Apoyar la vida negra aunque no sea tendencia

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Pepa Violeta Pepavioleta
07 jun 2020 / 14:35 h - Actualizado: 07 jun 2020 / 14:36 h.
"Tribuna"
  • Concentración contra el racismo. / Jesús Hellín - Europa Press
    Concentración contra el racismo. / Jesús Hellín - Europa Press

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¿Y si estuviésemos destinados a sometimiento por la misma esencia de la vida, no nos hubiese hecho la naturaleza bestias, sin salir de mujer paridas?. Estos versos de Lolo Simont, extraídos de “Negrura aborrecida”, ponen el punto y seguido a una semana cargada de introspección y activismo antirracista. A veces ser feminista no es suficiente para entender la magnitud de las opresiones. Son muchas, diversas y muy complejas.

Hacer humor blanco a lo Broncano

Daba la impresión que nuestra arrogancia colonial había tocado techo, pero sólo hace falta que se de el escenario perfecto para que nuestro razonamiento “blanco” justifique el uso del humor por encima del dolor ajeno. Con esto me uno a la reflexión que hace mi compañera de Afroféminas, Ayomide Zuri, sobre la la última parodia de Broncano en “La Resistencia” hacia la comunidad negra. Después de una semana intensa de activismo y concienciación, se le ocurre que mostrar la imagen de un perro aplastando con su pata la cabeza de un negro en el suelo, es la aportación más inteligente que puede hacerle al mundo para cuestionar los abusos policiales y las discriminaciones raciales. Independientemente del tipo de programa que hace David Broncano, lo llamativo de esta cuestión es el análisis que podemos hacer de la trivialización del dolor ajeno para legitimar el humor por encima de todo; con un estilo propio de quien no sabe lo que es vivir aplastado por la hegemonía blanca.

El asesinato de Floyd ha sacado a los/as americanos/as de sus cavernas para protestar por la violencia y el racismo. En redes sociales, los actos simbólicos de apoyo, han teñido de negro los perfiles de gente consciente de la presencia de una racismo institucional que ya no toleran (#blacklivesmatter). Por eso, no estaría mal recordarle a Broncano que errar es de humanos y rectificar de sabios. Que el humor es un recurso super valioso para sensibilizar y empatizar, pero no todo vale. La hipocresía, es un poco esto. Hacer ver que me sensibilizo con el racismo, practicando un humor blanco elitista y fuera de contexto. Desde el el respeto que tú no practicas, Broncano, te invitamos a revisar el concepto de perro guardián del que nos habla Chomsky. Al menos para que cuando lo uses como símil para criticar el abuso policial, no acabes convirtiendo tu espacio en uno más de los que disfrazan de cultivada inteligencia, un mensaje pro secta, esa en la que estáis todo los medios complacientes.

No puedo respirar

El asesinato de Floyd el pasado 25 de mayo por agentes de la policía estadounidense, es algo más que un nuevo ataque racista de corte yanqui. Este tipo de crímenes ponen encima de la mesa sesgos de género, de clase, raciales y de territorio. El movimiento feminista consciente de esta complejidad, ha marcado un posicionamiento activista e ideológico diferente, para desmarcarse del uso patriarcal y machista que se hacen de estos hechos por parte de la masa hegemónica.

Existen muchos proyectos afrodescendientes y antirracistas gestionados y dirigidos por personas afros. Entre ellas, muchas mujeres que integran la perspectiva de género en un ideario complejo y a las que deberíamos acudir, antes de desempolvar nuestra bandera pro derechos, que tan progres nos hace sentir. Sentarse a escuchar qué tienen que contarnos esas mujeres y hombres negros/as de sus vidas y la de sus ancestros/as, ponernos en su piel en todos los sentidos. Compartir sentires y pesares desde la hermandad, sin jerarquía ni barreras limitantes.

Me cuesta creer, que si somos capaces de llegar a desprendernos de nuestra opresora blanquitud, nos queden ganas de hacer parodia. La banalización desaparece en el momento que la injusticia nos acelera el pulso. La sentimos como un ataque a nuestra naturaleza humana, como un mordisco en una herida abierta.

Un buen punto de partida podría ser reconocer que algo de racismo (producto de nuestra historia colonizadora, lenguaje racista, cultura...) se esconde en nuestro subconsciente. Aun así, estamos dispuestas a localizar y neutralizar esos inputs cancerígenos. Un primer paso importante puede ser documentarse con relatos escritos por autoras/es afrodescendientes. Mostrar humildad y respeto antes de soltar frases supremacistas del tipo “yo no soy racista, tengo muchos amigos negros” “¿Racista yo?, pero si me encanta África”.

Cuando somos capaces de desprendernos del “yoísmo” y de nuestros “privilegios” empezamos a ver actitudes que nos gustaría que nos estuvieran ahí, pero están. Por eso, este ejercicio de compromiso activista, va más allá de un acto reivindicativo puntual en redes, supone un trabajo diario de introspección. Revisar nuestra ilegítima inmunidad y aprender a escuchar lo que tienen que decirnos ellos/as. Los/as históricamente oprimidos/as. Teorizar está bien, pero para hablar de la causa negra sin ser negro, por favor, desvistámonos de concesiones y abracemos la humildad. No basta con ser inteligente, también hay que parecerlo. Sobre todo, si con nuestros discursos interferimos en la opinión pública, fabricando consenso sin conciencia. Si no al final nos pasa como a Broncano, que su intento fallido de defensa antirracista se acaba convirtiendo en una chapuza. Conductas sistemáticas, mas que previsibles, de quienes usan el poder de la palabra para favorecer a la élite.