Antonio Montes Vico

Diestro sevillano y trianero cuya biografía casi queda plasmada en su azulejo, y que no fue muy conocido por el gran público

Image
28 may 2020 / 07:16 h - Actualizado: 28 may 2020 / 07:17 h.
"Toros"
  • Antonio Montes Vico

TAGS:

Antonio Montes vivía en la calle Pureza núm. 63. (Mejor nombre de calle para un torero no cabe), Diestro sevillano y trianero cuya biografía casi queda plasmada en su azulejo, y que no fue muy conocido por el gran público, fue un referente para Juan Belmonte. Se da la peculiaridad de que tenía una gran sordera lo que lo abstraía de cualquier distracción del público y aumentaba su gran concentración en la lidia. Al diestro trianero está dedicado un azulejo que dice:

“En memoria del matador de toros Antonio Montes nacido en esta Calle de Pureza el 20-XII-1876 y muerto por un toro en Méjico a los 30 años de edad, inspirador de romances e inmortal como El Espartero, Joselito o Gitanillo, fue el ídolo de Juan Belmonte y uno de los grandes diestros de su época.”

Tuvo la doble desgracia de morir y de ser accidentalmente incinerado el fuego que se produjo en su velatorio.

Expone D. Carlos Martínez Shaw (¡) que el propio torero decía:

« ¿Por qué fui torero? Yo era un oficial de carpintero. En mi oficio había llegado, teniendo dieciocho años de edad, hasta donde se puede llegar. Por delante de mí veía muchos años de trabajo y siempre la miseria de un jornal insuficiente hasta para comer».

«La escuela de la capea, del matadero, del tentadero, del maleta de cuadrillas bohemias toreando toros de verdad, al abrigo de la noche y de la luna, con un sucedáneo de muleta y un pantalón hecho sietes».

«Zapatillas más que mareadas, camisola y faja con zurcidos y un viejo traje de luces desechado –sin borlas y casi falto de alamares y caireles– que había pertenecido a José Sánchez del Campo, Cara-Ancha».

La primera cualidad que ya señalaría Selipe I en 1898: «Esta manera de fijar los pies, de aguantar, ceñir y vaciar reposadamente, es el toreo de la buena escuela, es lo que hace tiempo se perdió y parece va a resucitarlo Montes».

Dirá Rafael el Gallo: «Un torero clásico es el que sabe hacer y ejecuta una faena completa, conforme a las tradiciones de las buenas escuelas...El único torero a quien he visto torear clásico de capa ha sido Antonio Montes».

" Matajacas ", de la ganadería de Tepeyahualco era un toro agalgao, astifino y cornidelantero con un pescuezo muy largo.

Realizó un volapié recto durmiéndose en la suerte, fue cogido y volteado, sufriendo una horrible cornada.

Le dijo Montes a Calderón, que removía los muebles de la habitación del hotel después de su fatal cogida de Matajacas:

«Mejó prepara un ataúd y cuatro sirios, porque me siento morí”

Murió a los siete días. En la capilla ardiente, se produjo un terrible incendio con las flores marchitas de las coronas y las cintas funerarias.

Juan Belmonte, no vio nunca torear a Montes. (2)

1.- Fundación de Estudios Taurinos, en Revista de Estudios Taurinos, nº 35, Sevilla, 2014, págs. 247-252, recesionando el libro, Antonio Montes Vico,”Vida y tragedia de un torero de Don Juan Antonio López Delgado.

2.-Manuel Chaves Nogales.-

Juan Belmonte, matador de toros. (4.-Anarquia y jerarquía.)

“Era una gente un poco agria y cruel, que todo lo encontraba despreciable, Bombita y Machaquito eran entonces las figuras máximas del toreo; para la pandilla de San Jacinto eran dos estafermos ridículos. No teníamos más que una superstición, un verdadero mito que amorosamente habíamos elaborado: el de Antonio Montes. Lo único respetable para nosotros en la torería era aquella manera de torear que tenía Antonio Montes, de la que nos creíamos depositarios a través de unas vagas referencias. Todos nos hacíamos la ilusión de que toreábamos como toreó Montes, y con aquella convicción agredíamos implacablemente a los toreros que entonces estaban en auge”.