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La Tostá

Antonio el Macareno era de Pruna

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
19 nov 2023 / 08:22 h - Actualizado: 19 nov 2023 / 08:26 h.
"Flamenco","La Tostá"
  • Panorámica de Pruna. / Foto: Jrnogueras
    Panorámica de Pruna. / Foto: Jrnogueras

Siempre habíamos tenido al famoso cantaor Antonio el Macareno, del siglo XIX, como sevillano de cuna, pero llevando a cabo una investigación en censos de vecinos de Sevilla y Madrid, resulta que este cantaor era de la localidad sevillana de Pruna, donde seguramente no lo sabían porque nunca se había hablado de esto. Nació en este pueblo en 1882, según el padrón de la capital de España de 1915, donde aparece viviendo con la afamada cantaora gaditana Josefa Díaz Fernández, Pepa Oro, hija del torero gaditano Paco Oro y célebre por aflamencar la milonga argentina.

Por eso hemos sabido que Antonio Valiente Tineo, El Macareno, era el célebre cantaor, porque aparece viviendo con ella en la capital de España y eso sí se sabía, que se afincó en Madrid con la artista gaditana a principios del siglo XX, cuando él y otros muchos artistas flamencos dejaron Sevilla para trabajar en los cafés cantantes de Madrid. Ya se sabe, pues, que El Macareno era de Pruna y que con dos o tres años de vida abandonaron el pueblo para vivir en Sevilla, en la Macarena y alrededores, de ahí lo del remoquete artístico. Aparecen también algunos hermanos, y una hermana se fue con él a Madrid.

En 1898, Antonio el Macareno aparece viviendo con sus padres, Juan y Dolores, en el número 1 de la calle Arrayán de Sevilla, en el barrio de la Feria, con solo 13 años. Según el citado censo de 1915, llevaba ya once años viviendo en la Villa y Corte, o sea, que se fue de Sevilla en 1904, cuando lo hicieron también otros cantaores como Manuel Escacena, Bernardo el de los Lobitos, Antonio Revuelta y la rondeña Paca Aguilera, que vivió años en Sevilla. También Don Antonio Chacón abandonó nuestra ciudad para afincarse en Madrid, como hicieron igualmente Fosforito el de Cádiz y su esposa, la bailaora jerezana Marquita Malvido, la también bailaora jerezana Isabel Santos o nuestra Pastora Imperio con su madre, la famosa Rosario la Mejorana.

Eligieron el mismo camino Pepe el de la Matrona y Fernando el Herrero, que era natural de las Cabezas de San Juan. En Sevilla habían cerrado ya algunos cafés cantantes importantes, como El Burrero y el de Silverio, y el dinero estaba en Madrid, donde aún no habían obligado a cerrar a los cafés, los diez o doce que hubo en aquella fecha. Fue en 1908, cuando ordenaron cerrarlos y muchos artistas tuvieron que buscarse la vida en tabancos de mala muerte y locales modernos a los que los señoritos iban más a comer y alternar, que a escuchar buen cante jondo.

En Sevilla habían abierto el famoso Salón Novedades, en concreto en 1897, aprovechando la decadencia de El Burrero y que habían cerrado ya otros como los de Silverio y Juan de Dios Domínguez, el hijo del torero y cantaor El Isleño. No hay constancia de que El Macareno cantara alguna vez en este café, pero tuvo que ser buen cantaor cuando actuaba en los cafés de Madrid junto a importantes artistas y llegó a grabar unos cuantos discos de pizarra, aunque no muchos. Cantaba en la línea de los cantaores de aquel tiempo, como el Niño Escacena, Revuelta, El Diana o el Niño de Cabra. Una de sus últimas actuaciones la tuvo en Madrid, en el homenaje que le organizaron a José Ortega Morales en el Teatro Barbieri, cantando con Chacón, Manuel Torres, Rita Ortega La Morala, Patricio el Feo o la sevillana Salud Rodríguez, una de las hijas bailaoras de Juan Manuel El Ciego, el guitarrista invidente del barrio de San Julián.

Según el padrón de Madrid, El Macareno murió el 27 de mayo de 1918 en esta ciudad, en concreto en la calle Manuel Fernández y González, del barrio del Príncipe, en el hostal de su compañera Pepa de Oro. Aunque habrá que confirmar ese dato, ahí acabó sus días El Macareno, con solo 36 años, lo que explica que no grabara más discos, los justos para que hoy sepamos cómo cantaba, con una voz potente y bien timbrada. Un verdadero ruiseñor humano que hubiera brillado en la Ópera Flamenca.


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