de ciudadanos que solicitan la asistencia mínima vital, hay comedores de beneficencia que sirven al día 300 y 400 comidas muchas de ellas a jóvenes, a jóvenes, señoras y señores, a los que se les está diciendo que –definitivamente- vivirán peor que nosotros, sus padres, incluso que sus abuelos, ¿qué se puede esperar de un mundo y de un país así? No tenemos pañuelos para nuestros mocos y hay que admitir a más personal, no tenemos respiradores para todos ni hemos acometido una reforma sanitaria a fondo por si llega un rebrote de esta pandemia u otra similar o peor y me están diciendo que vengan más foráneos, ¿qué pretenden esos progres a la violeta de mente supuestamente solidaria, que tratando de evitar el renacimiento del fascismo y del nazismo lo provoquen de verdad?
El dinero de los ERTE no acaba de llegar por completo, hay ERTES que se van a convertir en ERES, no sabemos si las pensiones van a sufrir un tijeretazo, el Banco de España confiesa que la cosa está peliaguda, las autonomías sostienen que con los recientes 16.000 millones a repartir entre las 17 hay para poco, el dinero de la UE es preciso devolverlo en una economía en recesión, los bancos nunca pagarán lo que les dimos de nuestro propio bolsillo, estamos ya ayudando desde hace años a millones de inmigrantes a los que no se les niegan sus derechos, a veces es al revés, viven en España de forma irregular y aun así tienen trabajo, subvenciones y sus necesidades básicas cubiertas...
¿Qué se creen algunos débiles de mente, que esto es Jauja?, ¿que aquí atamos a los perros con longanizas? A ver si vamos a tener que aplicarles un sketch parecido al que en la Navidad de 2015 lanzó en TVE José Mota (por cierto, yo creo que está censurado en parte). Llaman a la puerta del apartamento de un sujeto y cuando abre le dicen. “¿Es usted el que lanzó por las redes sociales un llamamiento solidario contra el racismo y a favor de la solidaridad?”. “Sí”. “Pues aquí le traemos a una familia africana que acabamos de rescatar para que la alimente con su dinero y le dé trabajo en su hogar”.
Sé que el asunto no es para bromear con él, Mota lo hizo, estaría harto de hipocresías y de soluciones parche tipo La vida de Brian, como yo lo estoy. A ver si por aplicar los derechos humanos -que parecen quererse más para los de fuera que para los de dentro- va a ser peor el remedio que la enfermedad.